Fobia a los besos (filemafobia): causas, síntomas y tratamiento

Este trastorno de ansiedad está relacionado con el miedo a los besos (incluso en los de mejilla).

La filemafobia, también conocida como filematofobia, es la fobia a los besos. Las fobias son trastornos de ansiedad en las que quienes las sufren sienten un gran temor al entrar en contacto con el estímulo fóbico, lo que le provoca una gran ansiedad y, como consecuencia, el intento de evitar dicho estímulo.

Los besos son una gran muestra de amor, pero las personas con este tipo de fobia sienten un rechazo a estos actos llenos de amor. En este artículo hablaremos de las la filemafobia y repasaremos sus causas, síntomas y consecuencias.

Qué es la fobia a los besos

La filemafobia o miedo extremo a besar puede desarrollarse en aquellas personas que piensan que no besan bien (por ejemplo, por alguna mala experiencia) y tienen miedo a hacerlo por lo que los demás pueden pensar de ellos. Esto les causa ansiedad y malestar y por eso evitan este tipo de situaciones.

La fobia a los besos puede provocar problemas serios en la relaciones interpersonales, pues puede hacer que la persona no quiera tener relaciones íntimas o románticas con otras personas y dificulta su interacción social. Este trastorno fóbico puede formar parte de la erotofobia o fobia al sexo.

Otras fobias relacionadas

Ahora bien, la filemafobia también puede relacionarse con otras fobias, que harían que la persona que sufre este trastorno rechace besar a otras para evitar algunos estimulos fóbicos como el mal aliento o el contacto físico.

1. Misofobia

En ocasiones, la filemafobia puede estar relacionada con el miedo a los gérmenes, lo que hace que la persona piense que besando puede contagiarse con alguna enfermedad. Lógicamente esto hace referencia a los “besos en la boca”, pues el individuo piensa que en la saliva pueden haber gérmenes o bacterias que son nocivas para su organismo.

2. Halitofobia

El miedo a los besos también puede estar relacionado con la halitofobia, es decir, al olor que la persona desprende desde su boca. No solo el olor y mal aliento de otros individuos, sino el suyo propio también. Esta condición puede relacionarse con la bromidrosifobia, es decir, el miedo a los olores corporales.

3. Hafefobia

La hafefobia es el miedo a tocar o el miedo al tacto y afecta de manera negativa a la persona que la sufre. Estos individuos pueden sentir una gran ansiedad ante cualquier beso, incluso aquellos en la mejilla. Esto dificulta enormemente las relaciones interpersonales.

4. Miedo a la intimidad y la vulnerabilidad

El beso es un acto íntimo en el que se demuestra amor hacia una persona. Pero algunos individuos pueden sentir un gran temor ante estas situaciones. El miedo a la intimidad puede asociarse a una autoestima baja y una imagen negativa de uno mismo.

Por otro lado, el miedo a la vulnerabilidad tiene que ver, muchas veces, con el miedo al abandono o el miedo a no gustar a otros.

Causas de la filemafobia

Al tratarse de una fobia específica su desarrollo suele tener su origen en el aprendizaje asociativo, pues son muchos los estudios que han comprobado que la gran mayoría de las fobias se aprenden por condicionamiento clásico.

Esto es así porque una experiencia traumática del pasado que causa una fuerte reacción emocional y que originalmente no está relacionada con el estímulo fóbico, es decir, los besos (o la intimidad, el contacto físico, etc.), provoca una conexión entre ambos.

Si originalmente ese estímulo era neutro, tras la fuerte reacción emocional, se convierte en un estimulo condicionado por el miedo, y causa una gran ansiedad y un fuerte deseo de evitación cuando la persona piensa o vive esta situación fóbica.

Pero además de este aprendizaje como causa, otros autores afirman que también hay orígenes biológicos, y que los seres humanos, debido a la genética y la necesidad de la evolución de la especie, somos propensos a sufrir este condicionamiento frente a determinados estímulos, pues el miedo nos ayuda a estar alerta y a sobrevivir (o al menos nos ayudaba en el pasado).

Síntomas de la fobia a los besos

La fobia a los besos presenta la misma sintomatología que otras fobias, lo único que cambia es el estímulo que provoca la reacción. Es decir, que lo que causa malestar y ansiedad son los besos.

La ansiedad, por tanto, es el síntoma característico, y por eso pertenece al grupo de los trastornos de ansiedad. Sin embargo, la sintomatología también incluye:

  • Síntomas físicos: sudoración, hiperventilación y falta de aire, aceleración del latido del corazón, temblores, escalofríos, opresión en el pecho, boca seca, náuseas, mareos, dolores de cabeza....
  • Síntomas psicológicos: pensamientos de que la persona puede contagiar enfermedades mortales, es decir, pensamientos distorsionados.
  • Síntomas conductuales: evitación de la situación o estímulo temido, es decir, los besos.

Cómo superar el miedo a los besos

La filemafobia afecta negativamente a la vida de la persona que la sufre, especialmente a sus relaciones interpersonales. Por suerte, es posible superar este trastorno gracias a la terapia psicológica.

Como cualquier fobia, la forma de psicoterapia que ha demostrado ser más efectiva para esta patología es la terapia cognitivo conductual, que tiene como objetivo la intervención enfocada a los cambios en los procesos mentales (pensamientos, creencias, emociones…) y los comportamientos y conductas que la persona realiza y que pueden ser desadaptativos y disfuncionales.

La terapia cognitivo conductual incluye técnicas de la terapia cognitiva y las terapias de la conducta, y pueden incluirse, entre muchas otras, las técnicas de reestructuración cognitiva, de habilidades sociales, el entrenamiento en resolución de problemas, las técnicas de relajación y las técnicas de exposición. Estas dos últimas se utilizan con mucha frecuencia para el tratamiento de las fobias.

En cuanto a las técnicas de exposición, la desensibilización sistemática ha resultado ser muy efectiva, y consiste en exponer al paciente de manera gradual al estímulo fóbico. Esta técnica, además, fomenta habilidades de afrontamiento más útiles para el paciente cuando se encuentra en la situación que le provoca ansiedad o malestar.

Pero la terapia cognitivo conductual no es la única forma de tratamiento, sino que la terapia cognitiva basada en Mindfulness (MBCT) también parece funcionar muy bien para este tipo de trastorno y otros trastornos de ansiedad.

En casos extremos, la administración de fármacos ansiolíticos también es una opción terapéutica; no obstante, siempre debe combinarse con la psicoterapia.

Psicólogo de las organizaciones

Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires. Máster en Recursos humanos y experto en comunicación empresarial y coaching. Posgrado en Nutrición y Alimentación Sanitaria y Social por la UOC. Especialmente interesado en el bienestar y el deporte.

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