El doomscrolling es un fenómeno relativamente reciente que ha ganado relevancia en la era digital. Consiste principalmente en la acción compulsiva de desplazarse por contenido negativo en redes sociales o sitios de noticias, especialmente en momentos de crisis globales. Durante eventos como la pandemia de COVID-19, desastres naturales o conflictos políticos, las personas tienden a consumir grandes cantidades de información alarmante, lo que puede generar efectos perjudiciales para la salud mental.
El acceso continuo a noticias negativas, amplificado por algoritmos que priorizan este tipo de contenido, refuerza la ansiedad, el estrés y el malestar emocional. Aunque inicialmente las personas buscan mantenerse informadas, el doomscrolling a menudo conduce a un ciclo de angustia y sobrecarga mental. En este artículo, exploraremos cómo este comportamiento afecta el bienestar psicológico, los factores que lo promueven y algunas estrategias para reducir su impacto, promoviendo un uso más consciente de la tecnología.
¿Qué es el doomscrolling?
El término doomscrolling hace referencia a la tendencia compulsiva de desplazarse por grandes cantidades de contenido en redes sociales y sitios de noticias, particularmente de carácter negativo o relativo a acontecimientos de crisis global o eventos estresantes. El término combina las palabras en inglés “doom” (traducido como maldición o fatalidad) y “scrolling” (desplazamiento del contenido en una pantalla). Surgió a medida que la tecnología móvil y las redes sociales facilitaron un acceso continuo a información, y las personas comenzaron a desarrollar el hábito de buscar y consumir noticias alarmantes de forma obsesiva.
La naturaleza del doomscrolling está vinculada con la predisposición psicológica del ser humano a prestar más atención a las noticias negativas que a las positivas. Esta tendencia, conocida como “sesgo de negatividad”, tiene raíces evolutivas, ya que el estar alerta ante el peligro ha sido crucial para la supervivencia. Sin embargo, en el contexto moderno, en el que el flujo de información es inagotable, este sesgo puede llevar a una saturación emocional. Las personas a menudo buscan información para sentir que tienen el control o están informadas sobre situaciones preocupantes, pero el consumo constante de noticias angustiantes solo refuerza sentimientos de ansiedad y estrés.
El doomscrolling se ha intensificado a partir de eventos recientes como la pandemia de COVID-19, las crisis políticas y los desastres naturales. Las redes sociales, con su diseño que busca mantener al usuario enganchado, exacerban este fenómeno al mostrar contenido que genera fuertes reacciones emocionales. Cada desplazamiento hacia abajo puede llevar a más contenido, coordinado por los algoritmos, generando un ciclo interminable que puede afectar gravemente la salud mental.
Sus efectos en la salud mental
Como venimos comentando, el doomscrolling puede tener un impacto significativo en la salud mental, ya que perpetúa un ciclo de exposición constante a contenido negativo, que afecta el bienestar emocional y psicológico. Este comportamiento no solo amplifica el estrés y la ansiedad, sino que también puede desencadenar problemas más graves como la depresión, el agotamiento mental y la dificultad para desconectar de los pensamientos angustiantes.
1. Ansiedad
Uno de los efectos más comunes del doomscrolling es el aumento de la ansiedad. A medida que las personas consumen noticias alarmantes sobre crisis globales, desastres civiles o conflictos políticos, se sienten cada vez más abrumadas por la magnitud de los problemas que nos rodean, generando una sensación continua de impotencia. Este bombardeo de información negativa hace que el cerebro se mantenga en un estado de alerta continua, lo que afecta la respuesta de “lucha o huida”. Con el tiempo, este estado de hiperalerta puede derivar en ansiedad crónica, dificultando la capacidad para relajarse y descansar.
2. Depresión
El impacto en la depresión también puede ser considerable. El doomscrolling refuerza una visión pesimista del mundo, en la que los problemas parecen inabordables y sin una solución clara ni inmediata. Esto puede llevar a un ciclo de retroalimentación negativa, en la que la persona, en lugar de sentir alivio al mantenerse informada, se siente más atrapada y sin esperanza. El aislamiento social, a menudo resultado de este hábito, también contribuye a la aparición de síntomas depresivos, ya que la desconexión de interacciones positivas y de apoyo exacerba el malestar emocional.
3. Adicción
La adicción al doomscrolling también puede tener consecuencias cognitivas, como la dificultad para concentrarse, el agotamiento mental y el insomnio. El desplazamiento interminable por contenido negativo sobreestimula el cerebro, lo que afecta la capacidad de procesamiento de la información y provoca fatiga mental. Además, el hecho de que las personas realicen esta actividad antes de dormir puede alterar los patrones de sueño, ya que el contenido negativo incrementa la activación emocional justo en momentos en que el cuerpo debería comenzar a relajarse.
4. Bienestar
Investigaciones recientes sugieren que el doomscrolling se relaciona con un deterioro general del bienestar. Un estudio publicado por la revista Psychological Trauma en 2021 mostró que las personas que consumen noticias catastróficas durante largos periodos experimentan niveles más altos de angustia psicológica y síntomas de estrés postraumático. Este patrón, sostenido en el tiempo, puede derivar en problemas graves para la salud mental y emocional, afectando la calidad de vida y las relaciones interpersonales.
Factores que promueven el doomscrolling
El doomscrolling no ocurre en un vacío; existen diferentes factores que pueden promoverlo y exacerbarlo, haciéndolo difícil de evitar. En esta sección, delimitaremos algunos de los factores que pueden promover la puesta en práctica de esta conducta autodestructiva.
1. Diseño de plataformas
Uno de los principales factores es el diseño de las plataformas digitales y sus algoritmos. Las redes sociales, sitios de noticias y aplicaciones están diseñados para captar y mantener la atención del usuario, mostrando contenido que genera fuertes reacciones emocionales, especialmente noticias negativas o sensacionalistas. Los algoritmos priorizan este tipo de contenido porque, al provocar miedo o preocupación, el usuario es más propenso a seguir desplazándose y consumiendo más información. Este ciclo de retroalimentación continua favorece el doomscrolling.
2. FOMO
El FOMO (Fear of Missing Out, traducido como miedo a perderse algo) también juegan un papel importante en el doomscrolling. La constante necesidad de estar al tanto de lo que sucede en el mundo, combinada con la naturaleza en tiempo real de las noticias y las actualizaciones en redes sociales, impulsa a las personas a seguir buscando información, incluso si esta es perturbadora. Esta compulsión por no perderse ningún detalle alimenta el ciclo de desplazarse interminablemente por noticias alarmantes, lo que aumenta el estrés y la ansiedad.
3. Incertidumbre global
Otro factor clave es la incertidumbre global vivida en torno a diferentes acontecimientos de la actualidad. Las crisis recientes, como la pandemia de COVID-19, los desastres climáticos y las tensiones políticas, han generado un ambiente de incertidumbre constante. Esta falta de control y previsibilidad en el entorno hace que muchas personas recurran al doomscrolling como una forma de intentar comprender o anticipar lo que puede llegar a pasar. Sin embargo, en lugar de proporcionar alivio, este comportamiento solo perpetúa el malestar emocional en sí mismo.
4. Adicción a las redes
Finalmente, la adicción a las redes que, al mismo tiempo, puede llegar a generar el doomscrolling, también puede contribuir al desarrollo del mismo. Las personas suelen recurrir a sus dispositivos móviles como una forma de entretenimiento o escape, pero el diseño de las plataformas facilita el acceso a contenido negativo, haciendo que el doomscrolling se convierta en un hábito difícil de romper.
Estrategias para reducir el doomscrolling
Reducir el doomscrolling es crucial para proteger la salud mental, y existen varias estrategias efectivas para lograrlo. A continuación, propondremos algunas técnicas y alternativas que pueden ayudarte a liberarte de estas pulsiones internas.
1. Límites de tiempo
Uno de las más importantes es el establecimiento de límites de tiempo en el uso de redes sociales y aplicaciones de noticias. Usar herramientas que limiten el tiempo de pantalla o configurar notificaciones para controlar el acceso puede ayudar a evitar la inmersión en ciclos interminables de información negativas.
2. Mindfulness
Poner en práctica el mindfulness y la atención plena también son útiles para combatir el desarrollo de doomscrolling. Estas técnicas fomentan el estar presente en el momento, ayudando a las personas a ser más conscientes de sus hábitos y a reducir la compulsión de buscar noticias perturbadoras constantemente. Poner en práctica ejercicios de respiración o meditación puede interrumpir el impulso de desplazarse por contenido alarmante.
3. Diversidad de fuentes de información
Otra estrategia que puede ser efectiva es la diversificación de las fuentes de información. En lugar de consumir contenido exclusivamente negativo, es importante buscar también noticias o informaciones que pongan en entredicho lo puramente doloroso o negativo, buscando un enfoque positivo o educativo que aporte balance y reduzca el impacto psicológico de las noticias e informaciones negativas.
4. Autocuidado
Finalmente, fomentar el autocuidado es fundamental. Llevar a cabo actividades que generen bienestar, como el ejercicio, las interacciones sociales saludables y el descanso adecuado, ayuda a contrarrestar el agotamiento emocional provocado por el doomscrolling, promoviendo un estado mental más equilibrada y saludable.
Psicología Y Psicoterapia Miguel Ángel
Psicología Y Psicoterapia Miguel Ángel
Centro sanitario de Psicología
En conclusión, el doomscrolling tiene un impacto significativo en la salud mental, amplificando la ansiedad, el estrés y la depresión. Alimentado por algoritmos, el FOMO y la incertidumbre global, este comportamiento perpetúa un ciclo negativo difícil de romper. Para mitigar sus efectos, resulta crucial establecer límites, practicar el mindfulness, diversificar el consumo de información y priorizar el autocuidado. Adoptar estas estrategias puede mejorar el bienestar emocional y proteger la salud mental en la era digital.