Quizá te preguntes qué es eso de las conexiones conscientes.
Para nosotros, para happiens, es uno de los seis ámbitos fundamentales de crecimiento personal junto al propósito, el autoconocimiento, la flexibilidad vital, la vida saludable y el tiempo de calidad.
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La naturaleza de las conexiones conscientes
Las conexiones conscientes engloban aspectos tan esenciales como la focalización atencional, la fuerza de voluntad, la intención, la comunicación asertiva, la empatía…
En definitiva, este término hace referencia a una vida conectada al presente y orientada hacia el mono-tasking, en contraposición al multitasking imperante. Consiste en que las interacciones y conexiones que hagamos a nivel personal, social y laboral, ocurran desde la conciencia y la presencia, tanto en el entorno digital como en el presencial.
Este término es también una manera de unir la palabra conciencia (algo etéreo y abstracto) con el mundo actual y tangible de las nuevas tecnologías, un mundo de conexiones digitales en su mayoría; un mundo hiperestimulado e hiperactivo que por inercia nos puede llevar a la sobrecarga y la no-conciencia (o baja conciencia) en las decisiones, reacciones y comunicaciones del día a día.
Una conexión auténtica y real, una conexión consciente, requiere de cierto tiempo, profundidad y atención. Piensa un momento en las personas o las actividades con las que más conectado/a te sientes… Únicamente uniendo estos tres elementos podemos realmente conectar con los demás y con lo que hacemos.
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¿Qué efectos tiene en la calidad de vida?
Piénsalo un momento. Cuando le dedicamos tiempo y atención a algo, llegamos a profundizar más en ello, y eso nos permite conectar de forma auténtica.
Si nos relacionamos con el mundo y con los demás desde la superficialidad y la inmediatez difícilmente nos sentiremos realizados. Difícilmente podremos lidiar con nuestras emociones y con los problemas, o lo haremos desde la reactividad y la impulsividad, generada por lo automático, la urgencia y lo instantáneo. Seremos dependientes del entorno, en vez de actuar desde la calma y la voluntad.
La importancia de la atención
Uno de los tres elementos que se ha mencionado es la atención y, seguramente sea el más importante de todos. La atención es fundamental en todo lo que hacemos y sentimos, ya que es la energía psíquica que ordena y dirige nuestra actividad. La atención es la que permite que el resto de los procesos cognitivos y emocionales ocurran y se coordinen con un objetivo común.
Sin embargo, nuestra atención suele oscilar de forma involuntaria, atraída por la novedad y los estímulos más poderosos del entorno o nuestra mente, si no la gestionamos conscientemente. Estamos la mayor parte del tiempo pensando en el pasado o en el futuro y perdemos la oportunidad de aprovechar el presente, que, en realidad es lo único sobre lo que podemos actuar y lo más real que tenemos.
En ese sentido, existe una herramienta o técnica que todo el mundo conoce, al menos por su nombre, que permite, entre otras cosas, entrenar la atención con el fin de llevar una vida más plena y consciente: el Mindfulness.
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Las características del Mindfulness
Aunque la mayoría de los conceptos y técnicas que engloba el Mindfulness tienen su origen en tradiciones milenarias como el budismo, no fue hasta los años 70 y 80 cuando, a partir del trabajo de John Kabat-Zinn y la popularización de su programa grupal “Mindfulness-Based Stress Reduction”, se empezó a utilizar este término tal y como se entiende hoy en día.
Existen muchas definiciones diferentes de Mindfulness pero en happiens nos gusta especialmente la del propio Kabat-Zinn que dice que “el mindfulness consiste en llevar la atención a las experiencias internas y externas del momento presente, aceptándolas sin juzgar”.
En la última década, el Mindfulness ha experimentado un crecimiento enorme, llegando a prácticamente todos los rincones del planeta y a todos los entornos y ámbitos de nuestra vida. Esta enorme popularización se debe en parte a la gran base científica que respalda los enormes beneficios del mindfulness.
Los cambios físicos, psicológicos y emocionales que produce, se han podido comprobar y demostrar una y otra vez en estudios de muy diversos tipos y en países de todo el mundo. Al dotar de esa base y credibilidad científica a las prácticas y técnicas que ya se conocían y experimentaban, se ha creado una potente simbiosis entre ciencia y tradición que ha concluido en una firme consolidación del mindfulness como herramienta transversal y fundamental para mejorar el bienestar y el autoconocimiento. Y todo a partir del entrenamiento de la atención.
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El mind-wandering
En relación con la atención, aunque en un lado casi opuesto al del Mindfulness, encontramos un fenómeno llamado mind-wandering, que nos permite reafirmar la enorme influencia de esta capacidad cognitiva sobre nuestra vida.
El mind-wandering no tiene una traducción concreta, sería algo así como la mente paseante o el deambular de la mente. Se refiere a todos esos momentos en los que la mente funciona “sola” y va saltando de unos temas a otros, sin un orden o interés aparente. Son esas situaciones en las que recordamos cosas aleatorias del pasado que nos vienen o pensamos en el futuro, pero sin un objetivo o meta concreta, simplemente divagando, especulando o revisitando momentos de forma involuntaria.
Según algunos estudios, el mind-wandering llega a suponer el 50% del total de la actividad mental durante el tiempo que estamos despiertos y aparece fundamentalmente cuando hacemos actividades rutinarias o muy automatizadas (correr, conducir, ducharnos…), que permiten que la mente tenga un espacio para conectar conceptos aparentemente inconexiones, cuestionar ideas preestablecidas o simplemente imaginar otras vidas posibles. Es una actividad mental que puede fomentar la creatividad y el humor, pero también la rumiación y la desconexión con el presente, con la realidad circundante.
Por lo tanto, vemos que tiene un lado positivo y otro negativo: desde el lado positivo, nos sirve para ir más allá de la rutina, para imaginar nuevas posibilidades que luego podemos intentar alcanzar, reírnos, ilusionarnos, tener ideas brillantes e innovadoras…; desde el lado negativo, nos puede llevar a la dispersión, lo irreal o la falta de concentración.
El mind-wandering es un fenómeno controvertido muy presente en nuestra vida y está directamente relacionado con la conciencia, el bienestar y la felicidad.
De hecho, Killingsworth y Gilbert investigaron mediante el uso de una aplicación móvil la relación entre felicidad y mind-wandering en tiempo real en la vida de varios miles de personas y encontraron que éste se asocia con menores niveles de felicidad. Es decir, que en la mayoría de los casos los participantes reportaban sentirse más felices o simplemente mejor cuando estaban ocupados realizando actividades o tareas, en lugar de simplemente descansando o no haciendo nada concreto. Por otro lado, encontraron también que había un aumento del mind-wandering cuando las personas estaban aburridas, tristes o estresadas.
A modo de conclusión...
Como conclusión se puede afirmar que vivir una vida consciente y conectada desde la presencia es un ingrediente fundamental para nuestro bienestar.
Además, seremos más eficaces y podremos hacer más cosas, con mejores resultados y sintiéndonos mejor. Las conexiones conscientes son una forma de estar y relacionarnos con el mundo, con lo que hacemos y con los demás, que nos permite vivir en el presente y aprovecharlo al máximo.
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