A lo largo del tiempo hemos escuchado, leído y vivido en escuelas y en la sociedad en general, que existe una mayor prevalencia masculina en el diagnóstico del autismo. Por cada 4 diagnósticos de niños, hay una niña.
Pero la realidad actual es que, hoy por hoy, hay un mayor diagnóstico de niñas con TEA: por cada 3.2 niños, hay una niña.
Esta realidad nos hace replantearnos nuestra práctica profesional y nos plantea situaciones y vivencias con nuestros pacientes que debemos conocer para poder abordar en ellas con rigor, ya que las ideas preconcebidas han conllevado muchos diagnósticos tardíos en mujeres.
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Diferencias entre mujeres y hombres ante el autismo
Aunque las causas de este fenómeno no están aún claras, podemos saber que, por un lado, hay diferentes manifestaciones del TEA (Trastorno o Condición del Espectro Autista) en las mujeres en comparación con los hombres.
Por otro lado, también se viene observando una falta de sensibilidad en las herramientas de detección y diagnóstico. También podemos estar condicionados por la propia Historia, la cual nos lleva a creer que esta condición se da mayoritariamente en hombres; y esto nos provoca un sesgo a los propios profesionales. Por lo tanto, debemos volver a aprender, deshacernos de nuestros propios estereotipos y descubrir un poco más allá.
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¿Qué puede estar detrás de estas diferencias?
En los diferentes estudios sobre las diferencias en la manifestación de los TEA, se buscan y encuentran explicaciones de diferente origen como las nombradas anteriormente.
1. Diferencias neurobiológicas
Estudios como el de Zhang et al. (evidencia del “modelo protector femenino”) nos muestran la protección genética femenina respecto al TEA, teniendo que darse un mayor impacto genético en el fenotipo para que se exprese esta condición.
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2. Diferencias en las manifestaciones nucleares del TEA en niñas y mujeres
Las competencias sociales y de comunicación pueden ser mejores en el caso de las niñas. Además, ellas pueden ser más propensas y eficaces enmascarando sus dificultades. Hay una menor intensidad en los comportamientos repetitivos o intereses restringidos y, además, de existir suelen ser acordes a su edad y momento evolutivo, e incluso pueden parecer más ajustados o similares a sus iguales.
3. Sensibilidad de los instrumentos de detección y diagnóstico del TEA
Al haberse desarrollado y validado la mayor parte de instrumentos de detección y diagnóstico con población masculina, puede provocarse una falta de sensibilidad a la hora de identificar los síntomas del TEA en el caso de niñas y mujeres, aun siendo evidentes. Por todo esto, se necesitaría una mayor variabilidad de criterios.
4. Sesgo de género
El sesgo se daría por parte de los profesionales en la valoración diagnóstica, predispuestos a ver otro tipo de trastornos en el caso de las mujeres, buscando explicaciones alternativas a las diferentes dificultades expresadas y manifiestas en ellas, provocando una falta de diagnóstico de autismo.
Otras problemáticas a tener en cuenta
Además, a nivel clínico, médico, nos encontramos con una gran dificultad; y es que los protocolos de detección precoz no están implementados en la atención primaria, lo que conlleva un retraso en el diagnóstico.
Es importante saber que las consecuencias derivadas de diagnósticos erróneos o tardíos de TEA pueden ser: trastornos depresivos, ansiedad, trastornos de la alimentación, prescripción de medicación y tratamientos psicofarmacológicos inadecuados, acoso escolar y/o sexual, dependencia emocional, dificultad para hacer amistades o relacionarse con otras personas, dificultades escolares o laborales, conflictos con la propia identidad de género…
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Conclusión
Queda mucho por hacer, y es importante que logremos comprender que la condición autista está presente en ambos sexos, así como aprender y escuchar de las mujeres con autismo todo lo que pueden aportarnos, dejando atrás aquello que nos limite en nuestra labor.