Hemos observado durante mucho tiempo cómo las personas que no padecen enfermedades mentales se preguntan y cuestionan sobre cuál es la vivencia de un trastorno, y qué hace tan complicada la mejora deseada en las personas que lo padecen.
Por ello, vamos a dar tres pinceladas sobre las dificultades que se encuentran los y las pacientes cuando tienen que asumir que tienen una enfermedad mental.
En primer lugar, ser consciente de una enfermedad mental es todo un reto
Al principio, cuando alguien sufre síntomas psicológicos de forma repentina (habitual en los ataques de pánico, la depresión, el trastorno obsesivo compulsivo o el estrés postraumático), se transita por una etapa de shock psicológico y emocional en la que aparece una cierta confusión.
Durante este periodo la persona irá comprendiendo qué le ocurre exactamente.
No olvidemos que estas enfermedades no son ni tienen por qué ser crónicas, existen muchos tratamientos que mejoran considerablemente la calidad de vida de las personas con trastornos mentales.
La sensación de rechazo o discriminación social también puede ser un gran obstáculo
Cuando menciono “sensación”, no hago referencia a que la persona se lo invente, sino que lo vive como real, y esto es importante escucharlo. Evidentemente, si el rechazo es tácito, las complicaciones se agravan y mucho.
Cualquier persona con enfermedad mental se merece apoyo y cariño, ya que los trastornos representan dificultades y no hacen que alguien sea peor o mejor, de eso ya se encargan las personas, no las enfermedades.
Vivir con el sentimiento de no merecerse nada mejor por ser quienes son
“Por culpa de ser tan nerviosa nunca trabajaré en lo que me apasiona”,”me dejó por aislarme, no me merezco ser amado/a”, “no creo que sea capaz de hacer nada en la vida”.
Estos pensamientos aparecen muchas veces porque se suele confundir “quién soy”, con “qué me pasa”. Hago mucho hincapié en las primeras sesiones sobre esto, porque marca la diferencia entre trabajar para solucionar problemas internos y recuperar la vida, o tratar de cambiar a la persona para que haga las cosas mejor. Si alguien trata de cambiarse a sí mismao, inevitablemente se defenderá, aumentando considerablemente un sufrimiento innecesario.
Referencias bibliográficas:
- Cabanyes, J., Monge, M.A. (2010) La salud mental y sus cuidados.
- Myers, J.E.; Sweeny, T.J.; Witmer, J.M. (2000). «The wheel of wellness counseling for wellness: A holistic model for treatment planning. Journal of Counseling and Development (tr. es. ”La rueda del bienestar y la consejería”)». Journal of Counseling and Development.
- Salud Pública y Educación para la salud (2001). «Carta de Ottawa».
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