Hoy me gustaría que hablemos sobre un tema que afecta a muchas personas, y no es otra cosa que "no poder parar de pensar", tal como lo manifestaba una colega hace poco. Y es que es una causa de consulta muy frecuente en la clínica.
"Le doy vueltas y vueltas a mi cabeza todo el día", "no puedo parar de pensar", "vivo preocupado", "no me gusta estar así pensando todo el tiempo"... Si te sientes identificado/a con alguna de estas frases, entonces este artículo es para ti.
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No poder parar de pensar es más común de lo que creemos
Una conocida me contaba que no puede dejar de pensar: que evalúa en su cabeza los posibles escenarios de cada situación, es decir, los pros y los contras, qué cosas pueden salir bien, y qué cosas mal, y cómo reaccionaría ante cada uno de esos escenarios.
También me comentaba que a veces se angustia, que no conoce el origen de dicha angustia, y que en general, incluso a su angustia la piensa y repiensa mil y una veces.
Ante esto le comenté que entendía perfectamente a lo que se refería, pues también me pasaba en momentos en que estoy muy sobrecargada por responsabilidades y actividades diversas, y durante esa charla comenzamos a evaluar las posibles causas por las que ella se siente así.
En la práctica clínica es muy común que surjan temas tales como:
- ”Pienso demasiado las cosas”.
- “Le doy vueltas a cualquier asunto”.
- ”A veces no sé qué me pasa y me pongo mal...”.
- “Quiero solucionar las cosas y al final no puedo solo/a”.
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¿Cómo puedo evitar pensar tanto?
Detener nuestra cabeza para que no piense no es una tarea sencilla, sobre todo cuando se mezclan un montón de temas diferentes. Por ello, como quiero ayudarte, te voy a dejar una lista de cosas para empezar a dejar de pensar tanto.
1. Elaborar una lista con prioridades
Esto implica organizar la semana si es posible, pero también con cierta flexibilidad (porque no siempre sale todo según lo planificado). Es normal no poder con todo, es una gran lección que podemos aprender, y armar una lista de prioridades puede ayudarte a interiorizar lo que de verdad queremos lograr.
Hazte las preguntas clave, como: ¿qué es más importante? ¿Qué puedo dejar para después? ¿Puedo hacer todo a la vez o eso me deja más ansioso/a?
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2. Pensar en cada uno de los temas que anotaste
A partir de lo escrito puedes preguntarte: ¿puedo hacer algo para mejorarlo? ¿La solución depende exclusivamente de mí? Si la respuesta es sí, ocúpate, si la respuesta es no, no vale la pena seguir pensando en ello, mejor es direccionar nuestra energía a otra cosa.
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3. Destinar un tiempo solo para tu disfrute
Este tiempo debe quedar fuera de las responsabilidades y deberes. Puede consistir en dedicar un día de la semana a ir a la playa, practicar un deporte, visitar algún amigo/a, en general, cosas que puedan relajar tu mente de todos los deberes y obligaciones.
4. Si la situación te sobrepasa, acude a terapia
Si te sientes solo/a y no puedes con todo, no dudes en consultar con un profesional de la salud mental; un psicólogo/a que pueda escucharte y guiarte de forma puntual de acuerdo a tus necesidades.
¡Con estos puntos ya tienes el principio para pensar menos!
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