Lastre emocional, ¿cómo podemos deshacernos de las cargas emocionales? ¿Existe alguna forma de disminuir la carga emocional, el estrés y los pensamientos intrusivos?
En el transcurso de nuestra vida experimentamos sentimientos nocivos que quedan latentes en la memoria vital. La consecuencia es un lastre de rencores, aflicciones, miedos y conflictos pero, ¿podemos hacer algo por nuestra higiene emocional?
Cómo deshacerse del lastre emocional
Seguidamente te ofrecemos el decálogo de las diez técnicas para eliminar estas cargas emocionales. El lastre emocional debe ser depurado antes de que no puedas tirar adelante con él.
1. Focalizar los pensamientos positivos y controlar los negativos
La ansiedad se nutre de los pensamientos negativos ya que éstos generan una ingente cantidad de malestar. Todo lo contrario de los positivos. De tal manera que con afirmaciones positivas alcanzaremos permutar el pensamiento con la herramienta del lenguaje, esto es, si tú te repites: “puedo hacerlo”, “me quiero”, “yo valgo” esto no es suficiente, es necesario creerse esas palabras e interiorizarlas para que surtan efecto.
Así, hay que potenciar aquello que deseas atraer y tu mente te llevará de la mano al ámbito emocional y podrás lograrlo.
2. Construir objetivos
Tenemos tendencia a priorizar en exceso nuestras necesidades inmediatas cotidianas, esto nos distrae la atención de lo que pensamos y sentimos en el día a día. No podemos prever el futuro pero sí tenemos la oportunidad de gestionar los objetivos de manera que, a base de pequeños retos a nuestro alcance, vayamos ganando confianza.
3. La actitud designa el estado de ánimo
¿Recuerdas aquel día en el que todo te salía al revés? o, contrariamente, ¿te ha ocurrido que te levantas con el pié derecho y todo parece girar en una sincronía perfecta y deliciosa? La diferencia es la actitud con la que nos enfrentamos cada nuevo día. Vemos el mundo según nuestro estado interior: cuánto más optimistas seamos para interpretar lo que nos ocurre, mejor valoración obtendremos de nosotros mismos –la autoestima– y mejor adaptación al medio.
Consecuentemente, una actitud positiva se basa en una buena autoestima
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4. Voluntad y acción
La voluntad es nuestra capacidad para decidir si ejecutamos una acción o no. Para tener una buena predisposición a la acción voluntaria hay que ser receptivo, priorizar los pasos a seguir y visualizar positivamente el objetivo. Así pues, la voluntad debe ser la chispa que nos conduzca a la acción.
5. Zona de aprendizaje y zona de confort
A menudo nos autoimponemos una zona de confort en la que nos sentimos seguros y protegidos. Pero este ámbito puede conllevar miedo a lo desconocido y nos puede sumergir en un aislamiento vital nada aconsejable. Para vivir la vida en plenitud es necesario explorar nuevos horizontes, perder el miedo a avanzar accediendo a nuevos mundos que nos proporcionen nueva sabiduría y madurez personal.
Cuando decidimos dejar que la vida nos sorprenda, sin miedos remolones, accedemos a lo que se conoce como “zona de aprendizaje”.
6. Querer, poder y merecer
Hay que tener muy claro, es imprescindible, entender que lo que realmente nos define no son las opiniones positivas o las críticas a las que estamos expuestos por parte de los demás, sino la valoración que hacemos de nosotros mismos, esto es: la autoestima, la confianza que tenemos en nuestras posibilidades.
7. Autoconfianza: rumbo al bienestar
Para conseguir una progresión correcta en la autoconfianza es recomendable que nos conozcamos y sepamos cuáles son nuestros potenciales para así poder enfocarnos hacia ellos. Debemos cuidarnos y ser autosuficientes emocionalmente, con la actitud de plantearnos nuestras limitaciones y hacer autocrítica si es necesario.
Es esencial también dedicar un pequeño momento cada día para relajarse y apostar por el sentido del humor.
8. Pasar página sin olvidar
No debemos olvidar sino superar. Hemos de pasar página de todas esas pérdidas, relaciones, desengaños, malestares, temores, relaciones y heridas sentimentales. El dolor forma parte de esos malos momentos pero el sufrimiento debe ser gestionado. Intentar eliminar los malos recuerdos sólo actuará en tu contra.
Necesitamos admitir un mal episodio para poder ir dejándolo atrás, poco a poco. En este sentido, es importante conocer una capacidad llamada resiliencia.
9. Críticas: cómo encajarlas
La diferencia entre una crítica constructiva y negativa (o destructiva) radica en la intención, las palabras que se usan y la forma de decirla. Pero por destructiva que pueda ser una crítica, si el receptor no le da importancia no la vivirá como una ofensa. Por ello, cuando emitamos una crítica deberemos ser prudentes y dejar evidente el aprecio, también el respeto, buscar la oportunidad del momento y dar siempre al aludido la oportunidad de responder, respetar su derecho a réplica.
Este punto es clave para relajar nuestra implicación emocional durante el día a día.
10. La comunicación
Para acabar, y como fundamento del equilibrio personal en nuestras emociones, tenemos la comunicación. Es vital saber comunicarnos y entendernos para comprendernos los unos a los otros. La calidad de la comunicación puede determinar el tener una vida plena o un rosario de conflictos.
Es aconsejable tener varios puntos en cuenta si queremos que la comunicación sea efectiva:
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Tener la actitud adecuada
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Centrarnos en un tema concreto
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Expresarnos de manera clara y directa
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Decir lo que pensamos y sentimos
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Aceptar la opinión del otro
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No dar nada por supuesto
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Ser coherente con lo que decimos y lo que expresamos con el lenguaje no verbal
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