Seguro que todos hemos oído a hablar alguna vez de la anorexia, y que sabemos lo que es. Pero, ¿y la manorexia? ¿Te suena este concepto? Se trata de un neologismo utilizado para designar, a grandes rasgos, “la anorexia de los hombres”.
La manorexia es un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) no especificado. Aquí veremos en qué consiste exactamente y cuáles son sus síntomas típicos, y además, hablaremos de sus causas y de los tratamientos más adecuados.
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Manorexia: ¿qué es?
La manorexia es un trastorno alimenticio que padecen aquellos hombres con pánico a engordar, lo que les lleva a hacer deporte de forma exagerada y a seguir dietas hiper restrictivas.
En cierta manera, podemos decir que se trata de la anorexia sufrida por los hombres, aunque no es exactamente lo mismo.
Los hombres que sufren manorexia se ven siempre gordos (aunque no lo estén realmente), además de poco favorecidos. Es decir, su percepción sesgada de la realidad va más allá del peso corporal, y se extrapola a la belleza o fealdad.
En cuanto a la prevalencia de la manorexia, según datos de la Asociación Nacional de Trastornos de Alimentación, este trastorno podría afectar a más de un millón de hombres y niños en todo el mundo.
Sin embargo, este trastorno está aumentando cada vez más en los últimos años, lo que se explica por diversos factores como la presión social por estar siempre “guapo, perfecto y delgado”, el uso excesivo de las redes sociales (y su influencia en nuestra imagen corporal y en nuestro estilo de vida), el enfermizo culto al cuerpo (que además nos hace olvidar cultivar otras facetas de nosotros mismos), etc.
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Síntomas
Los síntomas de la manorexia pueden variar de un paciente a otro, aunque los más frecuentes son.
1. Pérdida de apetito
El principal síntoma de la manorexia es una disminución del apetito, que lleva a los hombres que la padecen a comer menos y por lo tanto, a perder peso y grasa corporal.
Puede ser que no aparezca esta disminución del hambre, pero que aún así, el individuo reduzca su consumo de alimentos hasta límites preocupantes (o incluso deje de comer prácticamente).
2. Ejercicio físico intenso
Otro síntoma típico de la manorexia es el ejercicio físico intenso (o excesivo). Como ocurre en la anorexia, el paciente empieza a practicar deporte de manera obsesiva para adelgazar (sobre todo ejercicio cardiovascular como correr).
Así, una persona con manorexia cambia su funcionamiento habitual y sigue rutinas para introducir el deporte en su vida de forma exagerada. En casos graves, los pacientes sienten que deben hacer deporte constantemente para quemar “todo lo engordado” (aunque esto no sea real).
3. Percepción alterada del cuerpo
También existe una percepción alterada del cuerpo; así, un hombre con manorexia puede ver su cuerpo deformado, excesivamente gordo, feo… Aunque esto realmente no sea así. La obsesión por obtener el físico “perfecto” también es otra característica destacada de este trastorno.
Como vemos, generalmente los trastornos alimentarios casi siempre incluyen un síntoma que hace que el paciente se centre y obsesione en su propio cuerpo (incluyendo esto una visión distorsionada de la realidad).
4. Consumo de productos adelgazantes
Otro síntoma típico de la manorexia es el consumo de productos adelgazantes. En su afán por adelgazar (y sobre todo, por no engordar), el paciente empieza a peregrinar por las farmacias (y por internet) para adquirir productos que le permitan conseguir su cometido.
Dichos productos van desde laxantes hasta suplementos dietéticos, entre otros muchos.
5. Náuseas y vómitos
También pueden aparecer náuseas y vómitos (pudiendo ser éstos últimos, autoprovocados). Es importante destacar aquí que deberá realizarse un diagnóstico diferencial con la anorexia, un trastorno que también suele incluir este síntoma, ya que recordemos que los hombres también pueden sufrir anorexia (aunque representen únicamente el 10% del total de los casos).
6. Debilidad y fatiga
Aparece también debilidad generalizada y fatiga, probablemente como consecuencia de los síntomas anteriores.
7. Malestar generalizado
Finalmente, como la mayoría de los trastornos (y sobre todo, de los trastornos alimenticios), el paciente sufre, y por ello un síntoma destacable es el malestar generalizado.
Causas
Las causas de la manorexia pueden ser muy diversas, y es algo que el tereapeuta y/o el médico deberá indagar en profundidad. Algunas de las más frecuentes son: baja autoestima, traumas infantiles, personalidad perfeccionista y/o obsesiva, influencia del patrón de belleza predominante, presión social, inseguridades personales, inestabilidad emocional, etc.
Dichas causas se pueden combinar y acabar originando la manorexia. Será importante analizar cada caso en concreto porque las causas pueden variar mucho de una persona a otra.
Tratamiento
La manorexia constituye un trastorno aún bastante desconocido. Si consultamos el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), encontraríamos la manorexia clasificada como un “Trastorno de la conducta alimentaria (TCA) no especificado”, ya que es un trastorno que no cumple los criterios de ningún otro TCA.
Si consultamos las guías de tratamientos de referencia en salud mental, éstas nos sugieren que, ante los TCA no especificados, el tratamiento a aplicar será el que se aplicaría para el TCA más similar al que estamos tratando. Por lo que, en el caso de la manorexia, seguramente deberíamos acudir a tratamientos enfocados a tratar la anorexia nerviosa, tales como:
Tratamientos conductuales:
- Técnicas operantes de manejo de contingencias (utilizados sobre todo en contextos hospitalarios).
- Programa de Desensibilización Sistemática para el componente fóbico del trastorno.
- Exposición con prevención de respuesta.
Por otro lado, también se utilizan tratamientos cognitivo conductuales, los cuales permiten identificar y reestructurar los pensamientos irracionales o las ideas disfuncionales del paciente. Dichas técnicas permiten sobre todo trabajar sobre la imagen corporal de la persona.
Cabe destacar que será importante realizar en la manorexia un abordaje multidisciplinar; para ello, la figura del médico y del nutricionista resultarán claves. Será importante que el paciente vuelva a los niveles de peso saludables para su edad, estatura y complexión.
Por otro lado, el psicólogo deberá abordar los pensamientos distorsionados del paciente asociados a la silueta y al peso corporal, trabajar con él posibles experiencias traumáticas del pasado, revisar los factores que estén manteniendo la problemática actual, potenciar su autoestima, revisar sus estrategias de afrontamiento, etc.
En cualquier caso, resultará imprescindible acudir a un profesional de la salud para empezar el tratamiento más adecuado para cada persona.