Cuando una persona acude a un psicólogo es porque necesita ayuda de un profesional, aunque, en algunas ocasiones, la terapia puede que no funcione del todo bien.
Independientemente de quién sea la culpa, el hecho es que cuando tu psicólogo no te ayuda lo mejor es contar con una segunda opinión.
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Terapia psicológica: qué hacer cuando no funciona
La terapia puede que no funcione por diversos motivos. Uno de los problemas puede ser que el psicólogo en cuestión no haya identificado correctamente el problema. Si el psicólogo no funciona en esta fase inicial el tratamiento que lleve a cabo tampoco funcionará o, por lo menos, no lo hará con todo el efecto deseado.
Por otro lado, si la terapia no va bien puede deberse también a que no se ha aplicado la terapia adecuada. A veces los problemas del paciente son complicados y no saben cómo conectar con su psicólogo.
Es un hecho que la psicología es un campo de lo más complejo y, en ocasiones, dar con la terapia correcta puede resultar complicado.
Por último, otro supuesto por el cual una terapia puede que no funcione es debido a que las sesiones no se han llevado a cabo con la frecuencia recomendada.
De la misma forma que un tratamiento médico no funciona bien si no se toma en la dosis adecuada, una terapia, si no se lleva a cabo con la frecuencia suficiente, puede llegar a fracasar. En este caso te pedimos que tengas paciencia, que cumplas las pautas establecidas por el profesional.
Un abandono prematuro de la terapia no va a solucionar nunca nada.
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¿Qué hacer si mi terapia no funciona?
Si sientes que tu terapia no funciona, lo primero que debes de hacer es hablar con tu psicólogo. Tienes que ser bastante claro/a y no tener ningún pudor a la hora de comentárselo. Que no te dé vergüenza, tu psicólogo está para ayudarte y va a agradecer mucho este tipo de información que le vas a proporcionar.
En la gran mayoría de las terapias los objetivos se establecen por ambas partes y, por supuesto, el trabajo requiere de la implicación de los dos. Tanto el paciente como el psicólogo están en el mismo barco, por lo que la comunicación es lo más importante.
Tener confianza con tu psicólogo es fundamental para poder mantener una conversación fluida con él. Si no eres capaz de comunicar este problema a tu psicólogo, es una mala señal.
La mejor forma para que el psicólogo pueda realizar un diagnóstico válido y poder establecer la terapia adecuada es sincerándote. Si piensas que estás perdiendo el tiempo o que no te está ayudando en nada, no temas en decírselo, ya que todo va a ser para ir a mejor.
Por otro lado, que no te funcione una terapia con un psicólogo no quiere decir que tu problema no tenga solución.
Desde Atlas Psicólogos Tres Cantos recomendamos contar con una segunda opinión, por lo que no deberías perder nunca la fe en la terapia.
Si cuando tienes una mala experiencia con un dentista vas a otro, y cuando pasa lo mismo con un peluquero también lo haces, ¿por qué no con un psicólogo?
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¿Cómo saber si mi terapia va bien?
A veces cuesta un poco ver los resultados de la terapia. En ocasiones, los pacientes tienen prisa por recuperarse o caen en la desesperación de pensar que nunca se van a poder recuperar.
Estos aspectos acaban por nublar el juicio e imposibilitan establecer un diagnóstico a través del cual se sepa si la terapia está funcionando o no. Como en prácticamente todo, existe una serie de factores que nos sirven para darnos cuenta de que la terapia no está funcionando.
La psicología es una profesión que se basa en la ciencia. Esto implica que las actuaciones de los psicólogos tienen que estar fundamentadas.
Por desgracia, algunos terapeutas todavía basan sus prácticas en otro tipo de enfoques que no son la evidencia, consiguiendo resultados que no son satisfactorios para el paciente. Un psicólogo debe de escuchar pacientemente y no hablar sobre sí mismo.
Una de las facultades más importantes que debe de tener un psicólogo es la de saber escuchar. Además, deberá participar activamente en tus problemas preguntándote directamente para obtener más información y entender así mejor tu situación.
Si tu terapeuta no emplea mucho tiempo en escucharte o te interrumpe constantemente, es otra mala señal.
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La comunicación en la terapia es importante
De la misma forma que debes de comunicar a tu psicólogo lo que te pasa, este tiene que razonar contigo las decisiones que toma. La mejor forma de poder entender una terapia es tener clara la razón de por qué se está haciendo.
Un psicólogo debe de poder explicarte de forma sencilla el motivo por el cual te sugiere ciertas pautas. Si no te da explicaciones o minimiza tu problema, es otro síntoma de que la terapia no va bien.
Para que una terapia vaya bien se tiene que centrar en el futuro. De nada sirve centrarse en el pasado, ya nada puede cambiar. Si el psicólogo emplea una gran cantidad de tiempo en dar vueltas al pasado, es probable que acabe agravando el problema, generando uno nuevo o alargar la duración de la terapia.
Todos estos aspectos son negativos y nuevos síntomas de que la terapia no va tan bien como debería. Un psicólogo tiene que ayudarte en tu día a día y ofrecerte soluciones prácticas, que te sirvan para cuando salgas de la consulta. Es evidente que remover el pasado no ayuda a esto.
Durante un tratamiento psicológico hay días en los que seguramente salgas mejor que otros, sobre todo en las fases tempranas e intermedias de la terapia. Por eso mismo, es importante saber que un psicólogo no puede tratar un problema en una sola sesión, y los resultados de algunas sesiones no son necesariamente súper positivos. Eso sí, a lo largo del tiempo deberías notar una mejoría.
Un psicólogo jamás debe cruzar la línea profesional. No es tu amigo, eso debes tenerlo claro. El psicólogo ha de ser honesto contigo y ofrecerte un tratamiento profesional objetivo. Así mismo, nunca deberá juzgarte ni imponer su sistema de valores.
Si te sientes identificado con alguno de estos problemas, tal vez haya llegado la hora de cambiar de psicólogo.
Presta atención a todos los detalles y, desde luego, ten presente que siempre que acudas a consulta es para ir mejor. Si retrocedes o te sientes mal contigo mismo, cambia antes de que el problema se vuelva más grave.