Muchas personas deciden seguir dietas para adelgazar. Existe una gran cantidad de dietas al alcance de cualquier persona, ya sea a través de Internet, de las redes sociales, de centros de salud, etc.
Además, estas dietas son de todo tipo: para adelgazar, para ganar musculatura, para definirse, para reducir los niveles de azúcar...
Pero, ¿qué ocurre cuando aparece una obsesión por las dietas hipocalóricas? Que entonces podemos estar ante un caso de permarexia. ¿En qué consiste este trastorno? ¿Cuáles son sus síntomas, causas y tratamientos? Vamos a responder a todas estas cuestiones a través del siguiente artículo.
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Permarexia: ¿qué es?
Hemos mencionado el hecho de realizar una determinada dieta… A priori, realizar una dieta no debería ser algo peligroso o patológico, pero… ¿qué ocurre cuando el hecho de realizar determinadas dietas se vuelve el eje central de nuestra vida y nuestra máxima preocupación es adelgazar y controlar todo aquello que ingerimos? Que entonces ya no hablamos de un hábito más o menos saludable, sino de un trastorno psicológico llamado permarexia.
Así, la permarexia es un trastorno de la conducta alimentaria, que se caracteriza principalmente por una obsesión por realizar dietas que adelgacen y por contar las calorías ingeridas de forma compulsiva. La permarexia se clasifica como un “trastorno de la conducta alimentaria no especificado” dentro de los manuales diagnósticos de referencia (como lo es el DSM-5).
De esta manera, las dietas que sigue una persona con permarexia son dietas hipocalóricas, es decir, con bajo contenido en calorías, a fin de adelgazar constantemente. El paciente compensa ese miedo enfermizo a engordar, con la práctica de este tipo de dietas, que sigue al pie de la letra y de forma obsesiva.
El seguimiento de estas dietas se suma a un escrutinio constante de las etiquetas de los productos que va a ingerir, por ese gran miedo a ganar una caloría de más, que quiere evitar a toda costa.
La permarexia en realidad es un trastorno que puede ser la antesala de otros trastornos de la conducta alimentaria (TCA) aún más graves, como por ejemplo la bulimia o la anorexia nerviosa. A estos dos últimos trastornos, se le pueden añadir además otras conductas graves como: ejercicio físico intenso, conductas compensatorias (uso de laxantes, vómitos autoinducidos…), etc.
Síntomas
Hay síntomas clave para detectar una permarexia; así, los expertos hablan de algunos de ellos, y aseguran que cuando una persona cambia de dieta más de tres veces en un período de entre dos y cuatro meses, sumado a una constante preocupación por pesarse y anotar los resultados, y a una obsesión por contar las calorías de lo que compra e ingiere, esa persona tiene riesgo de sufrir permarexia.
Pero vamos a ver los síntomas más típicos de la permarexia de forma una poco más detallada:
1. Obsesión por las calorías ingeridas
Las personas con permarexia manifiestan una obsesión por las calorías que ingieren. Esto se traduce en que el paciente cuenta de forma compulsiva cuántas calorías está ingiriendo con cada alimento o producto, y de qué tipo. Para ello, no es que mire las etiquetas, esque directamente las escruta y las analiza detalladamente.
2. Seguimiento de dietas milagro
Otro síntoma de las personas que padecen permarexia es un seguimiento constante de dietas milagro para adelgazar.
3. Privación de determinados tipos de alimentos
Al estar en constante seguimiento de dietas, las personas que padecen permarexia se privan de determinados alimentos necesarios para un buen funcionamiento del organismo en todos los sentidos. Estos alimentos pueden contener vitaminas o proteínas esenciales que se están perdiendo con este tipo de dietas hipocalóricas, lo que afecta muy negativamente a su salud.
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4. Influencia del peso en la autoestima y el estado de ánimo
Otro síntoma primordial en la permarexia es el hecho de que las personas que la padecen tienen supeditado tanto su estado de ánimo como su autoestima a su peso y aspecto físico. Es decir, “miden” su bienestar, su felicidad y su amor propio a través de cuánto pesan y de cómo es su silueta corporal.
Esto, lógicamente, a nivel psicológico supone un gran daño para la persona, ya que se está nutriendo de cosas exteriores para valorar algo puramente interior.
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5. Oscilaciones en el peso corporal
Otro síntoma de la permarexia es la aparición de oscilaciones en el peso corporal. Así, aunque se trate de personas que intentan por todos los medios seguir las dietas tan estrictas a las que se someten, sufren variaciones en su peso, que les afecta muy negativamente en la salud a nivel mental y a nivel físico, porque si han ganado algún kilo “de más” se sienten muy mal.
6. Consumo de productos adelgazantes
Además de seguir las dietas hipocalóricas, a fin de adelgazar y de mantenerse siempre delgadas, las personas con permarexia también consumen productos de diferente tipología para conseguir su fin: productos adelgazantes, vitamínicos, diuréticos…
Causas
Como la mayoría de los trastornos psicológicos, la permarexia también suele tener una causa multifactorial. Es decir, son varios los factores que influyen en su aparición. Algunos de los más frecuentes (que a su vez, configuran los rasgos de una persona que padece permarexia) son.
1. Baja autoestima
Una baja autoestima está en la base de muchos trastornos de la alimentación. A su vez, esa baja autoestima puede estar originada por muchos otros factores.
Las personas con permarexia, como hemos visto, tienden a valorarse en función de cuánto pesan y cómo es/está su cuerpo físicamente, lo que acaba minando aún más su autoestima, convirtiéndose esta situación en un círculo vicioso.
2. Insatisfacción corporal
Otra de las causas de la permarexia es una insatisfacción con el propio cuerpo. Ésta, a su vez, puede estar influenciada por el estereotipo de belleza actual en la sociedad, que premia la delgadez -en muchos casos extrema-, sumado a una obsesión generalizada por el culto al cuerpo y su exhibición, etc.
3. Inestabilidad emocional
El perfil de una persona con permarexia muchas veces consiste en el de una persona inestable emocionalmente, que necesita “controlar” esa inestabilidad a través de acciones como: seguir una dieta altamente estricta, analizar las calorías que consume, etc. La inestabilidad emocional también se traduce con frecuencia como “neuroticismo”.
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4. Rasgos obsesivos
Los rasgos obsesivos también son una de las causas de las personas con permarexia (insistimos, siempre sumados a otras causas). Es decir, el perfil típico de estas personas es el de personas también obsesivas, que necesitan controlar muchos aspectos de su vida para sentirse “en paz”.
5. Gran importancia otorgada a la opinión de los demás
Finalmente, otra de las causas de la permarexia es el hecho de otorgar excesiva importancia a las opiniones de los demás, a la hora de valorarse uno/a mismo/a.
Esto se relaciona directamente con la baja autoestima ya mencionada. Así, se trata de personas muchas veces inseguras, que “necesitan” constantemente agradar, así como la aprobación de los demás.
Tratamiento
En el tratamiento indicado para tratar la permarexia, lógicamente, deberá valorarse y adaptarse a cada caso en particular. A nivel psicológico, se deberán trabajar los pensamientos irracionales asociados al cuerpo y a la importancia de estar delgado/a.
Así, uno de los objetivos será aumentar la autoestima del paciente, así como analizar sus estrategias de afrontamiento a la hora de resolver los problemas. Una vez analizadas las estrategias, se trabajará para que el paciente adquiera estrategias de afrontamiento más saludables y adaptativas.
Por otro lado, también será esencial trabajar sus rasgos obsesivos y, en definitiva, toda la esfera más emocional que esté influyendo en el mantenimiento del trastorno.
Para todo ello, podemos optar por una terapia del tipo cognitivo-conductual, ya que es una de las más efectivas a la hora de trabajar estrategias de afrontamiento, pensamientos irracionales, hábitos saludables, etc. Sin embargo, también se puede recurrir a otras orientaciones, como por ejemplo la terapia sistémica.
Finalmente, remarcar que el tratamiento psicológico deberá realizarse siempre con el soporte de un médico especialista en nutrición que ayude a regular y a adaptar las pautas alimentarias y las dietas que está siguiendo el paciente.