Uno de los conflictos con los que muchos psicoterapeutas se topan es la inmediatez y prontitud con la que las personas buscan solucionar sus problemas.
Por lo general, cuando los clientes asisten a consulta dicen frases como: “necesito que me ayude a…", "dígame qué es lo que tengo que hacer para que…", "cómo hago para sentirme mejor ahora"... Es como si los problemas emocionales que los traen a la consulta fueran dientes careados o dañados para extracción; el cliente asiste a consulta, pide que se saque o tape uno de sus dientes dañados y cree que eso es suficiente, luego retorna a su cotidianidad, dejando de lado nuevamente el cuidado de ese y de los otros dientes.
Actualmente las personas viven en una vorágine de premuras y de remedios rápidos, lo que hace que ya no quieran pasar largas horas de psicoterapia en el consultorio, y lo más llamativo es la dificultad para tomar decisiones, asumir el control de sus vidas, identificar que están siendo manipulados, reconocer que su relación no es lo que esperan y quizás hasta decidir terminarla. Es como no querer asumir las responsabilidades que implica tener una vida, libre, autónoma y feliz, que pueden ser como se quieren, logrando aprendizajes para seguir haciendo las cosas de la misma manera o para cambiar la forma de hacerlas y que salgan diferentes, lo cual les acerque al bienestar.
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En psicoterapia, las soluciones inmediatas no existen
Los pacientes/clientes llegan al consultorio con la idea de que permanecer más o menos 45 minutos o una hora, y luego de esto saldrán totalmente sanos y felices, ya que pueden percibir o considerar que si el terapeuta les habla, les dice algo y listo como por “arte de magia” o como si fuera un “sanador mágico” de las emociones se solucionan los problemas que lo trajeron a consulta. Sin considerar la importancia de su comportamiento, de responsabilizarse de su mejoría. Pero sin su compromiso, no será posible la mejora deseada.
El/la cliente se convierte en el punto relevante del proceso terapéutico, ya que el terapeuta no vivirá la vida del cliente, sino la propia persona, por ello es vital que tome el control de su vida, inicialmente con el apoyo del psicoterapeuta, para luego tener el cien por cien de manejo de su vida.
Estas creencias de que el psicoterapeuta te ayudará o te resolverá los problemas también es parte de un problema mayor, ya que algunos psicoterapeutas pretenden dar la imagen de magos, de “todopoderosos” los que todo lo pueden resolver, desde depresión, ansiedad, trastornos de personalidad, violencia, evaluaciones forenses, orientación vocacional, acoso escolar y más, lo cual cruza por atención indistinta a niños, jóvenes y adultos; entonces las personas generan creencias que todos pueden hacer esto, lo cual se convierte en un engaño.
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¿Qué ofrece la terapia psicológica?
Por lo general, cada psicoterapeuta tiene una especialidad o algunas áreas de experticia, pero no todas, y definitivamente no es él o ella quien resuelve las dificultades que tienen las personas, más al contrario solo son expertos en preguntas, expertos en diálogos socráticos, en promover cambios y promover la flexibilidad del pensamiento de la persona, permitiendo un mejor funcionamiento social, acorde a las exigencias del entorno para que la persona se sienta, plena y satisfecha.
Es importante que los y las psicoterapeutas primero comprendan el rol que desempeñan al momento de una consulta, que se basa en su formación y experticia, lo cual les permite motivar al cliente/paciente a que se corresponsabilice de su tratamiento psicológico, puesto que a partir de implementar sus conocimientos, aprendizajes, experiencia, enfoques… dará todo lo que tiene como profesional; y el segundo pondrá la predisposición a mejorar, a estar como le gustaría, a implementar y desarrollar las actividades, acciones que se le indique, y demostrar que al realizarlas tendrá más estrategias de resolución de conflictos, afrontamiento, y logrará que lo que le llevó a consulta se pueda manejar, controlar y gestionar de la mejor manera, así que podrá afrontarlo, al igual que otras dificultades que puedan aparecer...
Es responsabilidad de los psicoterapeutas no vender magia, no ofertar salud mental inmediata o que es él o ella quién soluciona los problemas de los/as clientes/pacientes, sino mostrar que es un trabajo de corresponsabilidad. Que no hay magia, sino que hay enfoques terapéuticos, herramientas, aprendizajes, que se irán desarrollando a lo largo de cada sesión, en la que el cliente/paciente podrá ir recuperando su capacidad de logro, de alcanzar y buscar lo que desea, que sentirá más confianza en lo que hace, con base en las indicaciones, reflexiones y actividades que le vaya sugiriendo su psicoterapeuta en cada sesión.
Se debe entender que la psicoterapia es un tratamiento que se realiza a través de un determinado enfoque psicológico, el cual se informa al cliente. Es una aplicación sistematizada y planificada, y que las técnicas que se van aplicando, no surgen de la nada, sino que se dan en el marco del enfoque que se aplica y lo planteado en el proceso terapéutico como objetivos terapéuticos.
Todo esto se realiza con el fin de lograr el funcionamiento y la estabilidad emocional y social de la persona y que pueda adaptarse al entorno de una manera adecuada, generando estabilidad. De ahí la importancia de que el cliente participe activamente para lograr el funcionamiento social que desea.
En definitiva...
Para concluir, se reconoce que el/la psicoterapeuta, no es un mago/a, que adivina el malestar de sus clientes/pacientes, sino más bien al contrario; con base en su formación teórica-práctica, busca comprender los factores que preocupan y desequilibran al cliente/paciente de manera individual y que le permiten diseñar una estrategia de intervención individualizada.
La psicoterapia no es un copiar y pegar, sino que es el desarrollo de todas las habilidades terapéuticas, en el marco del enfoque que se decide aplicar para atender la individualidad de cada cliente, a través de herramientas psicológicas con el fin de lograr su mejora en el área de la salud mental.