La psicoterapia no es un proceso complejo, en el que paciente y terapeuta establecen una relación de confianza, pero siempre sin perder el rumbo de lo que define un contexto profesional.
Son varios los aspectos que definen a una buena psicoterapia, cuánto debe durar, y los objetivos de esta. A continuación vamos a responder de forma profunda a la pregunta de qué es la psicoterapia.
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¿Qué es la psicoterapia?
La psicoterapia es el tratamiento que tiene como objetivo un cambio de pensamientos, creencias, sentimientos y conductas que pueden haber generado malestar y problemas en la salud mental del paciente. Este proceso se lleva a cabo entre un profesional, con formación y habilidades clínicas necesarias para facilitar el cambio psicológico, y el paciente o cliente quien ha acudido a la consulta en búsqueda de ayuda.
El psicólogo escucha el sufrimiento, dificultades, problemas y dudas del paciente, favoreciendo la expresión de lo que ha experimentado realmente. Además, con el trabajo del psicólogo se podrán poner palabras a lo que ha vivido el paciente, poniendo a su disposición diferentes técnicas, preferiblemente científicamente validadas, como pueden ser reformulación de problemas, preguntas abiertas, ejercicios de puesta en situación… Todas estas técnicas pueden variar en función de la corriente del psicólogo, pudiendo ser cognitivo-conductual, psicoanalítico, humanista…
La intención principal de la aplicación de estas técnicas es conseguir cambios en el paciente, creando nuevos hábitos, más saludables y efectivos, que le permitirán incrementar su bienestar. Esto se consigue en el contexto psicoterapéutico haciendo que el paciente se confronte consigo mismo, sus problemas, virtudes y defectos, además de aplicar las técnicas aprendidas en consulta. El objetivo final del proceso es conseguir que el paciente consiga una vida más feliz, saludable y productiva.
¿Cuándo es necesaria?
En la cultura popular siguen existiendo muchos mitos en torno a la psicoterapia, entre los cuales destaca el de “ir al psicólogo es para locos”. También, acudir a un psicólogo es visto como algo excesivo para problemas percibidos como solucionables desde casa o desde el círculo de conocidos. Otros pueden considerar que están perfectamente y que no necesitan de la ayuda de ningún profesional de la salud mental.
Sin embargo, acudir a psicoterapia es siempre una buena opción, independientemente de si se padece de algún problema psicológico grave o simplemente se quiere conseguir tomar un mayor control de la vida de uno. Vale la pena vencer el miedo a acudir al psicólogo, especialmente si se tiene en cuenta que, a veces, se sufre a causa de algo que tiene relativa fácil solución en manos de un profesional, como pueden ser momentáneos episodios depresivos, de ansiedad o virulentos ataques de ira.
La psicoterapia también está recomendada para personas quienes están padeciendo una enfermedad médica grave. Acudir a un psicoterapeuta está muy recomendado en casos como cáncer, VIH/SIDA, obesidad mórbida, enfermedades terminales, pérdida de una extremidad, atrofia lateral amiotrófica (ELA), discapacidad auditiva y/o visual… Si bien ir a un psicólogo no va a curar la enfermedad, va a ayudar a la persona a aceptar el proceso, tomar una visión más optimista y constructiva de su vida o, en caso de que sea una enfermedad crónica, aprender estrategias para poder soportarla.
Otro de los motivos por los que se puede acudir a psicoterapia no tiene que ver con psicopatología ni enfermedades médicas, pero sí con situaciones en las que si no se recibe la debida ayuda la salud de los implicados puede verse perjudicada, como lo es un divorcio, la partida de los hijos, sentirse saturado en los estudios o trabajo o la pérdida de un ser querido.
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Características de la psicoterapia
Estas son las principales características que definen a la psicoterapia, tanto relacionadas con el paciente como con el terapeuta.
- Insatisfacción de los pacientes con sus pensamientos, sentimientos y conducta.
- Necesidad y búsqueda de ayuda.
- Los terapeutas crean una atmósfera emocional cálida, de apoyo y respeto.
- Se fomenta la confianza y esperanza en el paciente.
- No se critica al paciente.
- La terapia va dirigida a producir cambios congruentes con los objetivos del paciente.
- Se trata de incrementar el bienestar del paciente.
- Enseñar aprendizajes emocionales, conductuales y cognitivos significativos.
- Neutralización de miedos irracionales.
Las características más importantes de la psicoterapia tienen que ver con el que se establezca una alianza terapéutica sólida entre paciente y terapeuta. Es por medio de esta que se contribuye a la creación de una atmósfera cálida en la que el paciente se sincera y explica todo lo que le sucede, además de sacar a la luz sus creencias irracionales.
Con esto, el psicólogo tratará de elaborar estrategias para cambiar los patrones de conducta desajustados, los miedos irracionales, las emociones disfóricas y formas disfuncionales de relacionarse con los demás.
La progresión del tratamiento
A medida que va avanzando la psicoterapia, se seguirá forjando la alianza terapéutica entre el paciente y el profesional. Durante este proceso el psicólogo puede llevar a cabo algunas evaluaciones, como la aplicación de cuestionarios, para conocer más a fondo a su paciente. Los psicólogos clínicos están capacitados para administrar e interpretar pruebas de varios tipos, como tests de personalidad y de inteligencia, además de cuestionarios para conocer el grado de malestar general, depresión, ansiedad y otros problemas psicológicos.
Una vez el paciente ha contestado a las pruebas, sean cuales sean, el psicólogo tiene información objetiva de él. A partir de los resultados de estas pruebas se puede realizar un diagnóstico preciso de cuál es el problema del paciente, además de conocer sus rasgos de personalidad, si tiene alta dotación o, por el contrario, sufre algún tipo de trastorno de personalidad o discapacidad intelectual. En función de toda esta información obtenida, el psicólogo puede establecer un guión de cómo va a progresar el tratamiento.
En la primera etapa del proceso, el psicólogo ayudará al paciente a aclarar cuál es la situación de su problema. Además, le explicará cómo se va a proceder con la terapia, y cuántas veces tendrá que acudir a consulta a la semana. Esta parte del proceso suele ocurrir en las primeras sesiones que, en función de las pruebas administradas y de la complejidad del problema del paciente, puede ir de una sesión a tres o cuatro.
Superada esta etapa, se pasa a la acción, esto es la solución de los problemas. Para ello ambos, paciente y terapeuta, trabajarán de forma conjunta, aunque en una relación asimétrica y profesional, dado que el psicólogo es quien posee el conocimiento experto y sabe qué estrategias se deben aplicar. En este punto de la terapia, se trata de encontrar formas de pensar, comportarse y manejar los sentimientos¡que le resulten efectivos al paciente para hacerle frente a las adversidades de su vida.
A lo largo de las sesiones el psicólogo puede pedirle al paciente que realice ejercicios de dramatización de las nuevas conductas aprendidas. También le pedirá que las repita estando en su casa o en la situación problema. A medida que vaya transcurriendo el tratamiento, el psicólogo y el paciente observarán si hay o no un proceso real o si, de lo contrario, es necesario reformular los objetivos originales.
Cuando la psicoterapia progresa adecuadamente, el paciente adquiere nuevas destrezas que le harán verse a sí mismo de forma diferente, además de tener una visión más positiva de la vida. Con el tratamiento aprenderá a distinguir entre situaciones que puede cambiar y situaciones que no, aplicando lo aprendido tratando de cambiar las primeras y aceptando las segundas. También adquirirá una mayor resiliencia, es decir, lidiar mejor con los retos y adversidades sin tener toda una serie de pensamientos disfuncionales que incrementarían su malestar.
La confidencialidad
En la profesión del psicólogo la confidencialidad y el respeto a la privacidad del paciente es fundamental, y forma parte del código deontológico de la profesión. De hecho, un psicólogo clínico que viole la confidencialidad del paciente se arriesga a perder la capacidad para poder ejercer su profesión. Teniendo en cuenta esto, los pacientes no deben preocuparse por lo que puedan decir en un contexto psicoterapéutico, pudiendo hablar con total franqueza y honestidad sobre sus pensamientos y comportamientos más íntimos.
Si bien el paciente no debe temer que el psicólogo vaya a revelar sus secretos, sí que hay situaciones en las que esta confidencialidad es quebrantada pero de forma justificada. Ejemplos de ello son cuando hay una orden judicial en la que se necesiten datos psicológicos de uno de los implicados en un proceso legal, el paciente haya manifestado que se va a suicidar o va a hacer daño a terceros o se esté cometiendo un abuso, explotación o abandono de niños, personas mayores o personas desvalidas, como discapacitados en grado grave.
Efectividad de la psicoterapia
La psicoterapia es conocida por ser una terapia conversacional, en la que el diálogo es fundamental para que esta se lleve a cabo. Conociendo esto es posible que más de uno se haya preguntado por qué hay que acudir a un psicólogo teniendo un grupo de amigos y familiares con los que se puede hablar de los problemas.
Los psicólogos son mucho más que personas cualquiera con las que desahogarse. Son profesionales que tienen conocimientos expertos, adquiridos a lo largo de varios años de capacitación, para poder comprender los problemas de las personas, además de encontrar una forma de solucionarlas e incrementar su bienestar. Además, hay evidencia científica que demuestra que la psicoterapia es un tratamiento efectivo, y perfectamente combinable con tratamientos psiquiátricos.
Aproximadamente el 75% de las personas que se someten a psicoterapia ven algún beneficio a medida que progresa la misma, normalmente pasadas entre 6 y 12. También, se han hecho estudios comparativos entre quienes acuden y quienes no acuden a un psicólogo, habiendo un 80% de personas quienes han acudido a psicoterapia que se encuentran mucho mejor al final del tratamiento.
Son tres los factores que hacen que un tratamiento psicoterapéutico funcione:
- Tratamiento basado en evidencia y adecuado al problema del paciente.
- Conocimientos clínicos del psicólogo.
- Características, creencias, valores, cultura y preferencias del paciente.
El final del proceso
Aunque se suele pensar que la psicoterapia es un proceso que dura años, realmente esto no es siempre así. La duración de la psicoterapia depende de varios factores, como el tipo de problema o trastorno que padece el paciente, sus características de personalidad y culturales, antecedentes de problemas psicológicos y tratamientos a los que haya sido sometido. También influyen los objetivos del paciente y sus expectativas sobre la terapia, además de lo que ocurre más allá de la consulta.
Aunque no es lo recomendable, a algunos les basta con una sola sesión, sintiéndose aliviados de inmediato. No es recomendable en la medida de que con una sola sesión no basta para saber, en profundidad, cómo es el problema del paciente y si realmente ha habido una mejoría significativa y duradera. Aunque sí que se debe destacar que en la primera toma de contacto el paciente puede adquirir una nueva perspectiva, y que el psicólogo le puede dotar de formas con las que hacerle frente a las situaciones.
Muchos encuentran beneficios pasadas unas cuantas sesiones, especialmente si se trata de un problema único y bien definido, en el que no se ha esperado mucho a actuar cuando apareció. Otras personas y situaciones pueden requerir más tiempo, como uno o dos años, para que se empiecen a ver beneficios realmente duraderos en el nivel de bienestar de la persona. Esto es lo que puede ocurrir con personas quienes han sufrido serios traumas o que han confrontado problemas graves.
Las personas con trastornos mentales graves y crónicos podrían requerir de psicoterapia de manera indefinida, acompañada con farmacología y visitas al psiquiatra para evaluar si padecen algún efecto secundario de la medicación. Las sesiones de psicoterapia periódicas pueden proporcionar el apoyo necesario para mantener el buen funcionamiento diario, pese sufrir una condición que, lamentablemente, suele ser crónica.
Otras personas, pese haber solucionado sus problemas, pueden continuar yendo a psicoterapia. Esto puede deberse a que siguen disfrutando de una mejor comprensión de la vida, un mejor bienestar y les da la sensación de que acuendiento a un psicoterapueuta funcionan mejor. Ir al psicólogo, en caso de estar bien, no se debe ver como buscarle problemas que no tenemos, sino como una forma de asegurarse de lo bien que se está, como quien va al médico a hacerse un chequeo o quien va al dentista para hacerse una limpieza dental.
Referencias bibliográficas:
- Ching, J., Londoño-McConnell, A., Molitor, N. y Ritz, M. (s. f.). Entendiendo la psicoterapia. Estados Unidos. American Psychological Association. Extraído de https://www.apa.org/centrodeapoyo/entendiendo-la-psicoterapia.