Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) más conocidos son la anorexia y la bulimia, pero en los últimos años se está barajando la posibilidad de incluir nuevos trastornos en el DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales).
Uno de ellos es el Síndrome del Comedor Nocturno, que junto con el Trastorno por Atracón (éste sí que incluye en el DSM-V) predomina en pacientes obesos, aunque también pueden desarrollarse en pacientes con peso normal.
Una de las principales características de dicho trastorno es que la persona que lo sufre ingiere una gran cantidad de calorías tras la cena, incluso despertándose por la noche para comer. Durante la mañana, presenta anorexia matinal, es decir, prácticamente no come; y durante el resto del día, hasta llegar la noche, ingiere pocas calorías. El Síndrome del Comedor Nocturno (NES) causa serios problemas de salud, por lo que es necesario tratarlo lo antes posible.
Características y síntomas del Síndrome del Comedor Nocturno
En este trastorno, el individuo come poco a lo largo del día porque el gran consumo llega tras la noche, con la consecuencia de que aparezca sobrepeso y alteraciones del sueño.
Algunos datos
Los expertos en nutrición recomiendan que la ingesta diaria debe estar distribuida en cinco comidas. El desayuno y la comida deben ser las comidas fuertes, aportando entre ambas el 50-60% del consumo diario de calorías. El “snack” de media mañana y la merienda deben aportar el 10-15% cada una y la cena un 20%.
Los individuos que sufren el síndrome del comedor nocturno pueden llegar a ingerir al menos el 50 por ciento de las calorías por la noche, provocando una descompensación respecto a estas recomendaciones.
Síntomas
El Síndrome del Comedor Nocturno se caracteriza por presentar los siguientes síntomas:
- Anorexia matutina: Los individuos con NES no comen o prácticamente no comen durante el desayuno.
- Hiperfagia nocturna: Consumen al menos un 25% de las calorías diarias después de la cena. Estos alimentos habitualmente son ricos en hidratos de carbono (tales como dulces, bollería, pasta o arroz).
- Alteraciones del sueño: Padecen insomnio o se despiertan frecuentemente en medio de la noche para ingerir alimentos al menos tres días por semana.
Causas
No existen muchas investigaciones sobre este trastorno, pero en los distintos análisis llevados a cabo en algunos estudios parece existir una modificación del patrón neuroendocrino (por ejemplo, cortisol, Hipófisis Pituitario Adrenal, melatonina y leptina) que participa en la función reguladora de los ritmos circadianos propios que modulan diversas funciones metabólicas y psicológicas.
Destaca la presencia alta de cortisol durante la noche (pero no durante el día), la hormona relacionada con el estrés, por lo que una de las principales causas sería el incremento del estrés nocturno.
Otros estudios, relacionan este trastorno con factores ambientales y socioculturales, así como a una cierta predisposición genética. Además, en algunos casos, el inicio de este síndrome está relacionado con trastornos de ansiedad o depresión, que pueden llevar a un aumento de la ingesta alimentaria para reducir la sintomatología ansiosa y depresiva.
Tratamiento
El tratamiento de esta patología puede requerir una intervención multidisciplinar con distintos profesionales: dietista, endocrino y psicólogo o psiquiatra.
El dietista debe diseñar una dieta acorde con las características del sujeto, el endocrino debe realizar un seguimiento sobre las características hormonales del paciente, y el psicólogo trabajará sobre los aspectos relacionados con los sentimientos, emociones o creencias y el bienestar de las persona con Síndrome del Comedor Nocturno.
Respecto a la psicoterapia, la Terapia Cognitivo-Conductual, la Terapia de Aceptación y Compromiso o el Mindfulness pueden ser de gran ayuda para que el paciente pueda superar el trastorno. Además, la psicología puede proporcionarle al paciente las herramientas para que aprenda a afrontar su problema y cambiar sus actitudes y hábitos frente a la comida, y será necesario para superar la ansiedad o la depresión.
En casos graves, el tratamiento farmacológico puede ser necesario. Ciertos medicamentos como los ISRS (Inhibidores Selectivos de Recaptación de Serotonina) han mostrado su eficacia para el tratamiento.
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