¿Te sientes culpable cuando comes? ¿O piensas en las calorías que tiene ese alimento de tu plato? ¿O visualizas en forma de michelín lo que estás ingiriendo en ese momento?
Los sentimientos de culpa son uno de los elementos psicológicos clave para comprender los problemas de alimentación, e incluso si no va de la mano de trastornos como la anorexia o la bulimia, es necesario saber gestionarlos. Vamos a hincarle el diente a todo lo que tiene que ver con nuestro sobrepeso y con la sobrealimentación…
- Artículo relacionado: "¿Autoestima baja? Cuando te conviertes en tu peor enemigo"
Algunos hechos históricos relacionados con la alimentación
Puede ser interesante, a la hora de ver nuestra relación con la comida, pensar que nuestro cuerpo es el producto de la evolución de los seres vivos desde hace millones de años, y que a lo largo de la mayor parte de esta evolución la comida no estaba tan disponible como ahora. Piensa, si crees que te puede ayudar, cómo viviría el hombre/mujer prehistóricos y lo duras que serían las condiciones externas en esos contextos en los que aún no habían surgido las primeras civilizaciones...
Imagínate que tu antepasado de hace muchísimas generaciones lleva varios días sin comer nada, y que de repente aparece frente a él un arbusto lleno de frambuesas. ¡Vaya atracón! No hay tiempo que perder, no sea que venga alguien de la tribu rival, así que... ¡Hasta acabarlas, que no quede ni una! El cuerpo ya se encargará posteriormente de almacenar el sobrante de nutrientes en forma de grasa, ya que puede ser que no haya más frambuesas en lo que queda de semana. Podríamos denominar a esta manera de comer "rápido, que se acaba".
Volvamos a los tiempos actuales tal y como hacen en las series de televisión, dando saltos en el tiempo... Hoy en día, vamos al supermercado y multitud de alimentos nos están esperando, con sus mejores empaquetados, esperando ser elegidos, para pasar por caja y ser ingeridos en nuestra casa... aunque vivimos en el mundo de la abundancia, de nuevo el modo "rápido, que se acaba" se activa, y sin quitarnos la cazadora ya hemos abierto la tableta de chocolate.
Un par de hechos más que nos ponen las cosas un poco más difíciles son por un lado la preferencia del cuerpo humano por los alimentos ricos en azúcares y grasas (en tiempos pasados hacían tener más reservas, hoy crean problemas de salud de forma masiva) y, por el otro, que cuando el cuerpo tiene las reservas cubiertas tiende a moverse menos.
- Quizás te interese: "Anorexia nerviosa: síntomas, causas y tratamiento"
De la mala gestión de la comida a la culpa, y viceversa
Como no solemos ser conscientes de todo esto que está en nuestra herencia biológica como especie, a veces, a medida que vamos cogiendo peso empieza la autocrítica, la vergüenza, incluso el trato vejatorio hacia uno mismo… ¿Y esto qué suele crear? Pues ese estado de malestar que generalmente queremos corregir... lo has adivinado, ingiriendo más productos grasos, o dulces o muy salados.
Uno de los enfoques más prometedores para cortar este ciclo de comer en modo "rápido, que se acaba" para pasar a la autocrítica es la Terapia Centrada en la Compasión, en concreto la CFT-E (Compasion Focused Therapy for Eating Disorders) de Ken Goss, en la que además de desarrollar todo un trabajo de hacer frente a las dificultades relacionadas con la alimentación, se propone un modelo estructurado en seis pasos para mejorar la relación con la comida. Si te apetece poner en marcha este enfoque, en Psikonet estamos desarrollándolo con varios pacientes, ¡llámanos!
Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad