Técnica de imaginación emotiva: qué es y cómo se aplica a la ansiedad

Una técnica basada en el condicionamiento clásico que se utiliza en terapia contra la ansiedad.

Técnica de imaginación emotiva

La técnica de imaginación emotiva tiene el objetivo de reducir la ansiedad que provocan ciertas situaciones o estímulos. Es una técnica conductista, perteneciente a la desensibilización sistemática, que pretende asociar un estímulo ansioso con una respuesta agradable.

En ella se imagina una escena agradable, que causa esa misma sensación, siendo esta respuesta incompatible con un estado de ansiedad. En este artículo conoceremos en qué consiste, a quién va dirigida y cómo se aplica.

Técnica de imaginación emotiva: ¿en qué consiste?

La técnica de imaginación emotiva es una técnica conductista, propia del condicionamiento clásico. En el condicionamiento clásico, los estímulos provocan respuestas automáticas, y la idea es asociar dichos estímulos a una serie de respuestas del paciente.

Más concretamente, la técnica de imaginación emotiva está incluida dentro de las técnicas de desensibilización sistemática (es un tipo concreto de ella).

Se puede utilizar de forma aislada o como parte de otra terapia más amplia. Es el caso de la TREC (Terapia Racional Emotiva Conductual) de Albert Ellis, que incluye esta técnica como parte de su terapia.

Un tipo de desensibilización sistemática

Por su parte, la desensibilización sistemática (DS), consiste en un procedimiento en el que el paciente se enfrenta al estímulo fóbico o ansioso mediante una respuesta incompatible con la ansiedad, generalmente la relajación (aunque también puede ser un estado agradable o una imagen agradable, como en la técnica de imaginación emotiva).

¿Cómo funciona?

Lo que se hace con la técnica de imaginación emotiva es asociar un estímulo ansioso que nos provoca ansiedad y malestar, con otro estímulo de naturaleza agradable, concretamente, una imagen o escena agradable imaginada. Esta imagen o escena genera en el sujeto un estado de calma que es incompatible con la ansiedad.

De esta forma, al asociar estos dos estímulos (y si se hace eficazmente), lo que sucede es que cuando aparece el estímulo generador de ansiedad, la persona es capaz de automáticamente imaginarse una escena agradable que reduzca o elimine por completo el estado de ansiedad inicial.

¿A quién va dirigida?

Así, la técnica de imaginación emotiva puede aplicarse en niños, adolescentes y adultos. De hecho, en contextos escolares resulta fácil de aplicar por su sencillez de aplicación.

Por ejemplo, una niño que siente ansiedad al acudir al dentista, puede imaginarse su personaje favorito de dibujos animados mientras acude al dentista, o incluso durante la intervención, para poco a poco paliar los síntomas ansiosos (ya que son incompatibles con un estado agradable).

Sin embargo, aunque aparentemente pueda parecer una técnica sencilla, para que funcione, debe practicarse de forma sistemática y en diferentes contextos.

Aplicación

La aplicación de la técnica de imaginación emotiva se realiza de la siguiente manera, a través de estos pasos:

1. Determinar los estímulos ansiosos

El primer paso es determinar los estímulos o situaciones evocadoras de ansiedad, miedo o temor.

2. Escoger la imagen agradable

Posteriormente, deberán escogerse las imágenes o escenas (o únicamente una) que generen en el paciente un estado agradable y de tranquilidad. En el caso de los niños, por ejemplo, puede ser su personaje de ficción favorito.

3. Imaginar

El tercer paso de la técnica de imaginación emotiva implica que el paciente pase a la acción, y que imagine, con los ojos cerrados y con todos los detalles posibles, la imagen o escena agradable previamente escogida. En el caso de los niños, y si se ha escogido un personaje de ficción o de dibujos animados, es buena idea que el niño establezca una especie de “relación” con él.

La capacidad de imaginación varía de unas personas a otras (algunas pueden tenerla muy buena y otras no), pero siempre se puede aprender, practicar y mejorar. Realizar ejercicios de entrenamiento para desarrollarla puede resultar muy útil.

4. Introducir el estímulo fóbico

En el último paso, se introducirán de forma progresiva los estímulos que generan el miedo o la ansiedad, para que poco a poco el paciente los asocie con la imagen agradable. El objetivo final es que se elimine la ansiedad, y que la persona pueda imaginar la situación agradable de forma automática cuando se enfrente (a la) o aparezca la situación fóbica.

5. Eliminación de la ansiedad

Finalmente, a medida que se va aumentando la práctica de, por un lado, imaginar la situación agradable y de, por el otro, asociar el estímulo fóbico con el agradable, se podrá conseguir fortalecer dicha asociación y por lo tanto eliminar la ansiedad que genera la situación.

El papel de las emociones

Pero, ¿por qué resulta útil la técnica? Desde la psicología se sabe que las emociones son respuestas que surgen como consecuencia de ciertos eventos, ya sean exteriores (del ambiente) o interiores (del “mundo” interno de la persona).

Es decir, pueden aparecer por cosas que pasan fuera (por ejemplo la muerte de un ser querido), o por cosas que pasan “dentro” (por ejemplo pensar sobre la mala relación que teníamos con esta persona fallecida). Es decir, en el segundo caso se incluyen pensamientos, reflexiones, ideas que pasan por nuestra mente, etc.

De esta manera, la técnica de imaginación emotiva lo que pretende es proporcionarnos las herramientas que nos permitan gestionar los pensamientos negativos que suelen provocar las emociones o sensaciones negativas que sentimos, como la ansiedad o el temor.

Referencias bibliográficas:

  • Caballo. (2002). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Vol. 1 y 2. Madrid. Siglo XXI.
  • Diesing V. (2004). Métodos Pragmáticos en Psicoterapia, sugestión, hipnosis, entrenamiento autógeno en psicoterapia infantil. Tratado de Psicoterapia Infantil. En: Bierman.
  • Vallejo, M.A. (2012). Manual de Terapia de Conducta. Tomo I y II. Madrid: Dykinson.

Graduada en Psicología por la Universitat de Barcelona, con Máster en Psicopatología Clínica Infantojuvenil por la Universitat Autònoma de Barcelona. Especializada en Trastornos del Neurodesarrollo. Actualmente trabaja como Psicóloga infantil en la Associació Catalana del Síndrome X Frágil. Autora del libro "Vivir de memoria" (Editorial Círculo Rojo, 2018). Aficionada del deporte y la lectura.

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