Ejercer como psicólogo exige la presencia de un cuerpo de conocimientos consistente, tanto respecto al funcionamiento habitual de la mente humana como de procesos no típicos o incluso patológicos.
Exige también conocer y saber cómo y en qué casos aplicar las distintas técnicas y procedimientos disponibles. Sin embargo, la presencia de conocimientos no es lo único imprescindible para ejercer como un buen profesional, precisándose capacidad de observación, empatía e iniciativa, entre otras características. Todo ello es necesario para poder ofrecer un buen servicio al cliente o paciente, siendo la mejora de éste y las problemáticas y demandas que pueda presentar el objetivo principal del profesional. Conocer porqué ha decidido acudir a consulta, la historia detrás del problema que pueda tener y que espera de la interacción con el psicólogo es fundamental.
Con este fin el psicólogo debe ser capaz de recabar todos los datos que puede necesitar para empezar a trabajar en el caso, es decir a realizar la anamnesis.
Definiendo anamnesis
Se denomina anamnesis el proceso mediante el cual el profesional obtiene información por parte del paciente del paciente a través de un diálogo en que el profesional ha de obtener la información básica del trastorno o problema del paciente, sus hábitos de vida y la presencia de antecedentes familiares para poder establecer un diagnóstico del problema a tratar o trabajar.
Se trata de la primera etapa del proceso diagnóstico, imprescindible para que el psicólogo sea capaz de comprender la situación vital del individuo, su problema y la forma en que este afecta o es afectado por los acontecimientos y la historia personal.
El desarrollo posterior de la anamnesis permite al profesional detectar síntomas y signos, observándose no sólo qué se dice sino lo que se evita mencionar, la reticencia o facilidad para expresarse y elaborar determinadas temáticas. No se trata de observar solo lo que se dice, sino también el cómo se expresa y la comunicación no verbal que realiza.
En general la anamnesis se realiza al sujeto a tratar o usuario final, mas en ocasiones resulta recomendable hacérsela también a familiares, personas allegadas o incluso profesores, como en el caso de diferentes patologías infantiles.
La anamnesis no se circunscribe únicamente al ámbito de la psicología clínica, sino que también se utiliza para el diagnóstico de problemas tanto en otras ramas de la psicología (es extrapolable a nivel de psicología educativa, por ejemplo) como en otras disciplinas como la medicina. Sin embargo el uso de este término suele aplicarse especialmente en el ámbito clínico.
Principales elementos a tener en cuenta en una anamnesis
El diálogo establecido durante la anamnesis ha de reunir información diversa, siendo fundamental que aparezcan reflejadas en ella determinados aspectos fundamentales, concretamente las siguientes.
1. Identificación
Se trata de los datos básicos de la persona, tal como nombre, sexo, edad o dirección. Asimismo resulta imprescindible establecer un mecanismo de comunicación, como un número de contacto.
2. Motivo de consulta
Aunque puede resultar obvio, el motivo por el cual el sujeto acude a consulta, que le produce una problemática o la demanda que quiere realizar es una de las informaciones principales a obtener en la anamnesis.
3. Historia de la problemática actual
El motivo de consulta es un conocimiento primordial, mas para comprender enteramente la situación el psicólogo o profesional que realiza la anamnesis precisa conocer cómo y cuándo ha aparecido en la vida del paciente, en que situación o situaciones aparece, qué causas considera el sujeto que lo han provocado, qué síntomas padece y cuáles le parecen más relevantes.
4. Afectación en la vida habitual
Las problemáticas presentadas por los sujetos tienen un efecto en su vida cotidiana, generalmente produciendo una disminución en su calidad de vida en ámbitos como las relaciones sociales, laborales o familiares. Conocer esta información puede ayudar a encaminar el tipo de estrategias a emplear, dirigiendo los objetivos terapéuticos tanto a la resolución del problema en sí como a los efectos de estos sobre la vida cotidiana.
5. Historia psicosocial
La historia vital del individuo que acude a consulta suele estar muy vinculada a la aparición de determinados fenómenos y problemáticas. El tipo de educación recibida, el proceso de socialización del sujeto, los eventos que han marcado o configurado su personalidad y los elementos que el propio individuo asocia con el inicio o mantenimiento de un problema pueden ser gran utilidad.
6. Antecedentes personales
En ocasiones las personas que acuden a consulta lo hacen por problemas derivados de fenómenos, sucesos o enfermedades anteriores o cuyos efectos han producido un cambio en la propia vida. En este sentido resulta de utilidad conocer la existencia de problemas previos.
7. Antecedentes familiares y situación familiar
Conocer la presencia o ausencia de antecedentes familiares de un problema o como la familia está estructurada puede permitir afinar el diagnóstico y centrarse en unas estrategias de intervención o en otras. Puede ser relevante de cara a observar factores de riesgo, efectos o causas de determinadas problemáticas.
8. Expectativas respecto a los resultados de la intervención
Este apartado resulta relevante en el sentido de explicitar qué espera el paciente que suceda, la presencia de motivación para seguir un tratamiento y que considera que puede o no lograr con ayuda profesional. Al margen de conocer sus expectativas con respecto al funcionamiento de la terapia y sus resultados, también permite ver la visión del usuario con respecto a su propio futuro y la existencia de sesgos cognitivos que infra o sobrevaloren lo que el tratamiento puede lograr (pueden tener expectativas poco realistas o provocar una profecía autocumplida), pudiéndose trabajar en la propia terapia estas cuestiones.
Consideraciones
La realización de la anamnesis es, como hemos mencionado, de gran importancia para el ejercicio de la profesión. Sin embargo, esta no puede realizarse sin tener en cuenta una serie de consideraciones.
Valoración de la extensión y exhaustividad de la anamnesis
Puede ser tentador considerar la idea de obtener la máxima información posible por parte del paciente desde el inicio con el fin de establecer una estrategia firme a seguir a partir de esta. Sin embargo, aunque es evidente de que la adquisición de información respecto al caso es imprescindible.
Una anamnesis demasiado exhaustiva puede resultar aversiva en extremo para el paciente, pudiendo éste sentirse incómodo y reducir la emisión de información e incluso abandonar la búsqueda de ayuda. No hemos de olvidar que estamos ante un primer paso en el proceso diagnóstico, necesitándose del establecimiento de una buena relación terapéutica con el fin de maximizar la adquisición de información. Los datos recabados en la anamnesis deben ser suficientes para hacerse una idea de la situación del paciente, su problema y su estado vital, pero no se debe realizar esta recopilación como un interrogatorio.
En determinados casos puede además ser necesario abreviar o incluso postergar su realización, como en el caso de pacientes con ideación suicida.
Inmodificabilidad de la información recibida
También se ha de considerar que la información obtenida durante la anamnesis no tiene porque ser inmodificable. El paciente puede no saber exactamente qué le pasa, necesitar más tiempo para reflexionar sobre cómo afecta a su vida o incluso precisar de sentirse más cómodo con el terapeuta como para confiarle determinada información.
Respetando límites éticos
La recolección de datos e información por parte del profesional es un punto fundamental e imprescindible del proceso terapéutico. Sin embargo, la anamnesis o recolección de información no puede hacerse de forma indiscriminada.
Se ha de tener en cuenta que el paciente debe tener derecho a conservar la intimidad, intentado circunscribirse al fenómeno causante de malestar o al motivo de consulta o, en su defecto, a aspectos de la vida del paciente que se considere afectan a éste y al cumplimiento de la terapia.
Referencias bibliográficas:
- Borreli, C.F. & Boschi, F.J.M. (1994). Entrevista clínica. En: Martín ZA, Cano JF, eds. Atención primaria: conceptos, organización y práctica clínica. 3 ed. Barcelona: Doyma:158-69.
- Rodríguez, G.P.L.; Rodríguez, P.L.R. y Puente, M.J.A. (1998). Método práctico para confeccionar la historia clínica. Rev Electrón Innov Tecnol, Las Tunas;4(2). 6 .
- Rodríguez, P.L. y Rodríguez, L.R. (1999). Principios técnicos para realizar la anamnesis en el paciente adulto. Rev. Cubana. Med. Gen. Integr.; 15(4); 409-14