El trastorno por atracón se caracteriza, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana (DSM-5), por episodios frecuentes de ingestión de comida en cantidades claramente superiores a las que otros ingerirían en circunstancias parecidas, en un periodo de tiempo aproximado de dos horas, con una sensación de falta de control.
Dichos episodios se asocian con comer a gran velocidad, sentirse desagradablemente satisfecho, comer sin sentir hambre físicamente, hacerlo estando sólo por vergüenza, sentirse disgustado, deprimido o avergonzado consigo mismo.
Este trastorno no se acompaña frecuentemente de conductas compensatorias inadecuadas, como en el caso de la bulimia nerviosa, como por ejemplo vómito autoinducido, uso de laxantes, diuréticos, ayunos, o exceso de ejercicio en un intento por mantener el control del peso corporal con una preocupación excesiva.
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Factores de riesgo asociados a un Trastorno de la Conducta Alimentaria
La población que se encuentra más expuesta a contraer este tipo de trastornos es la adolescente, ya que, al ser una etapa del desarrollo de transición entre la niñez y adultez, se experimentan cambios físicos y psicológicos determinantes en la vida de cada persona; sobre todo, afecta a mujeres jóvenes.
Si bien personas de cualquier edad, sexo, género, origen racial y étnico pueden padecer de un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), las mujeres adolescentes y jóvenes son el grupo que presenta con mayor frecuencia TCA, encontrándose como causa factores biológicos (genes, heredabilidad y otros), sexualización temprana, el entorno y elementos socio-culturales: los que se encuentran intrínsecamente en nuestra forma de pensar participando en procesos como la autoevaluación, sin dejar de lado que somos seres sociales, por lo que nos influenciamos todo el tiempo por nuestro entorno, y lo que éste define como estéticamente adecuado o no, produciendo ideales de imagen corporal tanto en hombres como mujeres.
Por otro lado, los estudios y mi experiencia profesional coinciden en que la familia nuclear juega un rol fundamental en la construcción de la autoestima y lo que se percibe de la autoimagen, ya que el poder de lo que comunicamos a una persona (tanto a otros como a uno mismo) y sobre todo a una persona que se encuentra en el proceso de formar su identidad, es altamente influyente en la salud mental.
En una ocasión, una mujer de aproximadamente 27 años me comenta que otra persona insinuó que su aspecto físico en ese momento no era “óptimo”. Sin embargo, ella expresa: “lo que esa persona no sabe es que mis padres construyeron una autoestima sólida en mí”.
Si bien hasta la fecha no existen estudios que puedan identificar de manera clara las causas de este tipo de trastornos, sin duda la persona afectada presenta una afección severa en términos emocionales y en la autogestión de los mismos.
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Trastorno por Atracón y obsesividad con compulsividad
Es curioso que el Trastorno por Atracón haya sido incluido en la última y más completa versión del DSM-5 publicado el año 2013. ¿Será que dicho cuadro no había sido identificado antes? ¿O que es un trastorno de las nuevas generaciones?
Cierto es que la sociedad actual presenta niveles elevados de prevalencia en sintomatología ansiosa, depresiva y por estrés, lo que se relaciona directamente con estilos de vida y aprendizaje.
En cuanto a la relación Trastorno por Atracón y Conducta Obsesiva Compulsiva, he podido apreciar una combinación interesante entre ambas, reconociendo en mi experiencia laboral Trastornos por Atracón, es decir, una compulsividad por comer de manera excesiva en determinados momentos, acompañado de un pensamiento obsesivo, es decir, la presencia de pensamientos constantes y persistentes relacionados con la comida como, por ejemplo: "¿Cuál será mi próxima comida? "Necesito comer algo ahora mismo"...
Hay una organización permanente de las comidas, preocupación por ganar peso, gran dificultad para conseguir una sensación de saciedad psicológica (pudiendo la persona encontrarse con su capacidad física de ingesta alimentaria completamente superada y a su vez seguir con deseos difícilmente controlables de comer o hambre mental).
Andrea Aburto Kramp
Andrea Aburto Kramp
Psicóloga clínica
Lo interesante es que esa combinación sintomatológica puede aparecer como mecanismo de defensa frente a experiencias emocionales complejas que pueden haberse presentado durante la niñez, adolescencia, juventud, adultez o vejez, independiente de la etapa del desarrollo en la que se encuentre una persona cuando ésta aparece, impidiendo que la persona pueda ocuparse del trabajo introspectivo que requiere procesar información emocional que en algunos casos puede ser difícil e incluso traumática, interfiriendo en la vida cotidiana.