El trabajo en equipo es uno de los componentes fundamentales tanto en las organizaciones como en otros contextos menos formalizados. Muchas situaciones requieren de la cooperación de grupos de personas, y llegar a los objetivos marcados de esta manera no es algo que se consiga simplemente sumando esfuerzos. Se necesita que alguien coordine y supervise todo el proyecto, motive, genere cambios en la división del trabajo, etc. Dicho de otro modo, se necesita un líder.
En este artículo veremos cuáles son las habilidades a desarrollar para ser un buen líder de grupos, yendo más allá de la percepción individualista del “cada uno que se dedique a lo suyo”. Para ello, repasaremos algunos principios básicos del liderazgo.
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Cómo ser un buen líder en el trabajo
En cada colectivo formado por personas, independientemente de su grado de especialización, es necesario que alguien desempeñe el rol de líder. A pesar de la confusión que rodea a este concepto, hay que señalar que el liderazgo no se basa en imponer los propios intereses sobre los del resto, sino en adoptar un rol estratégico de toma de decisiones que dirija al grupo hacia sus metas del mejor modo posible.
Teniendo esto en cuenta, veamos varios consejos sobre cómo ser un buen líder, si bien las competencias específicas a trabajar dependen también de las características concretas del tipo de organización en el que se esté y del clima laboral que se quiera potenciar.
1. Acostumbrarse a tenerlo todo organizado
El caos no es una opción. Como un líder tiene que estar atento a muchos procesos de trabajo a la vez, es imprescindible saber en cada momento dónde se puede consultar la información necesaria, quién se encarga de qué cosa, y qué tareas hay que realizar durante el día, la semana y el mes. Fallar en este aspecto puede generar disfunciones que afecten negativamente a toda la estructura del grupo o de la organización.
2. Aprender a comunicar
El carácter estratégico del líder hace indispensable establecer un flujo de comunicación constante entre él y los trabajadores a los que supervisa. Es necesario tener en mente qué sabe y qué no sabe el resto, para que no aparezcan errores de interpretación, y no dar por supuesto que el otro entiende de lo que se habla al hablar utilizando referencias.
Esto último es importante especialmente si la autoridad que desprende el líder hace que algunas personas no pregunten cuando aparecen ambigüedades en la comunicación.
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3. Dejar claras las funciones de cada uno
Es clave tener la habilidad de resolver las dudas cuando aparecen dudas acerca de dónde termina un tipo de trabajo y dónde empieza el otro. De esta manera no aparecerán vacíos de responsabilidad y cada uno sabe de quién recibe instrucciones y a quién supervisa.
4. Pasar por experiencias
Este último aspecto es clave. Para ser un buen líder se necesita siempre contar con experiencia en el ámbito en el que se trabaja, por una razón muy simple: al empezar a trabajar, es imposible prever las situaciones a las que habrá que hace frente, independientemente de su importancia. Por eso, hay que toparse con los problemas para aprender de ellos.
5. Saber delegar
Para poder realizar una buena gestión de los esfuerzos, es necesario saber cuándo ha llegado el momento de delegar una tarea a otro trabajador. Para ello es necesario realizar una valoración de las competencias de este, y ver si esa descarga de trabajo es significativa y ayuda a que el grupo en general funcione mejor.
6. Entrenar la asertividad
Un líder no puede evitar situaciones que puedan desagradarle a él o a otro miembro del equipo por el simple hecho de no pasar por esa experiencia, si hacerlo es necesario para afectar positivamente sobre el conjunto del equipo. Por ello, hay que respetar los puntos de vista ajenos a la vez que se expresa de manera muy directa aquello que uno mismo sostiene, aunque se contradiga con las opiniones del otro.
7. Saber motivar
Cada equipo y cada persona cuentan con dinámicas de motivación diferentes. Saber encontrar la fórmula para mantener a todo el mundo rindiendo en un punto de equilibrio entre la producción y el bienestar y la satisfacción personal es clave, y para ello hay que saber movilizar grupos.
8. Aprender del sector
Es imprescindible conocer aquello con lo que trabaja el grupo o la organización. Para ello, es muy útil pasar por todas las fases del proceso de trabajo, o todas aquellas por las que se pueda, para ver cómo lo viven los trabajadores de cada departamento o segmento de la cadena de trabajo, en caso de existir este sistema.
9. Escuchar el feedback constante
Dentro de una empresa o un grupo de trabajo se genera una cantidad de información muy valiosa. Es necesario saber escucharla para conocer las necesidades del resto del equipo, los problemas que les van surgiendo, sus intereses, etc.