Cultura argárica: características de esta antigua civilización ibérica

Así era la cultura argárica, una de las civilizaciones ibéricas importantes de la Edad del Bronce.

Cultura argárica

La cultura argárica es una de las muchas que han pasado por el territorio de lo que actualmente es España.

Vamos a sumergirnos en un recorrido por la historia de este pueblo y así saber cuál era su modo de vida, lo que lo caracterizaba y también cuál es el legado que perdura hasta nuestros días, para poder conocer mejor una parte de nuestra propia historia.

¿Qué fue y cómo era la cultura argárica?

La cultura argárica es un conjunto de poblados que se asentaron en la zona sudeste de la Península Ibérica, entre el 2300 a.C. y el 1500 a.C., ocupando terrenos de los que hoy en día conforman las provincias de Alicante (Comunidad Valenciana), Murcia (Región de Murcia), Jaén y Granada (Andalucía).

Se trata de una de las mejores representaciones de las poblaciones europeas de la Edad de Bronce, y es que se han encontrado yacimientos arqueológicos que han permitido obtener mucha información acerca de estos pueblos.

El descubrimiento de la cultura argárica se lo debemos a los hermanos Luis y Enrique Siret, que en las últimas décadas del siglo XIX dedicaron su carrera a realizar excavaciones en todo el sudeste peninsular, descubriendo los tesoros arqueológicos que estas tierras escondían y dando a conocer al mundo las características de los pobladores de este territorio, cuatro milenios atrás Uno de los yacimientos más importantes se encuentra en Antas (Almería), y se llama El Argar, denominación que bautiza a la cultura argárica.

El asentamiento de El Argar está ubicado en la Sierra Almagrera, y en él, los hermanos Siret llegaron a encontrar más de mil tumbas pertenecientes a la cultura argárica. Pero además de ese yacimiento también exploraron otros tremendamente importantes, como los de Ifre, Fuente Álamo, Gatas o El Oficio. Actualmente estos lugares pertenecen a las provincias de Murcia y Almería. La importancia de estos yacimientos viene dada por todo el material y estructuras que se encontraron, en un magnífico estado de conservación.

De esta manera, encontraron innumerables inhumaciones, muchas de ellas conservando los ajuares de los difuntos, que permitieron extraer objetos tan diversos como cuchillos, espadas, lanzas, objetos de barro, de hueso o de piedra, ropajes e incluso restos de plantas. Con todo este material, los arqueólogos han podido realizar estudios bien fundamentados que nos permiten conocer hoy día las principales características y modo de vida de los habitantes de los pueblos argáricos.

Origen de esta civilización antigua

Existe cierto debate en torno al origen de la cultura argárica. Algunos historiadores y arqueólogos creen que estos pueblos provenían de culturas greco-micénicas y que se instalaron en estas zonas peninsulares costeras debido a la riqueza de metales como el estaño, que permitieron explotar la minería.

Sin embargo otros estudios afirman que la cultura argárica es una evolución de pueblos preexistentes en este territorio, por lo que no cumplirían la hipótesis de la colonización proveniente de otros pueblos mediterráneos.

Aunque el grueso de las poblaciones argáricas se concentran en Almería y Murcia, siempre en enclaves protegidos por accidentes geográficos como elevaciones del terreno, posteriormente se han descubierto otros asentamientos más alejados, que llegan incluso a la zona de Ciudad Real, y ya en zonas más llanas. Se cree que la cultura militar de los argáricos les permitía expandirse en busca de más minas de metales y más terrenos donde poder desarrollar la agricultura y la ganadería.

Se cree que la cultura argárica pudo convivir con otros pueblos de la Edad del Bronce, también llamados calcolíticos. En algunos yacimientos se observa la posibilidad de que los asentamientos fueran construidos sobre otros ya existentes, mientras que en otros parece bastante claro que se edificaron desde cero, sin utilizar las construcciones o la distribución previa de otras sociedades que hubieran abandonado el lugar o bien hubieran sido conquistados por los argáricos.

El Argar

Características de los pueblos argáricos

Las investigaciones de los yacimientos de la cultura argárica nos permiten conocer sus principales características. Por ejemplo, sabemos que se solían establecer en lugares elevados, como ya se ha mencionado, y en estas ubicaciones creaban sus edificaciones, habitualmente de planta rectangular y algunas veces con forma de trapezoide. Los materiales utilizados eran piedra, adobe y creaciones de tapial, unos muros hechos con arcilla y encofrado de madera, muy típicos en culturas mediterráneas como es la argárica.

Además de las propias viviendas, se observan construcciones dedicadas a actividades sociales, como almacenes, talleres y lugares para desarrollar diversas profesiones. Algunos yacimientos presentan murallas para su defensa frente a posibles ataques de invasores, pero muchos de ellos carecen de estas fortificaciones, ya que los emplazamientos estratégicos en lugares bien protegidos naturalmente ya eran suficiente defensa, pues hacían muy difícil cualquier ataque externo.

Se cree que en cada poblado vivían unas 400 personas, aunque los más grandes podrían albergar incluso 600. Estos núcleos de población tenían una serie de servicios como desagües canalizados, cisternas para almacenar agua que recogían de un lugar cercano, pues siempre se asentaban junto a algún río, establos para los animales, graneros para poder almacenar la comida, y diversos elementos para facilitar el tránsito entre diferentes partes del poblado, como escaleras o rampas para salvar las diferencias de nivel.

Una de las características principales de la cultura argárica es que enterraban a sus muertos en los propios terrenos de las viviendas. Para ello realizaban fosas o incluso utilizaban los pithoi, unas tinajas de grandes dimensiones hechas de cerámica. Además era habitual realizar ofrendas que enterraban junto a los difuntos, y los elementos encontrados han sido tremendamente útiles para hacerse una idea de la jerarquía social existente en las sociedades argáricas.

Aunque la mayoría de fosas albergan un solo cuerpo, existen algunos casos de parejas e incluso grupos familiares compartiendo nicho. Igualmente, se han llegado a encontrar tumbas con ofrendas pero sin cuerpo, lo que indica que no pudieron enterrar sus restos mortales, quizás porque esos individuos habían muerto en alguna batalla de la que no volvieron. El hecho de realizar un ritual funerario incluso sin cuerpo es un indicador de ciertos pensamientos de tipo religioso que podían indicar creencias en una vida más allá de la muerte.

Estructura social

En la cultura argárica la sociedad estaba conformada por una agrupación de familias de no mucha descendencia. Gracias a los elementos encontrados en las tumbas se cree que habría cinco estratos sociales diferentes.

En primer lugar se encuentran los hombres dirigentes del poblado, portando armas y elementos hechos de metales preciosos. Después estarían las familias de estos, es decir, sus esposas e hijos, que igualmente pertenecerían al estrato más alto de la sociedad.

A continuación habría ciudadanos con todos los derechos, junto a los cuales se depositaron armas de metales más convencionales. Aquí podrían incluirse a los soldados de la ciudad.

El cuarto grupo lo conforman personas de derechos más limitados, quizás artesanos o campesinos, cuyo ajuar eran elementos decorativos sencillos. Y por último estarían los individuos a los que no se les honraba con una ofrenda. Se cree que podrían ser esclavos o al menos personas con derechos muy limitados dentro de la sociedad argárica.

No queda claro el papel de la mujer en esta cultura. Se cree que estaría subordinada al hombre, pero solo dentro de su estrato social o de los superiores. Es decir, pesaba más a nivel de derechos el pertenecer a una determinada clase que el ser hombre o mujer, que sería una segunda distinción. Los elementos encontrados en las sepulturas femeninas hacen pensar que estaban dedicadas a ciertas actividades productivas que aportaban un valor económico a la sociedad argárica más allá del hecho de crear descendencia.

Actividad económica

La cultura argárica se nutría de diferentes actividades productivas. Una de las más importantes era la minería, y además era clave para elegir el lugar de los asentamientos, pues normalmente estaban cerca de zonas mineras, por ejemplo de estaño.

Igualmente, eran grandes agricultores, cultivando especialmente cebada, que después almacenaban en graneros y después se trituraba utilizando pequeños molinos, que estaban centralizados en un lugar muy concreto dentro del poblado.

Los argáricos también practicaban la ganadería, en contraposición a la caza de animales salvajes, que debía ser muy escasa. En sus territorios albergarían especies como caballos, bueyes, cabras, ovejas y cerdos. También se dedicaban a otras actividades como la manufactura de cerámica, creando objetos con unas formas comunes que hace pensar que tenían ciertos patrones o criterios a seguir para estandarizar los objetos. Además la calidad de sus cerámicas era muy llamativa.

Trabajaban también con otros materiales, como la propia metalurgia con los metales que extraían de las minas, pero también tallando huesos y también piedras de diferentes tipos y tamaños.

Finalmente, otra de sus industrias más destacadas sería la textil, puesto que se han encontrado abundantes evidencias de creaciones realizadas en lino.

Referencias bibliográficas:

  • Ariza, R.S. (2012). Fortificaciones y estado en la cultura argárica. Arqueología y Territorio.
  • García, E.A. (2007). Las prácticas de cuidados en las sociedades prehistóricas: La cultura argárica. Arqueología y Territorio.
  • Jiménez-Brobeil, S.A., Al Oumaoui, I., Esquivel, J.A. (2004). Actividad física según sexo en la cultura argárica. Una aproximación desde los restos humanos. Trabajos de Prehistoria.
  • Legarra, B. (2014). Estructura territorial y estado en la cultura argárica. Menga. Journal of Andalusian Archaeology.

Luis Martínez-Casasola (Madrid, 1988) se licenció en Psicología en la UAM y cuenta con un máster en Psicología Forense por la URJC y el COP de Madrid, así como con una especialización en recursos humanos. Tras varios años de experiencia en la redacción de contenidos web, ahora colabora como divulgador para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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