Cómo abordar el trauma en la infancia con evidencia científica y estrategias efectivas

Un resumen de las estrategias psicoterapéuticas más efectivas ante el trauma sufrido en la infancia.

Cómo abordar el trauma en la infancia con evidencia científica y estrategias efectivas
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Todo lo que vivimos a lo largo de nuestra infancia, incluso lo que vivimos durante la gestación, puede dejar huella e interferir en nuestro desarrollo. Con mucha frecuencia, las experiencias adversas no dejan cicatrices visibles, pero sí heridas profundas.

Las manifestaciones del trauma pueden llevar a ser muy diversas y, en ocasiones, pasan desapercibidas por el entorno y los profesionales puesto que se confunden con otras problemáticas. Afortunadamente, durante los últimos años se ha producido un gran avance a nivel científico que permite una mejor comprensión del trauma temprano.

A lo largo de este artículo explicamos brevemente qué entendemos por trauma y cómo puede afectar al desarrollo de las personas. Una vez asentadas las bases, profundizamos en las diferentes técnicas terapéuticas con base científica que más se utilizan en los diferentes enfoques psicológicos actualmente.

¿Qué entendemos por trauma en la infancia y cómo afecta al desarrollo?

Los primeros años de vida se caracterizan por ser especialmente críticos y tener un fuerte impacto en el posterior desarrollo de las personas debido a la gran plasticidad cerebral. Las experiencias de cuidado, afecto, sostén y seguridad permiten que, con el tiempo, los niños y niñas aprendan a regular sus emociones y confiar en los demás.

Hablamos de trauma en la infancia cuando se producen experiencias abrumadoras que dejan a las criaturas con la sensación inseguridad y de no tener recursos para procesarlas. No hablamos solo de abusos, negligencia o abandono sino que estas vivencias pueden darse, además en el aspecto físico, en el ámbito emocional y/o relacional.

Tras experimentar este tipo de situaciones, los sistemas de alarma cerebrales permanecen activos, incluso cuando no hay un peligro inminente. No obstante, es importante comprender que el trauma no se aloja únicamente en la mente, sino que también vive en el cuerpo. Es decir, el sistema nervioso de la criatura aprende a sobrevivir más que a vivir.

Las heridas emocionales, el trauma, interfieren en el desarrollo de ciertas estructuras cerebrales. Como consecuencia, pueden aparecer síntomas como ansiedad, dificultades emocionales, impulsividad, baja autoestima, dificultades en el vínculo (apego) e incluso síntomas disociativos.

Intervenciones terapéuticas que favorecen la integración del trauma

En los últimos años ha crecido notablemente el interés en este tema por parte de los distintos profesionales. Esto ha permitido conocer en mayor profundidad la complejidad del trauma temprano y su impacto en el desarrollo de las personas.

Han surgido diversas metodologías que han podido demostrar su eficacia para el tratamiento del trauma. Sin embargo, es importante comprender que cada enfoque terapéutico tiene su propio marco teórico y pone el foco en aspectos diferentes. Aún así, todos coinciden en que el trauma necesita de un entorno seguro y un buen vínculo para ser integrado.

Los y las profesionales deben tener en cuenta que sin una base de seguridad física y emocional no se puede procesar un evento traumático. En este sentido, es necesario garantizar la regulación emocional antes de abordar las experiencias dolorosas. Además, es crucial que el enfoque terapéutico tenga en cuenta el cuerpo, las emociones y el vínculo.

Al tratarse de población infantil, las intervenciones deben estar adaptadas al momento de desarrollo evolutivo en el que cada persona se encuentra y, en la medida de lo posible, se debe incluir a la familia en el proceso.

A continuación se presentan brevemente algunas de las intervenciones terapéuticas que más se están utilizando actualmente y que disponen de evidencia científica como respaldo.

1. Terapia somática y sensorio-motora

Gran parte de la información del trauma se queda alojada en el cuerpo. Las terapias somáticas —basadas en las propuestas de autores como Peter Levine y Pat Ogden— ponen el foco en reconectar con las sensaciones corporales, así como la conexión y el control del cuerpo.

Además, permite trabajar en la liberación de la energía atrapada en el cuerpo sin tener que abordar las experiencias de forma verbal y mental. Mediante el movimiento, la conciencia corporal, la respiración y la presencia se pueden completar las respuestas defensivas que no pudieron finalizarse.

2. EMDR (Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares)

La terapia EMDR —por sus siglas en inglés Eye Movement Desensitisation and Reprocessing— ha sido validada por múltiples estudios como eficaz para el tratamiento del trastorno por estrés postraumático. Los estímulos bilaterales activan ambos hemisferios cerebrales y esto facilita que la memoria traumática se pueda reprocesar de forma adecuada.

Es importante que los profesionales que la apliquen tengan una adecuada formación y elijan el momento oportuno para hacerlo. En la intervención con infancia y adolescencia el protocolo se adapta usando metáforas, juego, etc. Es crucial asegurar una base de seguridad y regulación emocional antes de abordar el contenido traumático.

3. Traumaterapia relacional

Existen dos tipos de trauma, el simple y el complejo. En este último, las heridas emocionales se generan en el vínculo, en la relación. Cuando la fuente de miedo y peligro es la persona (o las personas) que debería cuidarte y asegurar tu bienestar, el impacto es devastador.

Puesto que en muchas ocasiones el trauma infantil se genera en la relación, es interesante sanarlo de la misma forma. Y este es el enfoque de la terapia relacional o de apego. Este tipo de propuestas combinan la comprensión neurobiológica del trauma con estrategias de regulación emocional y trabajo vincular. A partir de la experiencia de base segura con el/la terapeuta, se puede reparar el daño en la capacidad para vincularse.

4. Terapia narrativa y juego simbólico

El juego es la forma en la que los niños y las niñas están en contacto tanto con su mundo interno como con el externo. Es su lenguaje, su forma de comunicarse. Precisamente por esto, el juego es una herramienta esencial para la integración del trauma.

Mediante el juego simbólico o narrativo, las criaturas pueden representar aquello que no están pudiendo expresar con palabras, reescribir su historia, dar un nuevo significado a lo que sucedió e incluso recuperar la sensación de control y seguridad. No obstante, es importante acompañar este tipo de intervenciones con estrategias de regulación emocional.

5. Terapia cognitivo conductual centrada en trauma (TF-CBT)

La TF-CBT (Trauma-Focused Cognitive Behavioural Therapy) combina técnicas cognitivas, conductuales y relacionales —implicando tanto a los menores como a los referentes adultos—. Dispone de una gran evidencia científica que señala que ayuda a reducir síntomas de estrés postraumático, ansiedad y culpa, así como modificar pensamientos disfuncionales.

Este tipo de intervención incluye psicoeducación, entrenamiento en regulación emocional, exposición gradual a los recuerdos traumáticos y reestructuración cognitiva. Uno de los aspectos más destacables es el enfoque colaborativo con la familia, que favorece la continuidad del apoyo fuera del entorno terapéutico.

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  • Acebedo, F. L. (2022). Trauma complejo del desarrollo y el modelo de peligro desorganizado en la infancia (0-6 años): evidencias y la propuesta de un programa de intervención temprana. In Manual de Psicología y Psicopatología perinatal e infantil (pp. 185-196). ASMI-WAIMH España.
  • Cortés, C. (2017). Mírame, siénteme: Estrategias para la reparación del apego en niños mediante EMDR. Desclée de Brouwer.
  • van der Kolk, B. A. (2015). The body keeps the score: Brain, mind, and body in the healing of trauma. Penguin Books.

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Nerea Moreno. (2025, octubre 15). Cómo abordar el trauma en la infancia con evidencia científica y estrategias efectivas. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/desarrollo/como-abordar-trauma-en-infancia-evidencia-cientifica-estrategias-efectivas

Psicóloga

Nerea Moreno es graduada en psicología, con mención en psicología clínica, por la Universidad de Barcelona. Cursó el Máster en Psicología General Sanitaria con la Universidad Autónoma de Barcelona. Posteriormente, se formó como experta en psicología de las emergencias y catástrofes. Tanto esta formación como la experiencia laboral en el campo, supusieron para Nerea el descubrimiento de un nuevo mundo: el trauma. Desde entonces, trabaja desde un enfoque integrador y no ha parado de formarse en trauma, sistema nervioso, apego, duelo y emociones.

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