Negligencia parental: causas, tipos y consecuencias

Un resumen acerca de la negligencia parental, un tipo de maltrato que ocurre en la familia.

Negligencia parental

Cuando pensamos en maltrato siempre nos viene a la cabeza la violencia física, pero hay formas mucho más sutiles de ejercerlo, a veces incluso de manera inconsciente.

Es el caso de la negligencia parental. Vamos a descubrir en qué consiste este concepto y qué variantes se pueden observar.

Qué es la negligencia parental

La negligencia parental o infantil es una forma de maltrato de los padres (o bien tutores) hacia los hijos por una falta de cuidado en sus necesidades básicas, o una mala gestión de las mismas. Para considerarse como tal, ha de darse de manera continuada en el tiempo. Es decir, no podríamos hablar de negligencia parental cuando se da un episodio aislado, salvo que sea de una gravedad considerable.

Nuestra sociedad ha avanzado mucho en la erradicación de la violencia en la educación de los pequeños, pero aún queda mucho por hacer respecto a la negligencia parental, que representaría uno de los mayores problemas de desprotección de la infancia, y es que existe un gran desconocimiento del alcance que pueden tener sus consecuencias.

Los niños son absolutamente dependientes de sus cuidadores, y tienen una serie de necesidades a varios niveles, tanto fisiológicas como psicológicas y sociales, y han de cubrirse de una forma adecuada, correspondiente siempre a cada etapa del desarrollo, haciendo que el menor se desarrolle con normalidad y sin ningún tipo de carencia.

Un padre o madre negligente se caracterizaría por uno o varios de estos comportamientos:

  • Es incapaz de detectar las necesidades de su hijo.
  • Considera que sus propias necesidades son más importantes que las del niño.
  • Está errado en las que considera que son las auténticas necesidades del menor.

Por supuesto, la negligencia parental puede desembocar en una serie de consecuencias que pueden extenderse incluso a su vida adulta, por lo que no es ningún problema menor, sino una cuestión a atajar para evitar cualquier repercusión que afecte a esta persona a medio o largo plazo y que necesite, por ejemplo, de una profunda terapia psicológica para resolverse. Más adelante profundizaremos en algunas de las posibles secuelas que se pueden experimentar.

Causas de la negligencia parental

La negligencia parental puede darse por una serie de factores muy diferentes, relativos a los padres o tutores de los menores. Veamos una clasificación de ellos.

1. Adicciones

En casos en los que el padre, madre o ambos mantengan un consumo de sustancias tóxicas continuado, ya sea de alcohol o drogas, es un alto indicador de un potencial caso de negligencia parental.

Esto ocurre incluso desde antes de nacer el niño, durante el embarazo, ya que las sustancias nocivas que pueda consumir la madre pasarían al torrente sanguíneo y desde ahí al feto, pudiendo provocarle secuelas irreversibles.

Una vez nacido, la falta de cuidados continuaría, al estar sus progenitores incapacitados una gran parte del tiempo debido a su estado de embriaguez, lo que imposibilitaría la adecuada cobertura de las necesidades del niño.

2. Trastornos mentales

En otras ocasiones puede darse el caso de que alguno de los padres padezca una patología psicológica que le afecte a la percepción de la realidad, por ejemplo mediante brotes psicóticos, o bien que de alguna manera vea mermada su capacidad cognitiva y emocional.

Sería otra causa que estaría afectando directamente a los adultos en sus capacidades para atender a los hijos como es debido.

3. Ausencia de aptitudes parentales

A veces no existe un condicionante directo, sino que por diversas circunstancias, incluso por haber sido ellos mismos víctimas de negligencia infantil siendo niños, determinados padres no cuentan con las habilidades necesarias para ejercer como progenitores de una manera correcta, desentendiéndose hasta de las tareas más básicas.

En estos casos, se le proporcionaría a los hijos únicamente aquellos cuidados destinados a una mera supervivencia, sin cubrir ninguna necesidad adicional, que igualmente son fundamentales para un desarrollo completo.

4. Familias muy numerosas

En familias en riesgo de exclusión que además cuentan con un gran número de hijos, pueden llegar a darse casos de negligencia parental, puesto que en ocasiones se les exige a los niños más mayores tareas de adulto en relación al cuidado de sus hermanos pequeños, que obviamente deberían ser responsabilidad de una persona adulta.

De esta manera, los hijos mayores sufren la negligencia parental al no verse tratados como niños sino como adultos, y los hijos menores la sufrirían al ver cubiertas sus necesidades solo en parte, puesto que lógicamente el cuidado que les aportan los hermanos no es el mismo que deberían proporcionarle los padres.

5. Falta de recursos

En línea con el punto anterior, existen unidades familiares donde los recursos económicos son muy limitados y a veces la protección social que ofrece el Estado no alcanza a cubrir sus necesidades, de manera que los adultos no tienen la capacidad de atender las obligaciones que tienen para con sus hijos.

Tipos de negligencia parental

La problemática de la negligencia parental es variada, y la podemos clasificar en función de la dimensión en que esté encuadrada la carencia en la cobertura de las necesidades. Esta sería una propuesta de clasificación.

1. Negligencia física

En esta categoría entrarían todas las conductas que de alguna manera están impidiendo o perjudicando el correcto desarrollo físico del niño, y el abanico de opciones es muy amplio, comenzando por la alimentación del menor, que ha de ser suficiente y adecuada para su edad y necesidades concretas.

También lo sería el no proveer al niño de ropa indicada para cada temporada, de manera que esté protegido del calor y del frío o de las inclemencias del tiempo. Igualmente, el no protegerle del sol en verano con elementos que le cubran la cabeza del sol, crema protectora, etc.

Igualmente todo lo relativo a la higiene y a un correcto control de la salud, preocupándose de curar sus rasguños y heridas, y acudiendo puntualmente a las citas pediátricas que correspondan para vacunaciones, revisiones o cualquier incidencia médica que haya que resolver. De hecho, es en el contexto médico, además de en el escolar, donde se detectan la mayoría de los casos de negligencia parental, cuando los médicos encuentran claros indicadores de que el niño no está siendo bien atendido y lo pone en conocimiento de las autoridades competentes, como es su deber.

Por supuesto, cualquier otra falta de medida de protección en cada contexto correspondiente, por ejemplo la falta de silla especial y/o de cinturón de seguridad al viajar en el automóvil, constituirían una clara causa de negligencia parental de tipo físico.

2. Negligencia psicológica

Las necesidades psicológicas del niño deben ser correctamente atendidas. Una forma de negligencia en este sentido sería no estimular adecuadamente sus capacidades cognitivas a través de juegos y actividades indicados para su estadio evolutivo, o incluso llegar a ignorarle.

Igualmente, privarle de una correcta socialización con sus iguales (juego con otros niños) también estaría impidiendo el desarrollo óptimo de su identidad y sus funciones psicológicas.

3. Negligencia educativa

Obviamente también supondría una clara negligencia el no proporcionar al menor una educación formal, más siendo esta obligatoria por ley y además gratuita, por lo que también sería un delito.

La educación es uno de los derechos primordiales del niño, y sus beneficios son de incalculable valor: la adquisición de habilidades y conocimiento, el desarrollo psicológico, el aprendizaje de habilidades interpersonales, etc. Si privamos al niño de todo ello, estaremos dificultando en gran medida su desarrollo y posterior transición a la vida adulta.

Consecuencias

Ya conocemos las diferentes causas y los posibles tipos de negligencia parental que podemos encontrarnos, pero igual de importantes son las consecuencias que este fenómeno puede desencadenar en el niño, como ya anticipábamos al principio.

Las consecuencias pueden ir desde problemas físicos, ya sea por una alimentación deficiente, por dolencias no atendidas...hasta una falta de desarrollo debido a una carencia de estímulos y de educación apropiados para su edad. Pero vamos a profundizar en las secuelas psicológicas que puede desencadenar una negligencia paternal continuada.

Apego

El apego es el vínculo emocional que se establece entre el niño y el adulto durante la crianza. Puede ser de los siguientes tipos:

  • Seguro: el bebé es capaz de explorar el entorno al sentirse amparado por la figura de apoyo.
  • Ansioso: les cuesta alejarse de la figura de apoyo, por lo que la exploración es muy reducida.
  • Evitativo: no tienen buen vínculo con la figura de apoyo, por lo que pueden alejarse de ella.
  • Desorganizado: combina las dos anteriores, comportándose de manera errática y cambiante.

Lógicamente, el apego seguro es el óptimo y al que todas las pautas de crianza deberían dirigirse, pero en situaciones de negligencia parental es probable que se desarrollen otros tipos, especialmente el evitativo y el desorganizado.

Las posibles consecuencias que puede tener un apego inseguro en el niño cuando este se convierte en adulto son muchas y variadas. Puede tener problemas para regular sus emociones, experimentar dificultades para realizar actividades sociales, depender emocionalmente de alguien de forma insana, tener una visión negativa de uno mismo (baja autoestima y autoconcepto), padecer problemas conductuales, y más.

Esto no quiere decir que los hijos de padres que ejerzan negligencia parental estén condenados a una vida marcada por estos hechos y a padecer trastornos psicológicos, puesto que no todos los desarrollan y en el caso de hacerlo siempre pueden realizar terapias de reparación del apego, que funcionan de manera muy satisfactoria, pero obviamente es preferible eliminar el problema antes de que se genere, pues ya hemos visto el alcance de las consecuencias y su mantenimiento en el tiempo.

Referencias bibliográficas:

  • Pérez-Muga, O. (2007). Negligencia: discriminación y desprotección de la infancia. Psicología sin fronteras.
  • Marvin, R., Cooper, G., Hoffman, K. (2002). The Circle of Security project: Attachment-based intervention with caregiver-pre-school child dyads. Attachment & human Development. Taylor & Francis.
  • Peña, M.F. (2017). Apego seguro y desarrollo del infante en poblaciones vulnerables. Avances en psicología. Unifé.

Luis Martínez-Casasola (Madrid, 1988) se licenció en Psicología en la UAM y cuenta con un máster en Psicología Forense por la URJC y el COP de Madrid, así como con una especialización en recursos humanos. Tras varios años de experiencia en la redacción de contenidos web, ahora colabora como divulgador para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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