La distinción más conocida es de familia heteroparental, homoparental y monoparental dependiendo del sexo biológico de los progenitores.
En la familia heteroparental, los progenitores de la misma, son de distinto sexo, es decir, hombre y mujer.
En la familia homoparental, los progenitores están formados por una pareja del mismo sexo (sean dos mujeres o dos hombres) y tienen uno o más hijos en común.
La familia monoparental es la conformada por un solo padre o una sóla madre con uno o más hijos. Dentro de este modelo, se encuentran las madres solteras por elección, siendo relativamente nuevo y bastante desconocido aún en nuestra sociedad esta forma de maternidad elegida, es decir, que de forma voluntaria, buscada, decidida y deseada un grupo de mujeres, elijan esta vía de acceso a la maternidad.
¿Cuál es el impacto psicológico de estas formas de diversidad familiar?
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El caso de las familias monoparentales
Un estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Ámsterdam, descubrió que no había diferencias significativas en el bienestar y el comportamiento de los niños o el estrés de los padres entre las familias heteroparentales y monoparentales.
Los académicos observaron a 69 madres solteras que deliberadamente habían elegido ocuparse de la crianza de sus hijos solas, y 59 madres de familias heterosexuales biparentales con un hijo de entre 18 meses y seis años.
La mayoría de las mujeres y madres solteras por elección en el estudio eran económicamente estables, habían recibido una educación superior, con solvencia económica, y tenían relaciones significativas con sus parejas en el pasado. Equilibrio emocional y capacidad resolutiva.
"Los niños de ambos modelos de familia evolucionan y se mantienen bien en términos de bienestar”, afirmó la investigadora Mathilde Brewaeys en un comunicado de prensa del estudio. "Las madres solteras por elección propia y sus hijos se benefician de una buena red de apoyo social, y esto debe destacarse en el asesoramiento de mujeres que desean tener y criar a un hijo sin pareja".
Anteriormente, algunos estudios han encontrado que los hogares monoparentales reflejaban resultados más bajos debido a factores estresantes y de afrontamiento que repercutían en los niños sin una figura paterna, pudiendo tener un impacto desfavorable en su comportamiento, en estos casos podían darse diferencias tales como embarazos adolescentes, embarazos no buscados, bajos recursos económicos, falta de apoyo familiar, entre otros factores.
Con ello, esta última investigación, presentada en Ginebra, muestra que los hijos de madres solteras no son más propensas a mostrar signos de trastornos de conducta que sus homólogos educados en familias tradicionales. Los niños con familias de madres solteras por elección tienen el mismo resultado en todos los ámbitos que aquellos en familias con dos padres heterosexuales o bien homosexuales.
Brewaeys agregó que la suposición incorrecta de que crecer sin un padre es malo para los niños se basa simplemente en la investigación de familias divorciadas que han experimentado conflictos. “Lo más probable que cualquier influencia negativa en el desarrollo infantil dependa más de una relación problemática entre padres e hijos y no de la ausencia de un padre", dijo. "Las madres solteras por elección, toman conscientemente la decisión de criar a sus hijos solas”.
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El caso de las familias homoparentales
Un libro de la academía americana de pediatría titulado Technical Report: Coparent or Second-Parent Adoption by Same-Sex Parents ( " Informe técnico: Adopción de padre/madre o padre por segunda vez por pardres del mismo sexo") señala que los niños que crecen con madres o padres homosexuales, poseen el mismo equilibrio emocional, cognitivo, social y sexual, que los niños cuyos padres son heterosexuales.
Hay quienes señalan que los hijos de familias homosexuales tienen mayor riesgo de adicción y/o de delincuencia. En la investigación denominada Delinquency, victimization, and substance use among adolescents with female same-sex parents examinaron precisamente este planteamiento, y los resultados indicaron que los hijos adolescentes mostraban resultados positivos en evolución emocional y cognitiva. Estos factores no guardaban relación con el modelo de familia.
Los adolescentes que mostraban una relación más estrecha con sus padres manifestaron comportamientos menos delictivos y bajo o nulo consumo de sustancias, lo que indica que la calidad de las relaciones de los adolescentes con los padres/madres/padre/madre son los indicadores que pronostican los resultados objetivos y precisos en el desarrollo emocional y no siendo así el modelo de familia en el que viven.
Conclusión
A pesar de los retos metodológicos son enormes para hacer frente a fenómenos tan complejos y multifactoriales como los resultados del desarrollo psicosocial a largo plazo de los hijos, la literatura reunida de décadas e investigaciones, en su conjunto, ofrece sólidas garantías de fiabilidad y validez sobre el bienestar de los hijos educados por padres del mismo sexo o un sólo progenitor.
Una vez más nos encontramos la evidencia científica, desde los resultados empíricos, permitiéndonos entender, acercarnos y poder unirnos más desde la diversidad. Tal como decía Newton “la unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo”.
Espero que este artículo nos permita ser aún más conscientes de esta realidad, la sociedad actual se caracteriza por el poder de la elección, aportando gran riqueza, desde los valores y seguridad que entraña el saber que se está creando una familia (sin etiquetas) desde principios justos y sinceros, desde el no estigmatizar o etiquetar, ya que esto último parte del desconocimiento y los prejuicios. Pero sí continuar, desde entendimiento del verdadero significado de la familia, unirnos más, partiendo de las diferencias, de lo que compartimos, lo cual nos hace iguales y diferentes, únicos y valiosos, desde el compromiso y consenso por desarrollo emocional y cognitivo equilibrando de los hijos, desde el principio básico pero simple del amor que es lo que une y que caracteriza a toda familia, independiente del modelo o nombre que acompaña a este término, y no desde el conflicto que lo separa.
“No hay tal cosa como ´una familia rota´. La familia es la familia y no está determinada por certificados de matrimonio, documentos de divorcio y documentos de adopción. Las familias se hacen en el corazón”; C. JoyBell C.
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