¿Tu hijo no quiere compartir? Errores comunes y cómo acompañarlo mejor

Veamos por qué algunos niños tienen problemas a la hora de compartir y qué pueden hacer los padres.

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Compartir es una de las primeras habilidades sociales que los padres intentan enseñar a sus hijos, puesto que no solo les ayuda a ponerse en “el lugar del otro”, sino que contribuye a que empiecen a sentar las bases para poder crear relaciones interpersonales saludables. Pero enseñarles a hacerlo no es una tarea fácil, ni mucho menos. Analizamos, con la ayuda de dos expertos en el tema, la importancia de saber enseñar a compartir bien y desgranamos algunos trucos para conseguirlo.

Por qué a los niños no les gusta compartir

Nunca hay que generalizar, pero a la gran mayoría de niños les cuesta mucho compartir. “No se trata de un tema educacional, sino de que en las primeras etapas de la infancia, el desarrollo cognitivo y emocional aún no les permite comprender que los demás niños tienen necesidades y deseos tan válidos como los suyos”, asegura la psicóloga y pedagoga Celia Rodríguez Ruiz. Es decir, desde su perspectiva, “prestar un juguete o dejar que otro niño use algo suyo significa renunciar a algo que consideran que es ‘solo de su propiedad’”, afirma la experta en declaraciones a Psicología y Mente.

Además, según Rodríguez Ruiz, existen otros factores, como el apego emocional a determinados objetos, así como ciertas experiencias previas negativas que pueden hacer que sientan rechazo a compartir, como, por ejemplo, que otro niño haya perdido algo que le había prestado o que se lo devolviera roto o en mal estado.

Por eso, cuando un niño dice “no” a compartir, no siempre es por egoísmo, falta de empatía o mala educación, sino por una combinación de madurez evolutiva, emociones intensas y vivencias personales, asegura la psicóloga. Entender estos motivos es el primer paso para que los padres les enseñen a compartir de forma genuina y no como una simple obligación.

Compartir, una habilidad que se aprende

Según la psicóloga especializada en desarrollo infantil y juvenil, Sílvia Álava, “compartir es una habilidad que los niños aprenden a desarrollar a medida que pasa el tiempo”. En los primeros años de vida —entre los 0 y los 3 o 4 años—, el mundo gira en torno a sus propias necesidades. “Un niño pequeño puede imitar el gesto de dar algo, pero no comprende realmente el significado de compartir. A partir de los 4 años y, sobre todo, a los 5, empiezan a entender qué significa prestar algo suyo”, asegura a Psicología y Mente la experta.

Pero esto no implica que todos los niños estén preparados para empezar a compartir al mismo tiempo; el aprendizaje dependerá de numerosos factores, como su madurez emocional y evolutiva, su tipo de personalidad, el apego que tengan hacia ciertos objetos y el entorno en el que se desarrollan, asegura Álava.

¿Cómo hay que enseñar a los niños a compartir de forma respetuosa?

Antes de entrar en materia, Álava recuerda que es necesario explicar a los niños el significado y la importancia de compartir, en vez de forzarlos a hacerlo, puesto que puede crear el efecto contrario. No basta con decir que compartir es lo que hay que hacer, ya que pueden sentirse incomprendidos, pensar que sus emociones no cuentan o que no tienen derecho a decidir sobre lo suyo, y, en este caso, es probable que se resistan aún más a hacerlo. La clave, asegura, “no está en imponer, sino en modelar el comportamiento y ofrecer oportunidades para que compartir sea una experiencia positiva”. Para ello, la psicóloga da una serie de pautas y estrategias a seguir.

Escuchar con atención, hablar con calma y tener paciencia

El primer paso para enseñarles a compartir es animarlos de manera sencilla y mostrarlo como algo bonito y altruista. Cuando los niños sean más mayores, ya será posible profundizar en la conversación y hablar de ponerse en el lugar del otro. Si se resisten, puede que sea por algún motivo en concreto, por lo que será necesario practicar la escucha activa y descubrir qué motivos les impiden hacerlo. En cualquier caso, es importante tener paciencia y ponerse en su lugar.

Evitar castigos, fomentar la empatía y dar ejemplo

Forzarlos a compartir mediante castigos o tachándolos de egoístas solo generará rechazo y frustración, coinciden las expertas. Lo más efectivo es reforzar los pequeños logros y mostrar confianza en que van por el buen camino, así como hacerles entender que lo que sienten los demás es clave para que descubran el valor de compartir de manera genuina. También hay que practicar con el ejemplo. Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que escuchan, por lo que, si observan que los adultos comparten de manera natural, entenderán que es un comportamiento normal y positivo.

Promover espacios de socialización y acercarlos a experiencias solidarias

Las actividades en grupo son el mejor escenario para aprender a compartir. Si están rodeados de otros niños, sobre todo de algunos más mayores que ya tengan más adquirido este hábito, aprenderán por imitación. También les ayudará participar en pequeñas acciones de ayuda a los demás, como donar juguetes o colaborar en actividades solidarias, para enseñarles que no todos los niños tienen la misma suerte que ellos y que existen otras realidades.

Si el rechazo a compartir por parte del niño se acompaña de agresividad, aislamiento o ansiedad, puede ser útil consultar con un psicólogo infantil. A veces, “la negativa persistente es un indicador de dificultades emocionales o sociales que requieren atención especializada”, asegura Rodríguez Ruiz.

Por todo ello, concluye: compartir es un proceso que implica madurez emocional y social. Respetar los tiempos, acompañar desde la empatía y ofrecer experiencias positivas son las claves para que esta conducta se integre de forma natural.

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Sara Martínez. (2025, septiembre 19). ¿Tu hijo no quiere compartir? Errores comunes y cómo acompañarlo mejor. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/desarrollo/hijo-no-quiere-compartir-errores-comunes-como-acompanarlo

Periodista

Licenciada en Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya, cuenta con casi 20 años de experiencia ejerciendo como redactora, locutora, editora y directora en distintos medios de comunicación. Actualmente trabaja como content manager y colabora con otros medios digitales enfocados a la salud y al bienestar físico y emocional.

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