¿Tener altas capacidades es lo mismo que ser superdotado? ¿Tener altas capacidades es cuestión de tener un cociente intelectual alto? ¿Tener un gran talento es lo mismo que tener altas capacidades? ¿Cómo puedo saber si mi hijo/a tiene alguna de todas estas cosas?
Con el paso del tiempo la nomenclatura que se usa para describir diferentes conceptos ha ido cambiando y evolucionando. Esto, en muchas ocasiones, genera confusión a padres, madres o incluso profesionales de las diferentes ramas que trabajan con niños y niñas.
A lo largo de este artículo damos respuesta a todas esas preguntas relacionadas con los diferentes conceptos. Además, profundizamos en las diferentes señales que se producen durante la infancia para poder identificar esta situación cuanto antes y acompañar a las criaturas en base a sus necesidades.
¿Qué son las altas capacidades?
El término altas capacidades intelectuales (ACI) es un concepto amplio que engloba diferentes perfiles. Entre ellos, podemos encontrar la superdotación, los talentos específicos o complejos y la precocidad intelectual.
Muchas personas creen que las altas capacidades intelectuales se reducen únicamente a tener un cociente intelectual alto, pero esto no es así. Al menos no es algo tan sencillo. Las altas capacidades, además de un alto rendimiento académico en algunas áreas—o todas—, también pueden abarcar aspectos emocionales, de autoconcepto y relación social.
Algunos autores las definen como un potencial que puede convertirse en logros sobresalientes en algunos ámbitos siempre y cuando se den las condiciones adecuadas. Este enfoque plantea la idea de que el talento necesita ser desarrollado en el contexto adecuado. Es decir, se entienden las altas capacidades como un proceso evolutivo y no como algo estático.
Los conceptos “altas capacidades”, “superdotación” o “talento” pueden variar, en mayor o menor medida, en función de la cultura y el contexto. Si bien es cierto que tradicionalmente se ha considerado que debe haber un cociente intelectual de 130 o más, hoy en día este no es el único aspecto que se tiene en cuenta. La creatividad, el desarrollo evolutivo y la forma de aprender también son, entre otras, importantes.
La evidencia científica disponible actualmente sugiere que existen ciertos aspectos psico biológicos comunes. Esto quiere decir que tanto algunos factores genéticos como determinadas características neurocognitivas (mayor conectividad cerebral y velocidad de procesamiento) que contribuyen a explicar una parte de la facilidad de aprendizaje y precocidad que se observa en estos niños a edades tempranas.
No obstante, es crucial tener en cuenta que la expresión final de todos estos rasgos y potencialidades depende, en su mayor medida, del contexto en el que la criatura se desarrolla y las experiencias vividas.
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Las primeras señales en la infancia temprana
Lo primero que debemos tener en cuenta es que cada criatura tiene su propio ritmo de desarrollo —tanto físico como social, emocional y cognitivo—. Por tanto, los indicadores planteados se deben observar con cautela.
Así pues, los signos que pueden indicar altas capacidades durante los primeros años de vida varían ligeramente entre cada persona, pero con frecuencia incluyen aspectos como:
- Desarrollo temprano del lenguaje, es decir, hablar antes de lo esperado y con un vocabulario avanzado.
- Curiosidad constante y preguntas inusuales para su edad.
- Alta sensibilidad emocional y una gran capacidad perceptiva.
- Atención prolongada en tareas que les interesan y motivan.
- Memoria excepcional.
- Interés por temas complejos e inusuales para su edad.
Indicadores en edad preescolar y primaria
A medida que los niños y las niñas van creciendo es cuando más evidente puede ir haciéndose esta realidad. En estas edades lo que suele darse con más frecuencia es lo siguiente:
- Capacidad de razonamiento lógico superior a la del grupo de iguales.
- Alta creatividad para la resolución de problemas.
- Escritura precoz e interés elevado por la lectura.
- Integración rápida de la información y placer en el aprendizaje.
- Capacidad para establecer relaciones complejas.
- Tendencia a aburrirse con tareas poco desafiantes y con tareas repetitivas.
Sin embargo, tal y como decíamos anteriormente, es importante observar estas señales con cautela. Es necesario observar el perfil completo analizando tanto los aspectos cognitivos mediante el uso de pruebas estandarizadas como analizar determinados aspectos conductuales.
Es importante comprender que hay situaciones complejas de identificar puesto que la diversidad de perfiles es muy amplia. De hecho, pueden darse casos de doble excepcionalidad si, por ejemplo, una criatura tiene TDAH o dislexia y altas capacidades.
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La importancia de la detección temprana y evaluación psicopedagógica
Existen tantas realidades como niños y niñas en el mundo. Algunas pueden ser más complejas que otras, es cierto, pero todas ellas requieren de atención individualizada y especializada. La detección temprana es crucial puesto que permite poder intervenir de la forma óptima para poder favorecer y potenciar el desarrollo de la criatura.
Por supuesto, esta evaluación debe ser llevada a cabo por profesionales especializados en el tema. Proceder de esta manera permite que se puedan atender las necesidades de la criatura y que eso le permita tener un mayor bienestar en los diversos ámbitos de su vida.
Cuando las señales pasan desapercibidas y estas necesidades no se atienden, el malestar incrementa y pueden aparecer problemas emocionales, conductuales y relacionales. Lamentablemente, existen muchos casos de altas capacidades intelectuales que no se detectaron correctamente y que acabaron en desmotivación y fracaso escolar.
Esto no es importante únicamente a nivel académico, sino que también tiene un fuerte impacto a nivel emocional. Las personas con altas capacidades que conviven con malestar emocional, desmotivación y frustración, además de con un bajo rendimiento académico también suelen padecer de una baja autoestima y dificultades tanto con los iguales como en el entorno familiar.
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