¿Cómo reducir el riesgo de sufrir Demencia?

La demencia puede prevenirse reduciendo riesgos modificables mediante los hábitos.

Cómo reducir el riesgo de sufrir Demencia

La demencia es un desafío creciente a nivel global, afectando a millones de personas en la vejez y, como consecuencia, a sus familiares y cuidadores. Esta condición neurodegenerativa deteriora la memoria y habilidades cognitivas, además de impactar directamente en la calidad de vida y autonomía de quienes la padecen. Con el envejecimiento de la población, se espera que los casos de demencia aumenten significativamente, siendo crucial identificar formas de prevenir o retrasar su desarrollo.

Investigaciones recientes han arrojado luz sobre los factores de riesgo asociados con la demencia que son susceptibles de cambios, pudiendo tomar medidas concretas para reducir la probabilidad de desarrollar esta condición. Desde mantener una vida activa hasta controlar condiciones de salud como la hipertensión y la diabetes, hay múltiples estrategias para proteger nuestro cerebro al enfrentar el envejecimiento.

Este artículo explora los factores de riesgo más importantes asociados a la demencia, ofreciendo recomendaciones prácticas para desarrollar un estilo de vida que favorezca la salud cerebral. Al entender y abordar estos factores, podemos reducir el riesgo de demencia mientras que mejoramos nuestra calidad de vida en general, promoviendo un envejecimiento saludable y autónomo.

¿Qué es la demencia?

La demencia es un trastorno neurodegenerativo que afecta principalmente a las personas mayores, aunque no debe comprenderse como una consecuencia inevitable del envejecimiento. Se caracteriza por una disminución progresiva de las funciones cognitivas, que impacta generalmente a la memoria, el pensamiento, el lenguaje, la comprensión y la capacidad para realizar actividades diarias. Entre los tipos más comunes de demencia se encuentra la enfermedad de Alzheimer, que representa entre el 60% y el 80% de los casos, seguida de la demencia vascular, la demencia con cuerpos de Lewy y la demencia frontotemporal.

La demencia no es una enfermedad específica, sino un término general que agrupa una variedad de trastornos que afectan el cerebro. Estos trastornos provocan la muerte de las células cerebrales, lo que resulta en un deterioro cognitivo significativo y una pérdida de habilidades sociales y operativas. Es crucial entender que la demencia es diferente del envejecimiento normal. Mientras que algunos lapsos de memoria son comunes a medida que tiene lugar el envejecimiento, la demencia implica una disminución mucho más grave y duradera que afecta a la independencia de la persona.

Los síntomas pueden variar dependiendo del tipo de demencia que se presente, pero generalmente incluyen problemas de memoria a corto plazo, dificultades para comunicarse, desorientación en tiempo y espacio, cambios de humor y comportamiento y pérdida de habilidades motoras. A medida que la demencia avanza, las personas afectadas requieren un nivel creciente de cuidado y apoyo, lo que supone un gran desafío para las familias y los sistemas de salud. Por eso, la prevención y la reducción de riesgos son áreas de creciente interés en la investigación médica.

Factores de riesgo modificables

La investigación centrada en la demencia ha identificado 14 factores de riesgo que pueden ser modificados para reducir las posibilidades de desarrollar demencia. Modificar estos factores a lo largo de la vida puede disminuir el riesgo de demencia de manera relevante. A continuación, describiremos estos factores y su influencia en la salud cerebral.

1. Educación

La educación formal, especialmente durante la infancia y adolescencia, está asociada con un menor riesgo de demencia. Mantener la mente activa a lo largo de la vida mediante el aprendizaje continuo puede fortalecer las conexiones cerebrales, creando una “reserva cognitiva” que protege contra el deterioro.

2. Actividad física

El ejercicio regular se presenta como fundamental para mantener una buena salud cerebral. La actividad física mejora el flujo sanguíneo al cerebro, reduce la inflamación y promueve la liberación de sustancias químicas que favorecen la neuroplasticidad. Se recomienda al menos dos horas y media de ejercicio moderado a la semana.

3. Control de la hipertensión

Una presión arterial alta, especialmente en la mediana edad, puede dañar los vasos sanguíneos que suministran oxígeno al cerebro, aumentando el riesgo de demencia vascular y Alzheimer. Mantener una presión arterial controlada mediante dieta, ejercicio y, si es necesario, medicación, resulta crucial.

4. Control de la diabetes

La diabetes tipo 2 está vinculada a un mayor riesgo de demencia. El exceso de glucosa en sangre puede dañar las neuronas y los vasos sanguíneos, lo que afecta la función cognitiva. Controlar los niveles de azúcar en sangre mediante una dieta equilibrada y ejercicio es esencial.

5. Tabaquismo

Fumar es un factor de riesgo significativo para la demencia, además de muchas otras condiciones médicas. El tabaquismo contribuye al daño vascular, la inflamación y el estrés oxidativo, todos ellos factores que pueden acelerar el deterioro cognitivo. Dejar de fumar a cualquier edad puede reducir significativamente este riesgo.

###6. Consumo de alcohol

El consumo excesivo de alcohol está asociado con un mayor riesgo de demencia. El alcohol en exceso está vinculado directamente con el daño cerebral, además de contribuir a otras condiciones que aumentan el riesgo de demencia, como la hipertensión y la enfermedad hepática.

7. Pérdida auditiva

La pérdida auditiva no tratada en la edad adulta es uno de los factores de riesgo más frecuentes para la demencia. La pérdida de audición puede llevar al aislamiento social y la reducción de estimulación cognitiva. El uso de audífonos y la intervención temprana pueden ayudar a mitigar este riesgo.

8. Obesidad

La obesidad, especialmente durante la edad adulta, se asocia con un mayor riesgo de demencia en etapas posteriores de la vida. El exceso de peso puede conducir a enfermedades cardiovasculares y diabetes, que como ya hemos comentado, afectan a su vez la salud cerebral.

9. Depresión

La depresión, particularmente en edades más elevadas y cercanas a la vejez, está fuertemente vinculada con un mayor riesgo de demencia. Aunque los mecanismos subyacentes exactos no se comprenden todavía del todo, se sospecha que la inflamación de diferentes áreas cerebrales y los cambios hormonales pueden jugar un papel. El tratamiento adecuado y apoyo psicoterapéutico puede reducir este riesgo.

10. Inactividad mental

Mantenerse mentalmente activo es crucial para la salud cerebral. Actividades como leer, resolver rompecabezas, aprender nuevos idiomas o habilidades, participar en juegos de mesa e involucrarse en actividades sociales pueden ayudarnos a mantener el cerebro en forma y retrasar el deterioro cognitivo.

11. Aislamiento social

La falta de interacciones sociales puede contribuir al deterioro cognitivo. Las conexiones sociales ofrecen estimulación mental y emocional, lo que ayuda a cuidar de la salud cerebral. Participar en actividades comunitarias, mantener relaciones saludables con amigos y familiares y buscar nuevas conexiones puede ser beneficioso para evitar esta consecuencia negativa.

12. Contaminación del aire

La exposición prolongada a altos niveles de contaminación en el aire ha sido vinculada con un mayor riesgo de demencia. Las partículas contaminantes pueden inducir inflamación y daño a las células cerebrales. Reducir la exposición al aire contaminado y abogar por políticas ambientales más limpias pueden ayudar a proteger el cerebro.

13. Traumatismo craneal

Sufrir lesiones o golpes en la cabeza, especialmente de forma repetitiva, como en deportes de contacto, aumenta el riesgo de desarrollar demencia. Tomar precauciones para protegernos de estos golpes, como el uso del cinturón de seguridad, cascos al ir en bicicleta y evitar actividades peligrosas es esencial.

14. Patologías del sueño

Los trastornos del sueño, como la apnea del sueño y el insomnio, están directamente relacionados con un mayor riesgo de demencia. Un sueño deficiente puede afectar la memoria y otras funciones cognitivas. Mejorar la higiene del sueño, buscar tratamiento para estos trastornos y mantener un horario regular son medidas preventivas efectivas.

Estilo de vida y prevención

Como hemos visto, la forma más útil de evitar y prevenir estos factores de riesgo de desarrollar demencia es adoptar un estilo de vida saludable. Mantener una rutina de ejercicio regular no solo fortalece el cuerpo, sino también la mente, promoviendo la circulación sanguínea y la neuroplasticidad. Una dieta equilibrada y rica en frutas, verduras, ácidos grasos y omega 3, como los presentes en el pescado, también tienen un impacto positivo en la salud cerebral. Así, es importante evitar los alimentos ultraprocesados y altos en grasas saturadas.

La estimulación mental es igualmente crucial; actividades como la lectura, el aprendizaje de nuevas habilidades o incluso idiomas y la práctica de actividades que ejerciten el cerebro son clave para retrasar el deterioro cognitivo. Además, mantener una vida social activa se considera esencial, ya que la interacción con otras personas nos proporciona la estimulación emocional y cognitiva necesaria para reducir el riesgo de aislamiento y de desarrollar problemas del estado de ánimo.

Un buen descanso es también una pieza fundamental. Asegurar un sueño de calidad, de 7 a 9 horas por noche, permite al cerebro recuperarse de la actividad diaria y procesar y almacenar la información recabada en el día a día. Asociada al descanso, la reducción del estrés a través de técnicas como la meditación, el yoga o la respiración profunda puede tener también efectos positivos en la salud mental y cerebral.

Conclusiones

En conclusión, adoptar un estilo de vida saludable que combine el ejercicio regular, la dieta equilibrada, la estimulación cognitiva, la interacción social y el descanso adecuado puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar demencia en la tercera edad. Aunque algunos factores no son puramente modificables, centrarse en aquellos que sí lo son ofrece oportunidades poderosas para proteger la salud cerebral y mejorar la calidad de vida.

  • The Lancet Comissions (2024). Dementia prevention, intervention, and care: 2024 report of the Lancet standing Commission, Volume 404.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Javi Soriano. (2024, agosto 19). ¿Cómo reducir el riesgo de sufrir Demencia?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/como-reducir-riesgo-de-sufrir-demencia

Psicólogo

Javi Soriano es graduado en Psicología por la Universidad de Valencia y está acabando un Máster en Investigación Psicosocial. Le interesa todo lo que tiene que ver con las personas y la sociedad, pero le encanta leer y escribir sobre temas relacionados con el género, la sexualidad y las minorías. Es una persona muy curiosa a la que le encantan los debates y aprender de los demás.

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