Conocemos de primera mano las opiniones de Judith Rodríguez, Rocío Reyes y Mar Esquitino, psicólogas de Atenea Mallorca Centro de Psicología, considerada una de las mejores clínicas de psicología en Mallorca, sobre los rasgos que tiene que tener un buen psicólogo y los retos a los que se enfrenta en el día a día. Más de 20 años de experiencia trabajando con cientos de pacientes avalan estas palabras, que pueden ser un estímulo para futuros profesionales.
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La motivación a la hora de dedicarse a la psicoterapia
Ya desde el principio, Judith recoge en una palabra el gran motivo que las llevó a estudiar psicología, y en el que todas coinciden: “vocación”. Cada una justifica su elección de diferente manera, pero en ellas se puede observar esa necesidad de entender la conducta humana y ser partícipe de una colaboración productiva a nivel personal.
“Elegir estudiar psicología para mí es vocacional. Me siento plena y feliz cuando logro encaminar y ayudar a los demás” comenta Judith. Rocío apostilla: “Ya desde el instituto los profesores coincidían conmigo en que mi camino a elegir era la psicología”, en una clara referencia a que se trata de una elección vocacional y además disponían de aptitudes ya desde su época de estudiantes.
Mar añade otra consideración que también tuvo influencia en su caso: “Hay dos tipos de psicólogos, los que estudian esta carrera por vocación y los que lo hacen para intentar solucionar sus propios problemas. Yo soy una mezcla de ambos. Decidí introducirme en el mundo de la psicología para ser esa mano amiga que ayuda a superar experiencias que no puede superar uno solo. La posibilidad de ayudar a la gente a encontrarse es lo que me ha traído hasta aquí”.
En sus palabras se destila felicidad por su profesión, y también respeto sobre su labor en el día a día. Judith y Rocío coinciden en que “lo que más nos gusta de esta profesión es la oportunidad de interactuar continuamente con otras personas y aprender a diario cosas nuevas, poder ver sus avances y buscar alternativas a sus dificultades de manera conjunta. Emprender un camino unidos y poder ver los frutos es enriquecedor tanto a nivel profesional como personal”.
“El buen psicólogo ha de asumir su profesión con generosidad y humildad”
Ante la pregunta sobre cómo se puede saber quién es un buen psicólogo, las tres coinciden en algunos aspectos esenciales: “El buen psicólogo es aquel que no falta a la profesionalidad, que no se deja influenciar por sus propias creencias e ideales, que sabe y conoce dónde están sus límites y orienta a las personas hacia el camino que las hará crecer y sentirse realizadas. Un buen psicólogo debe adaptarse a las necesidades de los pacientes” declara Judith, que no duda al expresar que “Es muy importante conocer nuestros límites y saber derivar a una persona hacia el profesional adecuado que pueda ayudarle en su camino”.
La idea general es que el psicólogo no deja de ser una persona con sus capacidades y limitaciones, por lo que debe realizar un ejercicio de autodiagnóstico con el fin de llegar a ser el profesional que requieren sus pacientes.
Mar, respecto a este tema, dice que “Un psicólogo es igual que un camarero o un repartidor de publicidad. Todas las personas tienen su pasado, con sus experiencias positivas y negativas, tienen sus días buenos y días malos y tienen sus expectativas de futuro. Lo importante es que un psicólogo se conozca y sepa dónde poner los límites". "Al final un buen psicólogo es una figura que asume su profesión con generosidad y humildad, teniendo en cuenta que debe fomentar sus habilidades terapéuticas a diario con las personas que acuden a trabajar con él o ella” como finaliza Rocío.
Consejos para estudiantes de psicología
El grado de Psicología siempre es muy demandado, y cada año se suman miles de estudiantes a la carrera, con muchas dudas. Desde su experiencia profesional, Judith, Mar y Rocío animan a los futuros (y actuales) estudiantes sobre esta maravillosa profesión. “Les diría que acojan esta profesión como un reto del que deben aprender y disfrutar, es una oportunidad maravillosa para seguir creciendo” aclara Rocío.
Judith, en cambio, confronta a los futuros estudiantes que “se forman solo por formarse o por ser un ámbito donde se gana mucho dinero. Eso no les hará ser buenos profesionales ni útiles para sus pacientes. Al final, sentirán que su trabajo no tiene sentido y se les hará monótono y aburrido”. Para ella, la especialización en el mundo de la sexología fue “de inicio, por casualidad” pero, a partir de allí “se despertó en mí una gran curiosidad y comencé a hacerme preguntas, descubriendo que tenía mucho por aprender”. Mediante sus palabras, Judith certifica que el proceso de aprendizaje es constante y necesario, por lo que es imprescindible encontrar aquello que estimule al estudiante y les permita ofrecer lo mejor de sí mismos.
Últimos apuntes sobre los pacientes
La experiencia de tratar con personas en el día a día les hace ser conscientes de las dudas o reticencias expresadas en su consulta que tienen los pacientes, y les dedican unas palabras y consejos de forma directa.
“En ocasiones lo que más cuesta a una persona es pedir ayuda, reconocer que se tiene un problema. Luchar por cambiar, trabajar por mejorar... no son cosas fáciles de hacer, es laborioso y en muchas ocasiones, al principio, poco gratificante. Lo importante es mantener claro el objetivo a alcanzar, y trabajar con un profesional que os haga sentir cómodos y facilite esta difícil tarea. Os animo a buscar ayuda para poder alcanzar vuestros deseos, necesidades, metas, objetivos, logros... no sois más débiles por necesitar de alguien en este camino, al contrario, sois fuertes por decidir poner fin a vuestro malestar o inquietud. Los profesionales de la psicología hemos estudiado y nos hemos formado para lograr que este camino sea más rápido y menos duro”, comenta Judith, sobre la barrera que tienen algunas personas para acudir a un profesional.
El estigma de acudir al psicólogo es un tema recurrente, pero Mar se encarga de desmitificarlo cuando comenta que “por suerte, la figura del psicólogo cada vez se está normalizando más, porque más personas lo están viendo como un recurso positivo. Preguntar, aceptar ayuda, pedir consejos, aprender herramientas... Todo es positivo si te lleva, a ti o a tus seres queridos, a estar mejor.” Y añade que “nadie nace sabiendo. A veces tenemos miedo de dar el paso, ya sea por aceptar que no sabemos controlar una situación concreta, o por el qué dirán si se enteran de que yo..., o por el qué dirán si se enteran de que mi hijo… cuando lo único que buscamos es pedir un consejo a alguien que nos puede ayudar”. En este aspecto todas coinciden unánimemente.
Mar, especializada en psicología infantil, expone un escenario que se produce con frecuencia y que ayuda a ejemplificar la capacidad de ayuda que tiene un profesional. “Algunos niños no tienen las herramientas para enfrentarse satisfactoriamente a la sociedad en la que vivimos; chicos y chicas que, dentro de su inocencia o de la incertidumbre, no han sabido responder como se esperaba ante su día a día (familia, amigos, instituto, responsabilidades, derechos y deberes). Ahí es donde podemos estar. ¿Cuántos adultos, con su educación en valores familiares, con su formación académica, con sus logros laborales, con su estructura familiar creada... no son felices o, simplemente, no saben cómo gestionar una situación no esperada, no aprendida o no deseada?"
Además, añade: "Los niños son un espejo de la sociedad, pero sin aún estar preparados para ponerse la máscara y hacer ver que todo va bien. Son la expresión de lo que muchos adultos piensan y no hacen. Una pataleta de un niño cuando no logra el juguete que quiere, es lo mismo que siente un adulto al no lograr algo que se había propuesto, pero sin saber qué no se puede tirar al suelo y llorar. O el golpe que da un adolescente a la puerta porque no se le deja salir con sus amigos, es lo mismo que siente un adulto cuando tenía el plan de ir a la playa con su pareja y, de golpe, ésta le dice que han de ir a casa de su madre a comer. La vida está llena de situaciones a las que hemos de aprender a enfrentarnos de la mejor forma posible, de la manera más sana para uno mismo y con más respeto hacia el otro. La posibilidad de ayudar a los otros a encontrar esa manera es nuestra labor”.
Y, hablando de esa relación entre el paciente y el profesional, Judith finaliza: ”Si se lleva tiempo trabajando con un profesional y no se siente que haya avances, no hay que dudar en comentárselo. Esto permite al profesional poder trabajar otro camino o vía, que permita alcanzar los objetivos marcados en la terapia. Si, aún así no os sentís cómodos, cambiad de profesional. Lo importante sois vosotros y vuestras necesidades”. Palabras que son la base estructural de la misión de Atenea Mallorca Centro de Psicología, lugar donde ejercen como psicólogas Judith Rodríguez, Rocío Reyes y Mar Esquitino, a las que agradecemos su tiempo para participar en esta entrevista.
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