Las crisis de pareja nos generan malestar, pero si las afrontamos adecuadamente podemos incluso beneficiarnos de ellas, ya que nos permiten solucionar las pequeñas diferencias y fortalecer la relación.
Es normal que la pareja viva situaciones de crisis, dado que está formada por dos individuos que uno con sus gustos, rasgos, personalidad… Siendo imposible que coincidamos en todo. Lo importante es poder afrontar estas discrepancias para lograr adaptarnos, la finalidad no será cambiar al otro, sino buscar el equilibrio entre los dos.
Existen técnicas y estrategias que pueden ser útiles para hacer frente a las crisis de pareja y conseguir salir reforzados de ellas, y en este artículo hablaremos de ellas.
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¿Qué consideramos una crisis de pareja?
Las crisis de pareja son etapas de desencuentros, rupturas de cofianza, y/o discusiones constantes que surgen entre los integrantes de una pareja y los mantienen en un estado de ansiedad y malestar. De este modo, las consideraremos un punto decisivo en las relaciones, que pueden suponer su ruptura o, por lo contrario, lograr fortalecer más la pareja.
Así pues, aunque los sujetos que forman la relación no pasan por un buen momento y desearían evitar la situación, puede ser una buena oportunidad para aprovechar y conocer más al otro y hablar los distintos factores que vemos que no están funcionando bien. Todas las parejas pasan por crisis, más o menos intensas, antes o después en la relación, que pueden lograr resolverse de distintas maneras.
Señales de crisis
Con el propósito de prevenir o intervenir una crisis lo antes posible para evitar afectaciones mayores, debemos estar alertas e identificar posibles señales que nos indiquen que algo va mal, algo necesario para realizar un cambio en la manera de relacionarnos y superar así la crisis.
Algunos ejemplo de estas señales son: no tener ganas de quedar con tu pareja o de hacer planes con ella, no tener ya intereses o gustos en común, cualquier acción que hace os enfada y os irrita, no lográis tener conversaciones largas, siempre que habláis es para criticaros el uno al otro, os ponéis a la defensiva cuando os hace algún comentario, es cuesta hablar o directamente no habláis los problemas que surgen o te fijas más en las características o rasgos que no te gustan de tu pareja.
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Cómo afrontar las crisis de pareja
Como hemos apuntado las sensaciones y el malestar que se produce cuando nos encontramos en momento de crisis no son nada agradables y generan un estado de ansiedad en los sujetos pudiendo derivar en alteraciones más severas como trastorno del estado de ánimo o ansiedad. Por esta razón es fundamental que afrontemos la situación cuanto antes y no dejemos pasar más tiempo, puesto que solo conseguimos perjudicar más la relación y a nosotros mismos.
Existen distintas técnicas o estrategias que pueden ser útiles para saber cómo actuar ante períodos de crisis e intentar que estas sirvan como aprendizaje, crecimiento y fortalecimiento de la relación, evitando que este malestar se perpetúe.
1. Sé consciente y acepta la situación
Como sucede ante cualquier situación donde surge un problema, el primer paso y el más necesario para hacerle frente, es reconocer que algo no va bien y que necesitamos cambiar. Si dejamos pasar los indicadores que nos anticipan el problema, no conseguiremos que este desaparezca, sino que haremos que este se haga más grande y como tal más difícil de afrontar.
Reconocer que algo en nuestra pareja necesita mejorar no es malo, ni tampoco significa ningún fracaso. Es normal que cuando conoces más a la otra persona aparezcan discrepancias, pero como ya dijimos, nos dan la oportunidad de hablar del tema y encontrar el punto de acuerdo, el modo de adaptarse el uno con al otro.
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2. Potencia la comunicación fluida
Un factor muy importante en todo tipo de relaciones y en especial en las de pareja, ya que en ellas los individuos pasan mucho tiempo juntos, es la comunicación; no solo cuando hay algún problema sino en todo momento. Expresar a la otra persona cómo te sientes, tanto si es bueno como malo, y dejar que tu pareja también lo haga, ayuda a conocernos más, a aumentar la confianza y a evitar que posibles diferencias o malentendidos deriven en problemas, en definitiva favorecer a que la relación se haga más fuerte.
Intenta que cuando te expreses no lo hagas desde una posición atacante o defensiva, simplemente comunícale que te ha molestado o te ha hecho sentir mal. Es decir, intentaremos ser asertivos, planteando que nos causa malestar, pero con el propósito de arreglarlo, no con la intención de culpar al otro.
3. Céntrate en el presente
Cuando afrontamos una crisis o una situación problemática es necesario que nos focalicemos en la que nos concierne en el presente y no introduzcamos críticas que no vienen al caso ni hagamos reproches de crisis anteriores, y más si estas ya fueron resueltas.
Es mejor plantear y afrontar los problemas de uno en uno para focalizarnos en él y lograr resolverlo mejor. También evitaremos volver a crisis anteriores si ya fueron resueltas y no hay razón para ello. Debemos pasar página y no quedarnos anclados, ya que sino no servirá de nada hacerles frente.
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4. Hazte responsable
Como sucede en muchas relaciones, cuando surge una crisis, esta no es causada por un solo integrante, sino que ambos tienen parte de implicación. Así que, cuando planteemos la desavenencia, como ya recomendamos antes, no culparemos al otro de la situación y asumiremos muestra parte de responsabilidad.
El problema no es tu pareja o tú, sino una situación que ha acontecido y se puede solucionar. No siempre hay que buscar culpables, sino responsables y/o co-responsables.
Te puede ayudar utilizar expresiones como “yo me sentí mal por lo que me dijiste” en vez de “te me hiciste sentir mal” o “yo no entendí cuando me dijiste…” y no “tú te expresaste mal”. Vemos como el mensaje es el mismo pero en el segundo caso estamos otorgando la culpa a nuestra pareja; en cambio, en la primera opción aceptamos parte de responsabilidad.
5. Nadie debe ser el vencedor
Cuando planteamos la diferencia, la causa de la crisis, y tratamos de buscar la solución la intención debe ser encontrar el punto de equilibrio que se adapte a los dos. La finalidad no es quedar uno por encima del otro, ni intentar ser el vencedor o quien tiene la razón, la intención última debe ser llegar a un entendimiento. Si empezamos con lucha de egos, pretendiendo que nuestra pareja asienta todo lo que le decimos solo conseguiremos empeorar la situación.
6. Intenta controlar la impulsividad
Dada la importancia que tiene la comunicación y el modo como nos expresamos, será importante que antes de plantear el problema o la causa del malestar, reflexionemos y pensemos cómo nos sentimos y cómo es más adecuado expresarlo. De este modo es más fácil que la comunicación se desarrolle con más fluidez, sin interrupciones y sin experiencias frustrantes.
Actuar de manera impulsiva, muchas veces, lleva a no lograr comunicar realmente lo que queremos y nuestra pareja tampoco reciba bien el mensaje y actúe de manera defensiva ante el ataque. Por este motivo, tampoco es bueno dejar pasar o alargar el conflicto, ya que al final es más probable, que ante un hecho sin importancia, terminemos explotando y actuando sin pensar.
7. Valora también lo bueno
Es normal que cuando estamos pasando por una crisis de pareja solo veamos las cosas malas, todo lo que la otra persona hace mal, lo que nos pone de mal humor, lo que no nos gusta... y dejemos de fijarnos y valorar las cosas buenas, sus rasgos y actuaciones que sí que nos agradan.
Si sólo nos focalizamos en lo negativo, lo único que conseguimos es quedarnos estancados en la situación, entraremos en un bucle donde todo lo veremos negativo. Corta con este círculo vicioso y empieza a apreciar también lo positivo. Como ya hemos visto, el problema no eres tú o tu pareja, sino la situación por la que estáis pasando.
8. Planea actividades que os gusten a los dos
Para romper la rutina puede ir bien planear actividades que os gusten a los dos y podáis hacer juntos. Es frecuente que, cuando llevamos un tiempo haciendo una misma actividad o estando con una misma persona, se establezca una rutina donde hacemos las mismas cosas y del mismo modo, pero si buscamos actividades distintas, que nos guste realizar, lograremos romperla y pasar un buen rato.
9. Dedícate tiempo para ti
Cuando estamos en pareja es normal que pasemos gran parte del tiempo juntos, y más si tenemos hijos en común o vivimos en la misma casa. Pero estar con alguien no es motivo para dejar de dedicarte tiempo a ti mismo/a. Para nuestro bienestar y para el de la pareja es necesario que cada uno tenga momentos para él o ella, para quedar con amigos, para hacer deporte, dedicarse a hobbies creativos... Actividades que no siempre tenemos que hacer junto al otro.
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Ester Fernández
Ester Fernández
Psicologa - Coach . Colegiada 16900
En Psicoconsulting atendemos de manera presencial y online, ofreciendo psicoterapia individualizada y/o terapia de pareja.