Zaira León: «La comida es también un bálsamo en las relaciones sociales»

La psicóloga Zaira León nos habla sobre la ansiedad por la comida.

Zaira León: «La comida es también un bálsamo en las relaciones sociales»

La comida es considerada una necesidad básica, pero eso no significa que nos haga bien en cualquier contexto posible. De hecho, hay personas cuyos principales problemas de salud tienen que ver no con enfermedades físicas, sino con un patrón de comportamiento disfuncional en cuanto a su manera de alimentarse. Afrontar cuanto antes este tipo de situaciones es fundamental para que no se genere un efecto dominó de afectaciones físicas y mentales. Hablemos de ello con Zaira León, psicóloga con mucha experiencia interviniendo en estos problemas.

Entrevista a Zaira León: Cómo puede ayudar un psicoterapeuta ante la ansiedad por la comida

Zaira León López es Psicóloga General Sanitaria experta en terapia cognitivo-conductual, Terapia de Aceptación y Compromiso, psicoterapia analítica funcional, y Mindfulness. Trabaja desde su consulta ubicada en Sevilla, donde gran parte de sus pacientes tienen problemas relacionados con la alimentación. En esta entrevista hablamos acera de una forma de malestar común: la ansiedad generada por una relación disfuncional con la comida.

Zaira León López

Zaira León López

Psicóloga General Sanitaria

Profesional verificado
Sevilla
Terapia online

Los atracones de comida se han convertido en una manera de evadirse de los problemas en una sociedad llena de alimentos llenos de azúcares y grasas?

El hambre es un gran tema. Llegan personas con tantas dudas como con información errónea y en ambos casos suelo escuchar:

“Yo sé la diferencia entre hambre real y emocional pero me falta fuerza de voluntad”, “Yo la teoría me la sé, pero no me puedo controlar”, “Siempre tengo ansiedad por la comida”, “No tengo solución, llega la noche y devoro”, “Soy capaz de conseguir todo lo que me propongo menos con la dieta”, etc. Para empezar, cada persona es única, viene con un historial de dietas, experiencias pasadas, creencias limitantes, rasgos de personalidad específicos, patrones de conducta adquiridos...

También sus circunstancias y la situación en que se encuentre influye así como su estado fisiológico (esto engloba metabolismo, sistema neuroendocrino, genética…). Es ingenuo pensar que una misma dieta le va a ir bien a todo el mundo. Nos comparamos con otros y queremos que nos funcione lo mismo. Cuando hacemos la dieta de moda y a la semana ya la sentimos como una jaula, es porque nos estamos obligando a encajar en pautas que no están personalizadas.

Debería ser al contrario, mi alimentación ha de adaptarse a mí y no yo a ella. Ahí radica el problema fundamental, y muchas veces los atracones son esa revelación en contra del sistema rígido e insatisfactorio que nos hemos autoimpuesto.

A veces también son consecuencia de haber experimentado situaciones y estos atracones actúan como un placer inmediato. Pueden debutar además como resultado de dietas deficitarias y malas prácticas, si una persona está desnutrida y se encuentra en un momento complicado, puede recurrir a este tipo de consumo que cursa con sensación de pérdida de control y mucha culpa. La comida ultraprocesada es barata, muy disponible, y nos proporciona mucho placer, hay personas que la utilizan para anestesiar emociones difíciles. El entorno en este caso facilita que la comida sea una opción tentadora pues no está tan mal visto como el consumo compulsivo de otras sustancias.

Por suerte, el pronóstico es bastante favorable y muchas personas consiguen romper ese bucle que daña tanto su autoestima como la capacidad de controlar impulsos. Conocerse y aprender a regularse es posible y genera muchísima satisfacción, sobre todo a largo plazo. Porque sí, sin duda, son conductas muy adictivas, que generan mucho sufrimiento y que lejos de solucionar nada, lo único que hacen es generar más problemas.

Ese alivio inmediato no es más que una ilusión, los problemas siguen estando ahí y lo peor es que si esa es la única herramienta para gestionar emociones muy intensas o incómodas, estarás muy limitado de cara al afrontamiento de problemas futuros.

Lamentablemente es muy frecuente, cada vez más. Elegir tener placer con la comida es fabuloso, pero sentir que es la comida la que se apodera de ti es desolador.

¿Este tipo de patrones de conducta pueden dar lugar a un Trastorno de la Conducta Alimentaria?

Sí, pueden ser causa, consecuencia, o un trastorno de la ingesta en sí mismo. Los atracones pueden aparecer resultado de un trastorno de la conducta alimentaria restrictivo como la anorexia o darse en TCAs compulsivos como la bulimia. Pero por sí solos, si se reúnen los criterios diagnósticos, son un TCA ya descrito. De hecho suponen el trastorno de la conducta alimentaria más frecuente y que afecta al rango de edad más amplio.

Puede hacer acto de presencia con ingenuidad e inocencia pero acabar generando un malestar físico importante y pensamientos obsesivos con la comida y el peso. Las personas afectadas terminan sintiendo un deseo irrefrenable por comer grandes cantidades incluso cuando ya nos les apetece y un profundo sentimiento de fracaso. El desconocimiento de las causas muchas veces les lleva a restringir más la alimentación en un intento desesperado por recuperar control, lo cual les lleva a entrar en un círculo vicioso que empeora aún más la situación a largo plazo.

Creo que el mayor riesgo es el aislamiento, ya que la persona tiende a aislarse abrumada por los sentimientos de culpa y vergüenza, esto hace que sufran en silencio durante años cronificando la situación.

¿Cómo puede una persona sin conocimientos de salud mental distinguir entre el hambre real y la falsa hambre, que es de raíz emocional?

Desde la neurología esa separación es falsa, gracias a pruebas de neuroimagen se ha descubierto como diferentes circuitos del hipotálamo responden a la ingesta y controlan las reacciones tanto homeostáticas (se encargan del equilibrio interno del cuerpo) como hedónicas (placer) del hambre. En el cerebro se regulan ambas señales a la vez siendo ambas importantes e interactuando la una sobre la otra.

Es inecesario tanto aportar los nutrientes que mi cuerpo necesita (esto sería hambre física) como dar ese disfrute asociado al acto de comer (placer). El hambre se regula en el cerebro mediante ambas señales en interacción.

Por ejemplo, una persona que come el alimento más saludable pero que siente pulsión por comer una cantidad muy grande ya que no le proporciona disfrute suficiente. Al final por no comerse un bombón se acaba reventando una tableta entera de chocolate 90% amargo y sintiéndose insatisfecho.

Entendernos a nosotros mismos y saber cómo funcionamos es una herramienta fundamental para tomar decisiones desde la libertad sintiendo seguridad de que sé lo que estoy haciendo y porqué. Y es que nosotros no somos plantas, podemos disfrutar de comidas estimulantes al tiempo que vamos desarrollando un entendimiento profundo de nuestro funcionamiento en contacto con el mundo y los estímulos que éste nos presenta.

Piénsalo, clasifica otra conducta de igual forma: “lectura creativa” si leo poesía, “lectura productiva” si leo un manual de texto, “lectura curiosa” si leo estudios científicos, “lectura emocional” si leo novelas de ciencia ficción…seguro que cada tipo de lectura tiene sus particularidades y otorga beneficios comunes propios al acto de leer como beneficios específicos en función del tipo concreto de lectura que lleve a cabo.

Sentir placer de nutrir mi organismo es propio del ser humano, no sé porque pretendemos evitarlo, lo que sí hay que evitar es que la comida sea una herramienta para lidiar con el estrés o el aburrimiento cuando me genera sufrimiento. En casos de personas susceptibles, con alto grado de neuroticismo o con algún trastorno diagnosticado, la persona puede verse a sí misma como adicta a la comida lo cual le distrae de lo verdaderamente importante: ¿Por qué le das tanta importancia? ¿Hay una necesidad de aprobación social encubierta que quieres conseguir mediante estética? ¿Estas obsesionada con esto porque hay algo en tu vida que te niegas a afrontar?

Podemos y a mí me encanta mejorar mi alimentación, estética, salud y rendimiento. Pero si te genera sufrimiento es posible que las respuestas que buscas no estén donde pones el foco y sea precisamente no pararte a mirar más allá lo que perpetua el problema. Podría ocurrir algo tan simple como que la persona carezca de herramientas para afrontar estados emocionales negativos pero a veces, una persona con un afán de control desmesurado, lo que deja entrever es que, paradójicamente, es ella misma la que está totalmente fuera de control.

Para mí, solo hay HAMBRE. Ni física ni emocional, las dos están entrelazadas.

Lo que hay es una conducta que me genera bienestar o malestar, y si vives la comida como un autocastigo o te está haciendo daño, entonces hay que trabajar. La vida es un regalo, es una pena no vivirla y sentirla desde la calma y la plenitud. Si hay algo que genera sufrimiento hay que mirar que puede estar pasando ahí y solucionarlo.

¿Puede decirse que comer por ansiedad es un círculo vicioso que genera un alivio momentáneo pero más problemas a medio plazo?

Sí. Decidir desde la calma y el bienestar que genera alimentarte acorde a tus principios, intereses y objetivos, sabiendo que te estás haciendo un bien a ti mismo es algo que automáticamente ya te hace sentir mejor independientemente de lo que acontezca en tu vida.

En cambio, comer de forma compulsiva, cantidades muy superiores a lo que mi cuerpo necesita, rápido, de pie, en solitario, comer algo que en el fondo siento que no me quiero comer, con autocríticas sobre mis hábitos….es claramente no estar atendiendo a mis necesidades. Y sabemos que aunque mientras comemos así no pensamos en nuestros problemas, estos siguen estando ahí.

Tenemos muchas cosas en qué pensar, muchas horas que trabajar, responsabilidades y cargas. Entendemos que en la vida, estar enredado en pensamientos sobre la comida no es más que un desgaste.

Tu alimentación ha de hacerte pensar menos, y no enredarte más. Hay cosas más divertidas y satisfactorias en la vida a las que dedicar nuestro tiempo mientras nos tratamos bien a nosotros mismos.

¿Cuáles son los ejercicios o las técnicas que recomiendas para comer de manera consciente, sin convertir la comida en una manera de distraerse de los problemas?

Sería recomendable trabajar desde un abordaje integral teniendo en cuenta ambiente, rasgos, creencias limitantes, educación alimentaria, gestión emocional y posibles comorbilidades como ansiedad o estado de ánimo depresivo que puedan estar influyendo.

Con un enfoque global se aborda el problema no sólo en cuanto a la comida o al peso, sino desde el resto de factores que puedan estar asociados evitando que reaparezca.

Hay que cambiar actitud y proceder, y para ello, entenderse es el primer paso. Conocerse implica establecer prioridades, clarificar valores personales, tener objetivos claros, herramientas para resolver situaciones adversas, tratarse a uno mismo con respeto y valorar lo que tenemos mientras perseguimos aquello que queremos. Aprender de nuestros errores restándoles carga emocional nos da una visión objetiva.

Igual tienes facilidad para moverte entre extremos pero no paciencia para encontrar tu centro. Eso te está indicando una potencial área de mejora.

Aunque hay estrategias concretas y específicas que pueden ayudar a conseguir diferentes objetivos de forma rápida y eficaz, si estas no se acompañan de una educación nutricional y empoderamiento de la persona para que sea autónoma y llegue a descubrir lo que le hace sentir mejor, a largo plazo puede que no consiga sostener sus resultados. Como ya comentamos antes, la vida cambia, y si has conseguido entender cómo funciona tu mente y tu cuerpo, sabrás ajustarte y adaptarte a esos cambios. En este sentido, que te conviertas en una de tus prioridades principales y uses tu sufrimiento como palanca para alcanzar el bienestar repercutirá potenciando tu autoestima. Hay multitud de pautas, ejercicios y técnicas, lo ideal es que a lo largo del proceso, la persona se haga con muchas de ellas.

¿Y cuáles de estos principios de gestión de la ansiedad y del malestar se aplican en psicoterapia ante pacientes con problemas de impulsividad ante la comida?

Para empezar, normalizar que en un entorno plagado de desinformación, prisas, estrés y con acceso fácil e inmediato a alimentos muy procesados …si no comprendes qué necesita realmente tu cuerpo, y te limitas a hacer dietas insostenibles, desestructuradas, con escaso aporte de nutrientes, es normal que no estés saciada. Si además eres exigente, crítica contigo misma, lo quieres todo perfecto y a la mínima te desmotivas, eres, al menos en este momento muy vulnerable a caer en decisiones precipitadas y bucles atracón-restricción que lejos de dar paz y calma a tu cuerpo, sólo generarán mediante este choque intermitente un desequilibrio cada vez mayor.

Si esperas al momento perfecto para empezar a cuidarte, es posible que lo que consigas es verte obligada a actuar en el peor momento posible. Hay que entender que no hay vergüenza de nada, y empezar a hablar con sinceridad si queremos superar nuestros miedos.

Sabemos que comer de forma pausada y con consciencia alimentos con bajo grado de procesamiento ha demostrado ayudar. Disfrutas más prestando atención a lo que estás haciendo. Dejas espacio para poder escuchar las señales que te manda el cuerpo. Cabe resaltar que salvo alergias o intolerancias no tiene por qué haber alimentos prohibidos pero si hay alimentos que suman salud y otros que no aportan mucho. Esto es muy personal y cada persona encontrará el punto en el que se sienta bien, sin perder de vista que lo que definirá sus resultados es el patrón global de su dieta y no un consumo ocasional. Así mismo, la salud depende de mucho más que la dieta. Tenemos que dirigirnos hacia una vida plena en el resto de áreas y no cerrar el foco a lo estrictamente alimentario.

La comida es también un bálsamo en las relaciones sociales, una experiencia sensorial compartida, una fuente de riqueza gastronómica y cultural, e incluso hasta una postura política en tanto que cada uno elige a qué negocio o tipo de industria financia al comprar sus alimentos. Como consumidor estás en tú derecho de elegir. A mí me parece atractiva la idea de disfrutar el placer presente sin dañar el placer futuro (creo que decía Séneca).

Saber qué alimentos te va bien priorizar, qué porciones aproximadas te funcionan y tener una estructura que te haga sentir cómodo es autoconocimiento.

No acaba bien tener normas rígidas que te asfixian pero tampoco ayuda mucho el caos alimentario. Un orden que aporte paz y te satisfaga sí, siempre desde el respeto y cuidado por uno mismo.

Adquirir conocimientos básicos mejorará la intuición. Conocer los beneficios de un alimento concreto puede animarte a consumirlo y hacerte sentir mejor contigo ya que sientes que estás eligiendo con un sentido. Técnicas de relajación y regulación del sistema nervioso, técnicas de respiración, aprender a detectar pensamientos automáticos que suelen asaltarnos y nos llevan a conductas disfuncionales, herramientas para calmar la mente, conocer cómo manejar emociones desagradables de forma que me beneficie, modular mi estado de ánimo, saber tomar distancia de mis preocupaciones…

Al final, es desenredar una madeja que culmina con la transformación de la persona.

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Psicología y Mente. (2024, marzo 14). Zaira León: «La comida es también un bálsamo en las relaciones sociales». Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/entrevistas/zaira-leon-comida-es-tambien-balsamo-en-relaciones-sociales

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