En pocos meses, la pandemia ha tenido efectos significativos en la calidad de vida de prácticamente todas las sociedades humanas del planeta; sin embargo, esto no significa que todos los segmentos de la población hayan sufrido la crisis el COVID-19 del mismo modo.
En este sentido, la edad es un aspecto a tener en cuenta a la hora de tomar medidas sociales y sanitarias para proteger a los más vulnerables. Los adolescentes son parte de esos grupos de población más expuestos a los efectos negativos de la pandemia, y es por ello que durante los meses de crisis del coronavirus, los centros de atención psicoterapéutica han adaptado su actividad para responder a este contexto excepcional.
De ello hablaremos con la psicóloga María del Mar Jódar García, profesional del equipo de PsicoAlmería con años de experiencia en la atención de adolescentes.
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Entrevista a María del Mar Jódar García: el impacto de la pandemia en la salud mental de los adolescentes
María del Mar Jódar García es Psicóloga Sanitaria experta en terapia cognitivo-conductual y Terapias de Tercera Generación, así como miembro del centro PsicoAlmería.
Jessica Lorena Figueroa Escamilla
Jessica Lorena Figueroa Escamilla
Psicóloga General Sanitaria
¿Consideras que los adolescentes conforman un segmento de la población especialmente vulnerable ante la pandemia del coronavirus?
El COVID-19 ha supuesto un antes y un después para todos. La situación que estamos viviendo desde la aparición del COVID-19 ha dado lugar a que muchas personas tengan un malestar psicológico que no son capaces de manejar, viendo cómo en poco tiempo empeora la salud psicológica.
El aislamiento social lo hemos vivido todos, pero hay ciertas edades en las que este fenómeno puede ser especialmente importante.
En PsicoAlmería hemos notado un incremento de los casos de menores que tienen dificultades para relacionarse con sus iguales, así cómo trastornos de la alimentación, ideación suicida y autolesiones.
Con los datos objetivos que estamos recibiendo respecto al aumento de adolescentes que acuden a consulta respecto al número anterior a la pandemia, si podemos considerar que los adolescentes son una población más vulnerable y que se ha visto más afectada por la pandemia.
¿Cuáles son los elementos de esta pandemia que consideras que tienen más capacidad para dañar la salud mental de los adolescentes?
Los principales elementos que han tenido y tienen más capacidad de dañar la salud mental de los adolescentes son sus cambios bruscos de rutina, el aislamiento de sus iguales en un contexto académico físico y el déficit de habilidades de afrontamiento respecto a situaciones adversas no esperadas en la sociedad (como la pandemia provocada por el COVID).
Lo que estamos observando es que los cambios de rutina que han sufrido los adolescentes respecto a la etapa anterior a la pandemia han provocado cambios y trastornos relacionados con el sueño y la alimentación, el aislamiento voluntario y la autoestima.
Algo que en PsicoAlmería también hemos visto es que no haber seguido la educación programada, ha dado lugar a dificultades en los estudios en alumnos que no habían tenido problemas hasta el momento. Muchas veces asociado a esos otros cambios de los que hemos hablado anteriormente y que producen una disminución del estado de ánimo y tolerancia ante la ansiedad.
¿Cómo ha afectado la pandemia a los adolescentes?
La adolescencia es un periodo importante para desarrollar la socialización con los iguales y la independencia, no en vano, una de las características de la adolescencia es el cambio a sus iguales como referentes para comparar su realidad o experiencias.
Los adolescentes han vivido cambios importantes en su rutina, una parte importante de su vida es el colegio/ instituto, siendo el principal lugar donde socializan.
Todavía se sigue investigando y recolectando datos al respecto, pero las conclusiones generales que vemos es que la pandemia ha supuesto un incremento de estrés, duelos patológicos, síntomas depresivos, irritabilidad, insomnio, ansiedad y miedo. Dependiendo de cuanto nos ha cambiado el contexto y las herramientas que tengamos para enfrentarnos a ello puede derivar en diferentes trastornos y problemáticas como trastornos depresivos, de ansiedad, trastornos alimentarios o suicidio.
Y esto es lo que también se está reflejando en los datos recogidos. En España, uno de los datos más alarmantes son los dados por la Fundación ANAR que indican que las llamadas de menores asociadas a ideación suicida e intentos de suicidio han aumentado en un 244,1%, un 246,2% en el caso de las autolesiones y un 826,3% los trastornos de alimentación.
¿Se sabe si los casos de suicidio o intento de suicidio en los adolescentes han aumentado en estos últimos meses?
Con anterioridad al confinamiento, el suicidio ya se encontraba entre una de las principales causas de muerte no natural en España. Siendo más común mientras que se va aumentando la edad. Así, los menores de edad son considerados como menos propensos al suicidio; sin embargo, durante el confinamiento y el resto de la pandemia, ha habido un aumento de las conductas suicidas por parte de los adolescentes no observados previamente.
En PsicoAlmería, hemos notado especialmente un aumento de ideación suicida y autolesiones en casos de adolescentes. Me gustaría añadir que las autolesiones suelen tener una función de manejo emocional y los pensamientos asociados con quitarse la vida no quiere decir que la persona quiera suicidarse, sin embargo, son indicativos de un gran malestar que no pueden gestionar y no hay que pasarlo por alto.
Y si bien no existe ninguna conducta previa que sea un indicativo claro de suicidio, sí hay ciertas conductas como la ideación suicida, intentos previos o las autolesiones que correlacionan con una mayor probabilidad de suicidio.
A esto hay que añadirle que la ideación suicida que acompaña al suicidio es mucho más común que el suicidio en todos los rangos de edad y especialmente en adolescentes. También hay datos alarmantes que indican una subida de ideas suicidas en adolescentes, así como de autolesiones.
¿Qué psicopatologías frecuentes en personas jóvenes pueden agravarse más ante un contexto de crisis por coronavirus?
Cómo hemos observado los adolescentes, al igual que los niños, son especialmente vulnerables ante los cambios. Continúan en constante desarrollo de estructuras y funciones, sobre todo en el sistema nervioso que continúa desarrollándose en esa etapa.
Y, además, a nivel personal, cada adolescente tiene unos antecedentes familiares y personales, experiencias previas, una situación socioeconómica que le rodea, así como recursos materiales y emocionales. Estas variables, en especial para adolescentes con psicopatologías previas, han resultado importantes a la hora de agravarse o no tras la pandemia.
En cuanto a las psicopatologías previas frecuentes que han tenido probabilidad de agravarse encontramos los trastornos de ansiedad, en especial la ansiedad social, trastornos del estado de ánimo, trastornos obsesivos compulsivos en mayor medida relacionados con el miedo a la contaminación y limpieza, y los trastornos de la conducta alimentaria.
¿Cómo se debe adaptar la psicología para dar apoyo a los adolescentes ante esta clase de crisis sanitarias y sociales?
Desde hace años la psicología y otros especialistas de la salud, vienen avisando de la importancia de la intervención y prevención en suicidio. Sobre todo, es necesario un mayor apoyo a nivel político y social, ya que en la sociedad suele ser un tema tabú y no se informa de la importancia y las repercusiones que tiene este problema.
Además, faltan recursos para los sanitarios y profesores, para poder coordinarlo desde los institutos y atención primaria donde muchas veces falta formación específica en estas problemáticas. Sería relevante fortalecer con nuevas medidas los entornos que rodean a los adolescentes, y que a su vez nos aportará nuevos datos para continuar con las investigaciones necesarias y conocer qué indicadores pueden estar asociados.
¿Y qué deberían hacer las familias?
La prevención del suicidio es un trabajo en equipo, donde los familiares pueden tener un papel muy importante e imprescindible.
El primer paso para la prevención del suicidio es detectarlo, ya hemos mencionado que no existe ninguna conducta que pueda predecir un intento suicida, sin embargo, podemos estar atentos a ciertas señales como la desesperanza y/o tristeza, las ideas de suicidio y/o verbalizaciones que indiquen ideas de suicidio, escribir notas de despedida, la entrega de posesiones valiosas, el aislamiento, la presencia de trastornos del sueño y del apetito, los cambios voluntarios en sus rutinas que indican que no se encuentra bien.
En estos casos hay que utilizar la empatía, validar, dar apoyo frente a sobreprotección y proporcionarles ayuda profesional.
Si pensamos que un familiar está pensando en quitarse la vida, lo primero que podemos hacer es ofrecer nuestro apoyo y comprensión. Muchas personas son reticentes a hablar sobre ello por la falsa idea de que hablar del suicidio puede incrementar la probabilidad de que realicen el acto suicida.
Pero el desahogo que se produce al poder hablar de ello, inhibe las conductas suicidas, no las fomenta, además, saber por lo que está pasando hace que ya no esté solo enfrentándose a una situación de la que no sabe cómo salir.
En ocasiones las personas que están pasando por una situación así, no son capaces de decírselo a las personas que tiene más cercanas, detrás de ello puede haber diferentes motivos como sentir vergüenza por lo que les pasa o no querer que las personas de su alrededor se preocupen por ellos, por ello, es recomendable darles la opción de hablar con un profesional en un espacio seguro.
Mis compañeros de PsicoAlmería y yo, a través de sesiones presenciales y online, ponemos énfasis en la importancia de dar ese espacio de seguridad en la que el adolescente pueda expresarse cómodamente, y le ayudaremos por tanto a superar la situación que está atravesando.