Es bastante frecuente en las facultades oír bromas sobre la incapacidad de los estudiantes de letras para desenvolverse con las operaciones matemáticas, o sobre la incompetencia de los ingenieros a la hora de entender la historia.
Son estereotipos sin demasiada base racional, pero parece que, en el fondo, pueden encerrar ciertas verdades.
Diferencias entre el cerebro "de letras" y el "de ciencias"
El investigador en neurociencias japonés Hikary Takeuchi y su equipo publicaron hace unas semanas un interesante estudio sobre las diferencias estructurales entre quienes estudian ciencias, comparándolos con aquellos que estudian humanidades.
Investigación
El trabajo del equipo nipón apunta a que existen varias diferencias notables entre los cerebros de estudiantes de carreras universitarias científicas y los cerebros de estudiantes del ámbito de las humanidades y las letras.
Los resultados mostraron que, mientras que los estudiantes de ciencia poseen mayor cantidad de materia gris en la corteza media prefrontal, los de humanidades reportaron una densidad mayor de la materia blanca que rodea el hipocampo derecho.
Esta información se pudo obtener examinando un total de 491 participantes, a través de un escaneo cerebral MRI. En la investigación se controlaron también diversas variables como la edad o el volumen del cerebro. Takeuchi explicó estos resultados enmarcándolos en la teoría clásica de Simon Baron-Cohen sobre la Sistematización de la Empatía.
Siguiendo este modelo, se ha sugerido que los sujetos que se sienten atraídos hacia sistemas impersonales son aquellos a los que tiende a gustar más el estudio de la ciencia. Por otro lado, aquellos que se sienten atraídos por las letras y las humanidades corresponden al tipo empático.
Los 491 participantes en la investigación fueron sometidos a exámenes neurofisiológicos y respondieron varios cuestionaros. Se examinaron sus funciones cognitivas, particularmente aquellas que se especulaba que están fuertemente vinculadas con el ámbito de estudio de cada uno, así como otras funciones cognitivas de control básico que se presumían poco relevantes para el ámbito de estudio.
De acuerdo con los datos facilitados, esta investigación supone la primera vez que se examinan las diferencias entre las estructuras cerebrales de los estudiantes según su campo de estudio. La hipótesis planteada de inicio, que sugería que efectivamente existían asimetrías, fue demostrada.
El cerebro del los de ciencias se asemeja al de una persona autista
El tipo cerebral de los estudiantes de ciencias fue reportado como parcialmente coincidente con el de las personas con condiciones propias del espectro autista: prefieren sistematizar los eventos, no es infrecuente observar alguna dificultad en el lenguaje, son menos empáticas y son menos hábiles a la hora de anticipar y prever los pensamientos y reacciones de los demás.
Los de letras tienen cerebros más enfocados a la empatía
En el otro bando, los estudiantes de letras y humanidades se relacionaron con un perfil de habilidades más vinculado a la empatía, esto es, fueron más capaces de identificarse con otros sujetos, comprenderlos y solidarizarse con ellos. Sin embargo, un buen número de estos estudiantes exhibieron dificultades en habilidades como el reconocimiento espacial.
La clave podría estar en el nivel de testosterona
En la investigación también se observaron factores como la presencia mayor o menor de testosterona fetal, y se concluyó que esta variable jugaba un papel importante en el desarrollo del hipocampo, marcando la diferencia entre ambos grupos de estudiantes.
No cabe duda de que esta investigación, pionera en el análisis de las diferencias cerebrales entre estudiantes, será el primero de muchos que intentarán explicar las diferencias en la estructura cerebral de cada profesión.
Referencias bibliográficas:
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