Según la definición de Jon Kabat-Zinn (fundador y director de los Centros de Minsfulness) esta práctica sería “la conciencia que surge de prestar atención, de manera intencionada, al momento presente y sin juzgar”. Se trata por tanto de una atención intencionada con una actitud basada en la ausencia de juicio.
Precisamente la actitud de ausencia de juicio, que conecta con la curiosidad compasiva hacia uno mismo, resulta uno de los aspectos más sanadores del Mindfulness, también llamado Atención Plena. En este punto es necesario explicar que la actitud de curiosidad es incompatible con la de generar una expecta va concreta.
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La diferencia entre el Mindfulness y las técnicas de relajación
En ocasiones, me he encontrado con pacientes en consulta que me explican su dificultad al intentar relajarse cuando aplicaban las técnicas de relajación; es precisamente ahí donde difiere el objetivo del Mindfulness, éste va más allá de la relajación.
Su meta es permitirnos la observación del momento presente sin esperar nada determinado, en ausencia de exigencias que suelen acabar generando culpa. Y es ahí donde curiosamente acabamos consiguiendo la tan ansiada relajación, que suele llegar cuando no se la fuerza a venir.
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¿Cómo calmar la mente con Atención Plena?
Existen investigaciones sobre el papel que cumple la práctica del Mindfulness en la reducción de una serie de síntomas como el dolor crónico, la ansiedad y la psoriasis. El Dr. Kabat-Zinn lleva 20 años estudiando los efectos del Mindfulness sobre dichos trastornos y afirma “los participantes sienten una fuerte reducción durante el curso de 8 semanas, tanto en el número de síntomas médicos que se informaron inicialmente, como en los problemas psicológicos, como la ansiedad, la depresión y la hostilidad. Estas mejoras se producen en la mayoría de los par cipantes en cada clase e independientemente del diagnóstico, lo que significa que el programa es importante para las personas con una amplia gamas de trastornos médicos y diferentes situaciones de vida”.
Los psicólogos enseñamos a manejar el estrés a través del Midnfulness; solemos comenzar con la atención a la respiración, intentando centrarnos en ella a la vez que vamos alejando nuestra atención de manera consciente de los acontecimientos del entorno. Esto se va consiguiendo con la práctica, sin prisas y con una actitud compasiva hacia nosotros. Sin embargo, cada caso es único y hay que saber adaptarse a las becesidades de los usuarios.
¿En qué consiste la compasión?
Aquí me gustaría detenerme a explicar el concepto “compasión”, ya que con demasiada frecuencia se suele confundir con la pena, casi despectiva, con la que miramos a alguien. Desde la concepción del Mindfulness, la compasión se entiende como la actitud de observación amorosa y empática que movilizará nuestra aceptación para que, desde ahí, consigamos que venga el entrenamiento en nuestros recursos ante el día a día.
Con la práctica diaria llegaremos a tener un sentido de nosotros mismos como una consciencia presente que observa nuestros pensamientos como algo que merece ser escuchado pero sin identificarlos con lo que “yo” soy.
Cuando podemos observar nuestros pensamientos desde cierta “distancia”, porque somos mucho más que dichos pensamientos, entonces cambia nuestra relación con ellos. El Mindfulness nos permite ver nuestras circunstancias como observadores y, desde ese privilegiado punto de vista, será más fácil calmarnos.
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