La vida afectiva de la gran mayoría de personas acostumbra estar bien nutrida de dudas sobre lo que significa tener pareja y acerca de cómo debería desarrollarse una relación de pareja "normal".
Estos son pequeños interrogantes que nos asaltan con una menor o mayor intensidad y que nos hacen plantearnos si el vínculo amoroso que nos une a la otra persona es auténtico, o si nuestras necesidades y sentimientos encajan con lo que se supone que debe ser una relación romántica tradicional. Y, una de las preguntas más frecuentes acerca de eso es la siguiente: ¿es normal querer a dos personas al mismo tiempo?
En este artículo trataremos de dar respuesta a esta pregunta, que, aviso, es complicada.
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Un dilema moral sobre el amor
Lo primero que tenemos que entender a la hora de abordar este tema es que la pregunta de si es normal amar a más de una persona en un mismo momento es una duda moral. ¿Qué significa esto? Pues significa que una respuesta a esta cuestión, para que nos satisfaga, debe ser de tipo moral, es decir, nos tiene que hablar sobre si es bueno o malo amar a dos o más personas a la vez y si eso es compatible con una relación de pareja.
Es necesario remarcar este hecho, porque la pregunta inicial enmascara la naturaleza de la duda al hablar sobre lo que "es normal" y lo que no lo es: técnicamente, la normalidad se averigua midiendo la cantidad de veces en las que este fenómeno se da en las personas. Pongamos que el 80% de los seres humanos han amado a más de una persona al mismo tiempo (porcentaje inventado). ¿Estaremos satisfechos con esta respuesta? Pues, en la gran mayoría de los casos, no, porque lo que queríamos saber en realidad es si el legítimo sentir eso o relacionarnos en cierta manera con estas personas sintiendo eso. Fijarnos en la frecuencia con la que se da este hecho en otras personas no nos dirá nada sobre si eso es bueno o es malo.
Pero esta no es la única idea que tenemos que considerar antes de responder a la pregunta; queda otra.
La pareja como constructo social
Pensemos por un momento en el motivo por el que nos hacemos la pregunta inicial. Si reflexionamos sobre eso, es porque damos por sentado que hay una manera de relacionarnos con las personas a las que amamos que tiene más posibilidades de ser normal que el resto de opciones. Si tenemos dudas sobre si querer a varias personas al mismo tiempo es normal pero no las tenemos acerca de si es normal querer (de manera romántica) a tan solo una persona, es porque en nuestra cultura existe mucha presión social que nos lleva a establecer relaciones amorosas solo con una persona a la vez.
Ahora bien, independientemente de esta influencia social, ¿existe en el diseño de nuestro cuerpo algo que establezca que solo debemos amar románticamente a una persona, del mismo modo en el que nuestro cuerpo hay algo que impide que dejemos de oír a no ser que nos tapemos los oídos? La respuesta más obvia es no: la prueba es que muchas personas se dan cuenta que quieren a más de una persona. Nuestra constitución biológica no nos lo impide, lo que nos lo impide en cierto grado es la influencia social.
Esa idea de que existen "desviaciones afectivas" perversas provenientes de la cultura que hacen que una supuesta monogamia programada de manera natural en nuestro organismo no pueda expresarse correctamente es errónea, además de esencialista. Por ejemplo, los casos de infidelidad son frecuentes en muchas especies animales que, en teoría, son monógamas (o al menos intentan aparentarlo). De hecho, en algunos estudios se ha visto que el éxito de algunas formas animales depende en buena parte de que se combine la monogamia con las infidelidades discretas.
Así pues, para entender si es bueno amar a dos o más personas, tendremos que preguntarnos si el legítimo o no desobedecer esas reglas sociales, y si es útil dejar que estas reglas dicten cómo deberíamos gestionar nuestras emociones.
Diferenciando entre sentir y actuar
Para responder a la duda de carácter moral deberíamos hacernos la pregunta acerca de si el hecho de que amemos románticamente a más de una persona perjudica a los demás o no. La respuesta por defecto es no. ¿Por qué? Pues porque, por un lado, nuestros sentimientos solo nos incumben a nosotros, y por el otro, estos sentimientos no nos obligan a comportarnos de una manera que pueda perjudicar a los demás.
Es decir, que nosotros podemos amar a varios individuos sin que esto se traduzca en una serie de acciones que no podemos controlar y que, por tanto, puedan dañar a otros. Que nazca en nosotros un sentimiento intenso no significa que esto vaya a transformarnos en un ser incontrolable y dañino, porque tenemos la capacidad de gestionar el modo en el que expresamos las emociones.
La importancia de la comunicación
¿Y qué pasa cuando se está en una relación de pareja monógama y se empieza a sentir amor por otra persona? ¿Es esto malo? La respuesta,, aunque pueda chocar en un primer momento, vuelve a ser no. Desde luego, es un hecho que puede producir dolor, pero no es algo malo en un sentido moral. Para que lo fuese, deberíamos haber tenido la posibilidad de elegir entre la opción de amar a otra persona y no hacerlo, pero esto nunca ocurre.
Eso no significa que este enamoramiento simultáneo no pueda llevarnos a tomar un camino mal considerado moralmente. Por ejemplo, si sabemos que nuestra relación de pareja se basa en un compromiso y sobre la idea del enamoramiento exclusivo, eso significa que si empezamos a sentir algo por alguien más debemos informar a nuestra pareja. De no ser así, la estaremos engañando, y las consecuencias psicológicas de esto pueden ser muy duras, ya que no solo entra en crisis la relación sino que además la otra persona se sentirá denigrada y con baja autoestima, al pensar que ni siquiera es digna de saber la verdad y poder decidir qué hacer con la relación.
Resumiendo: ¿es posible amar a varias personas?
En definitiva, si hay algo que debemos tener claro al plantearnos si es normal sentir algo por varias personas a la vez, es que no solo sí es normal, sino que cuando ocurre no podemos evitarlo. El comportarnos de manera más o menos acorde a un código ético dependerá del compromiso que hayamos adoptado con las personas involucradas y de si este se cumple o no, para lo cual es esencial la comunicación. En algunos casos, como por ejemplo en aquellos en las que la vida amorosa y afectiva se exprese a través del poliamor, el margen de maniobra será mucho más amplio y posiblemente este será un tema que no nos preocupará tanto.
En cuanto a las normas sociales, estas tendrán un efecto en nuestra propensión a la hora de adoptar uno u otro compromiso con las personas en las que nuestro amor sea correspondido (casi siempre se optará por la monogamia, en la mayoría), pero más allá de eso no tenemos por qué ceñirnos a ellas, por lo dicho anteriormente: en nuestros sentimientos, o más bien en el modo en el que los experimentamos de manera subjetiva, mandamos nosotros.
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