Lucía siempre pensó que la meditación no era lo suyo. "Eso es para hippies y gente religiosa", solía decir cuando su prima Maria Alejandra hablaba sobre sus experiencias. La idea le parecía lejana, hasta que un día aceptó ir con Male a una clase.
Al principio, no entendía nada: no sabía cómo respirar, qué postura adoptar o por qué lo hacía. Pero algo pasó después de unas sesiones. Lucía comenzó a sentirse más tranquila, con menos caos en su cabeza y un bienestar que nunca había sentido antes. Esto la llevó a investigar más y descubrir que la meditación no solo ayuda a la mente, sino que tiene efectos concretos en el cerebro, comprobados científicamente. Sobre eso hablaremos en este artículo: los beneficios de la meditación según la neurociencia. ¡Ya verás cómo te sorprenderán estos datos!
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Meditación: una práctica con múltiples beneficios
La meditación no es algo nuevo. Esta práctica, que nació en la India hace más de 5.000 años, ha sido parte de muchas culturas como una herramienta para encontrar calma y autoconocimiento. Hoy, gracias a los avances en neurociencia, entendemos mucho mejor cómo funciona y por qué es tan útil.
Practicar meditación puede ayudarte a reducir el estrés, manejar mejor las emociones y aumentar tu capacidad para tomar decisiones. También favorece el sueño, mejora tu bienestar general y te ayuda a mantener la calma en momentos difíciles.
Contrario a lo que algunas personas piensan aún, no hace falta que seas espiritual para beneficiarte de ella, ya que sus efectos positivos están respaldados por la ciencia. Además, como veremos en la próxima sección, esta práctica tiene un impacto directo en cómo funciona tu cerebro, y de esta forma te ayuda a vivir una vida más equilibrada y plena. Con un poco de constancia, sus beneficios pueden cambiar tu día a día de manera significativa.
Cómo meditar ayuda a tu cerebro
La meditación tiene efectos sorprendentes en nuestro cerebro que la ciencia ha comenzado a desvelar en las últimas décadas. Es interesantísimo descubrir cómo esta práctica ayuda a mejorar la atención, la memoria y a reducir el estrés, pero, sobre todo, genera cambios en la forma en que nuestro cerebro procesa el presente. En lugar de dejarnos llevar por pensamientos que nos desconectan del momento, nos entrena para anclarnos en el aquí y ahora. Esto tiene un impacto directo en nuestra felicidad y bienestar.
Cuando meditamos, no solo calmamos la mente; también entrenamos a nuestro cerebro para que sea más eficiente en cómo maneja la información. Por ejemplo, esta práctica fomenta la neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse, creando nuevas conexiones neuronales.
Esto significa que, al meditar de manera constante, estamos literalmente fortaleciendo áreas clave de nuestra mente, lo que nos ayuda a responder mejor ante desafíos y a mantenernos enfocados en lo que realmente importa. Este entrenamiento mental no requiere años de práctica, sino una dosis constante de compromiso que, poco a poco, comienza a transformar nuestra manera de pensar y sentir.
Estudios lo confirman
La ciencia ha demostrado que la meditación tiene un impacto directo en el cerebro. En 1973, hace ya bastantes años, un estudio de la Universidad de Harvard analizó por primera vez cómo esta práctica afecta a quienes la realizan de manera constante. Los resultados fueron claros: quienes meditan muestran cambios importantes en su cerebro, tanto en su actividad como en su estructura. Este fue solo el comienzo de muchas investigaciones que han respaldado su eficacia.
Un estudio más reciente, también de Harvard, publicado en la revista Science, reveló que pasamos el 47% de nuestro tiempo despiertos con la mente distraída, ya sabes, como en piloto automático. Este hábito mental, conocido como "red neuronal por defecto", nos aleja del presente y está relacionado con niveles más bajos de felicidad. Aquí es donde la meditación nos ayuda a entrenar nuestra atención para mantenernos en el momento presente.
La neurocientífica española Nazareth Castellanos explicó en una entrevista que meditar reduce la actividad de esta red neuronal, calma la mente y reduce el ruido interno. Entonces, cuando meditas, se refuerza la corteza prefrontal, que está estrechamente relacionada con la atención, la planificación y el control de los impulsos.
Además, este entrenamiento mental fomenta la creación de nuevas conexiones neuronales, lo que tiene un impacto positivo en la eficiencia del cerebro y lo hace más resistente al estrés… ¡Y de eso tenemos bastante en nuestros días!, ¿eh? Y no, aunque pienses que para ver los resultados hacen falta años, debes saber que los beneficios de la meditación no tardan en aparecer.
Según distintos estudios, después de cinco días de práctica constante ya se observan cambios iniciales en el cerebro, aunque son temporales. Sin embargo, con dos meses de meditación regular, estos cambios se vuelven permanentes, y transforman tanto la anatomía como el funcionamiento cerebral. La clave, como ves, está en la constancia.
Claves para empezar a meditar más
Si nunca has meditado, puede parecer complicado, pero no necesitas experiencia previa. Aquí tienes algunas claves prácticas para comenzar o mejorar tu práctica:
- Busca un lugar tranquilo: Encuentra un espacio donde te sientas cómodo y puedas estar sin interrupciones.
- Todo está en la respiración: Observa cómo entra y sale el aire. Si tu mente se distrae, simplemente vuelve a concentrarte en la respiración, ¡no es necesario que esté en blanco!
- Dedica unos minutos al día: No hace falta mucho tiempo. De hecho, puedes iniciar con 5 o 10 minutos y luego, si quieres, aumenta gradualmente el tiempo.
- Elige un horario fijo: Intenta meditar a la misma hora todos los días, como al despertar o antes de dormir, así será mucho más fácil que lo tomes como hábito.
- Adopta una postura cómoda: No es necesario que te sientes en posiciones complicadas. Una silla o el suelo con un cojín funcionan perfectamente.
- Usa aplicaciones o guías: Si te cuesta empezar solo, hay muchas opciones de meditaciones guiadas que pueden ayudarte.
Si ya has meditado antes y quieres incorporarlo a tu rutina, puedes probar diferentes técnicas como el mindfulness, enfocarte en un mantra o incluso practicar meditación caminando. Lo importante es que encuentres lo que mejor se adapta a ti y que lo hagas de forma constante.
Definitivamente, la meditación es mucho más que una práctica espiritual o una moda. Sus efectos en el cerebro y en nuestra salud están respaldados por décadas de investigación. Como le pasó a Lucía, puede parecer algo ajeno al principio, pero con un poco de práctica, los beneficios se hacen evidentes. Reducir el estrés, mejorar la atención y sentir más conexión contigo son solo algunas de las razones para intentarlo. ¿Le darás una oportunidad? Puede ser justo lo que necesitas para encontrar un mayor equilibrio en tu vida y, además, tu cerebro lo agradecerá un montón.