Esquema Ponzi: qué es esta forma de fraude (y cómo detectarla)

El esquema Ponzi es uno de los tipos de fraude más comunes; veamos cuáles son sus características.

Esquema Ponzi

Todos conocemos, aunque sea de oídas, alguna propuesta de inversión que prometía un gran retorno bajo una metodología dudosa.

Seguramente se trataba de un caso de esquema Ponzi. Vamos a descubrir en qué consiste exactamente este tipo de estafa, a qué debe su nombre y algunos de los casos más conocidos en los que se ha aplicado este sistema, con una promesa imposible de cumplir.

¿Qué es el esquema Ponzi?

El esquema Ponzi es un tipo de fraude basado en una inversión de tipo piramidal. Esto implica que cada persona que se adhiera al sistema, ha de captar a nuevos integrantes para que la metodología siga funcionando. Obviamente, en cada nivel esto se vuelve más complicado, pues la progresión de personas que se necesita en cada salto hace que llegado a un punto sea prácticamente imposible de cumplir, por lo que el sistema colapsa.

En el caso del esquema Ponzi, lo que el estafador propone a los primeros participantes es que le depositen una cantidad de dinero y a cambio él les irá abonando mes a mes otra cantidad menor, pero que en suma resultará mayor que la inversión inicial.

Pero no acaba ahí, como ya anticipábamos, siendo un sistema piramidal también se requiere que los participantes busquen a otros nuevos. Ellos también verán recuperada su inversión siempre que encuentren nuevos referidos, creando, por lo tanto, un sistema interminable. ¿Cuál es el problema evidente aquí? Que el dinero no se está invirtiendo en ninguna parte, simplemente se redistribuye, hacia la parte superior de la pirámide, donde en última instancia se encuentra el estafador. Mientras sigan entrando participantes, podrá utilizar ese dinero para abonar los pagos que prometió.

Sin embargo, cuando ya no sea posible que nuevos referidos se adhieran al esquema Ponzi, no habrá forma de dar los beneficios que se habían garantizado en un primer momento, pues la cantidad de dinero es exactamente la misma que al principio, no se ha invertido en ningún tipo de actividad que haya hecho crecer el montante. Esto causará que la pirámide se venga abajo y la mayor parte de los niveles inferiores pierdan su dinero.

¿Por qué se llama así esta forma de fraude?

El esquema Ponzi toma su nombre Carlo Ponzi, un experto estafador conocido por sus delitos y que desarrolló el sistema que aquí nos ocupa en el año 1920. Ponzi era un inmigrante recién llegado a Estados Unidos y con bajos recursos, pero con la mente muy despierta y con pocos escrúpulos. Pronto se dio cuenta de que podía hacer un gran negocio, vendiendo unos cupones de correos que, supuestamente, se compraban más caros en EEUU que en el resto de países.

Comenzó a buscar inversores para su negocio, a los que pagaba puntualmente, por lo que rápidamente se extendió el rumor y en cuestión de meses se produjo una auténtica histeria de gente deseando unirse al esquema Ponzi, llegando incluso a hipotecar la casa para ello. Por supuesto, Ponzi no compraba ni vendía cupones, simplemente pagaba a los inversores, sabiendo que esa confianza le estaba generando muchos participantes más.

En menos de un año, Carlo Ponzi se había hecho rico, vivía una vida a todo lujo e incluso se hizo con el control de un pequeño banco. Sin embargo, los organismos oficiales le seguían la pista de cerca y finalmente su empresa fue intervenida. Pero Ponzi aún tendría tiempo para una última maniobra, abonando las inversiones a todo el que lo reclamaba. Esto le devolvió la confianza y ganó así el apoyo de la gente.

Pero era evidente que el sistema no podía tener éxito y finalmente cayó en bancarrota, haciendo que la mayoría de inversores perdieran todo el dinero. Ingresó en prisión, pero logró abonar la fianza y finalmente fue deportado a Italia, su país natal, donde incluso algunas personas le recibieron con los honores propios de un filántropo.

Los señales de alarma que ayudan a reconocer un esquema Ponzi

El peligro del esquema Ponzi es que se trata de una estafa que puede resultar muy atractiva para algunas personas con conocimientos financieros muy básicos, que no se percatarían del riesgo que conllevaría la inversión. Por eso vamos a ver ahora cuáles son los indicadores más importantes para detectar este tipo de timos.

1. Poca inversión, gran beneficio

Probablemente la principal característica de una estafa de esquema Ponzi, y precisamente la que la hace tan suculenta a ojos de los incautos, es que propone una inversión a priori muy baja en comparación con el rendimiento que teóricamente le va a generar, y además va a hacerlo en un corto espacio de tiempo. Poca inversión, mucho beneficio y todo esto en tiempo record. ¿Quién no querría hacer una inversión así?

El problema es que el mundo financiero es mucho más complejo que esto. Si una inversión promete un gran beneficio en tan poco tiempo, o bien conlleva un altísimo riesgo, o bien se trata de una estafa, como es este caso.

2. Regularidad en el rendimiento

Otra de las luces rojas que deberían hacer que el potencial inversor se lo piense dos veces son las promesas sobre un rendimiento muy concreto y de una forma muy regular. Cualquier inversión legal está sujeta a múltiples variables del mercado que hacen que no siempre sean exactamente iguales y que puedan verse modificadas en diferentes periodos.

Este indicador es especialmente importante si además de esa regularidad se promete un retorno muy alto, como veíamos en el punto anterior. En ese caso, es mejor alejarse del maravilloso producto que nos están ofreciendo.

3. Falta de registros

Por otro lado, cuando se trata de inversiones que implican un esquema Ponzi, estas no responden a ningún tipo de organismo o registro oficial, lo que ya debería hacer sospechar al inversor sobre la fiabilidad de esta operación.

Por supuesto, ninguna estafa va a contar con la garantía de un organismo de prestigio respaldándola, así que si una persona decide invertir su dinero en un sistema fraudulento como este, no va a poder comprobar en ningún índice en qué estado se encuentra la operación.

4. No existen licencias de venta

Al igual que no hay registros para comprobar las inversiones (no son acciones que uno pueda comprobar en la bolsa), tampoco hay licencias para poder vender el producto del esquema Ponzi. ¿Cómo podría haber una licencia para estafar?

Por lo tanto, si el inversor le pide las acreditaciones oficiales al vendedor y este no es capaz de aportar dichos documentos, estamos ante otra de las señales que indican que el producto muy probablemente no es de fiar.

5. Opacidad en la información

Las operaciones de esquema Ponzi se mueven en terrenos oscuros, al margen de los canales oficiales. Esto hace que la información brille por su ausencia. El estafador siempre da datos difusos, explica la operación por encima o lo hace de una forma totalmente incomprensible. No puede explicarlo con todo lujo de detalles porque si lo hiciera así, un inversor ligeramente despierto se daría cuenta de que algo no cuadra.

Si la información no es abundante, no está absolutamente clara y el promotor de la idea no responde de forma comprensible a cualquier tipo de duda al respecto, debemos encender otra de las luces rojas y abandonar nuestra idea de invertir en este tipo de producto, pues las probabilidades de que sea una estafa acabarán de aumentar considerablemente.

6. Carencia de documentación

Si veíamos que apenas suele haber información, mucho menos va a haber documentación sobre las operaciones. Si el inversor solicita comprobar los papeles y los documentos, seguramente siempre va a encontrarse con todo tipo de excusas que le impedirán en última instancia comprobar la fiabilidad de la inversión.

El objetivo es claro, no se puede dejar al inversor comprobar que en realidad no se está haciendo con su dinero lo que se le prometió que se iba a hacer. Otro claro indicador de que se trata de un esquema Ponzi y por tanto, sin lugar a dudas, de una estafa.

7. Retrasos en los pagos

Un inversor tiene un único objetivo: recibir un beneficio por el dinero aportado. El problema es que en una estafa no hay beneficios. En realidad sí los hay, pero obviamente son para el estafador, no para el inversor. Así que la última y seguramente más clara señal que nos va a alertar del tipo de negocio fraudulento ante el que estamos, es el problema para recibir el pago.

El estafador alegará toda una serie de problemas e incidencias para intentar retrasar el máximo tiempo posible el pago de los beneficios. En algunos casos, el inversor llegará a recibirlo, pero cuando más abajo se está en la pirámide, más probabilidades de que el esquema Ponzi colapse antes de que el inversor pueda ver ni un céntimo.

Referencias bibliográficas:

  • Benson, S.S. (2009). Recognizing the red flags of a Ponzi scheme. The CPA Journal.
  • Frankel, T. (2012). The Ponzi scheme puzzle: A history and analysis of con artists and victims. Oxford University Press.
  • Mayorga–Zambrano, J. (2011). Un modelo matemático para esquemas piramidales tipo Ponzi. Instituto Nacional de Estadística y Censos.
  • Zuckoff, M. (2005). Ponzi's Scheme: The True Story of a Financial Legend. Random House: New York.

Luis Martínez-Casasola (Madrid, 1988) se licenció en Psicología en la UAM y cuenta con un máster en Psicología Forense por la URJC y el COP de Madrid, así como con una especialización en recursos humanos. Tras varios años de experiencia en la redacción de contenidos web, ahora colabora como divulgador para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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