A veces nos damos cuenta de que nuestras relaciones de pareja siguen patrones similares. Nos sentimos atraídos por el mismo tipo de personas, caemos en los mismos conflictos o experimentamos inseguridades que no sabemos de dónde vienen.
Aunque podría parecer algo accidental o incluso “culpa del destino” o de la mala suerte, muchas de estas experiencias están profundamente ligadas a nuestro estilo de apego.
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En este artículo vamos a hablar de cómo los estilos de apego influyen en la búsqueda y elección de pareja, y cómo podemos modificar patrones cuando notamos que nuestras relaciones nos generan más angustia que bienestar.
Hablemos sobre la teoría del apego
La teoría del apego, desarrollada por John Bowlby, indica que los seres humanos tienen una necesidad innata de formar vínculos emocionales con sus cuidadores principales. Estos vínculos, conocidos como apegos, son esenciales para el desarrollo psicológico y emocional saludable.
Según Bowlby, la calidad de estas primeras relaciones influye directamente en la manera en que, de adultos, nos relacionamos con los demás, especialmente en el ámbito de la pareja.
Mary Ainsworth, colaboradora de Bowlby, realizó estudios que permitieron clasificar los estilos de apego en diferentes tipos. Su investigación demostró que los niños reaccionaban de distintas maneras ante la separación y el reencuentro con sus cuidadores, lo que reflejaba la seguridad o inseguridad del vínculo.
Esta teoría sigue vigente y es clave para entender cómo nos vinculamos en la adultez. Lo interesante de esto es que, aunque estos patrones se formen en la infancia, no están escritos en piedra:al tomar conciencia, es posible modificar nuestra forma de relacionarnos y fomentar la construcción de vínculos seguros.
Estilos de apego: ¿cuáles son?
Nuestros estilos de apego se desarrollan en la infancia, dependiendo de la relación con nuestros cuidadores. Pero estos patrones nos acompañan hasta la adultez y pueden marcar la forma en que vivimos nuestras relaciones. Existen cuatro estilos principales que son:
1. Apego seguro
Las personas con apego seguro han crecido con figuras de referencia que respondían de manera coherente y afectuosa. Esto hace que se sientan cómodas con la intimidad, confíen en sus relaciones y puedan equilibrar independencia y cercanía sin temor al abandono ni a la invasión del espacio personal.
2. Apego ansioso
Quienes tienen apego ansioso suelen sentirse inseguros en sus relaciones y temen que su pareja los abandone. Buscan constantes muestras de afecto y validación, lo que puede llevarlos a ser muy demandantes emocionalmente.
Entre otras cosas, tienden a sobreanalizar mensajes, preocuparse en exceso si sienten frialdad y tener miedo al rechazo.
3. Apego evitativo
El apego evitativo se caracteriza por la necesidad de mantener distancia emocional. Las personas con este estilo crecieron aprendiendo que no podían depender de los demás para su bienestar emocional, así que desarrollaron una fuerte independencia.
También es cierto que, por lo general, les cuesta expresar emociones, evitan la vulnerabilidad y pueden sentir que el compromiso es una amenaza a su autonomía.
4. Apego desorganizado
Este estilo combina rasgos del ansioso y del evitativo. Las personas con apego desorganizado han experimentado relaciones caóticas, muchas veces marcadas por negligencia o incluso maltrato.
Como resultado, pueden anhelar cercanía, pero al mismo tiempo sentir miedo de confiar y abrirse. Esto los lleva a actuar de manera contradictoria en sus relaciones, con cambios bruscos entre acercarse y alejarse.
- Artículo relacionado: "Miedo al compromiso: personas que temen al amor formal"
Señales para identificarlos
Cada estilo de apego tiene sus propias manifestaciones, y conocerlas nos ayuda a entendernos mejor y, si es necesario, trabajar en cambiar ciertos patrones.
Apego seguro
- Sientes tranquilidad en tus relaciones.
- Disfrutas de la intimidad sin miedo y puedes comunicarte abiertamente cuando algo te preocupa.
- No vives con la ansiedad de que la otra persona te deje y tampoco sientes que el compromiso es una amenaza a tu individualidad.
Apego ansioso
- Sueles sentir inseguridad sobre lo que tu pareja siente por ti.
- Buscas reafirmaciones constantes de amor y te angustia la distancia o el silencio.
- Te cuesta estar solo o sola y puedes llegar a ser muy dependiente emocionalmente.
Apego evitativo
- Prefieres mantenerte a distancia en lo emocional.
- Cuando alguien se acerca demasiado, sientes que necesitas espacio.
- Te cuesta hablar de lo que sientes y puedes minimizar la importancia del amor o el compromiso.
Apego desorganizado
- Tienes una relación ambigua con la intimidad, por lo que envías mensajes confusos.
- A veces buscas conexión, pero cuando la consigues, sientes miedo o desconfianza.
- Puedes reaccionar de manera impulsiva o contradictoria en tus relaciones.

Esther Tomás Ruiz
Esther Tomás Ruiz
Psicóloga, coach y terapeuta de familia y parejas
¿Cómo se manifiestan en la adultez?
Los estilos de apego no se quedan en la infancia; siguen marcando nuestra manera de vivir el amor y la intimidad. Una persona con apego ansioso podría caer en relaciones donde siente que debe esforzarse constantemente para que no la dejen.
Alguien con apego evitativo podría sabotear relaciones sólidas porque siente que le están quitando su independencia. Y aquellos con apego desorganizado pueden tener relaciones intensas pero inestables, con cambios de actitud que confunden tanto a ellos mismos como a sus parejas.
El apego en la pareja: ¿Cómo influye?
Con todo lo que hemos hablado, es de esperarse que cuando buscamos pareja, nuestro estilo de apego influya más de lo que pensamos, pues estos no solo determinan cómo elegimos, sino también cómo nos comportamos dentro de la relación.
Si tienes un apego seguro, probablemente puedas establecer relaciones sanas con facilidad. Pero si tu apego es ansioso, evitativo o desorganizado, es posible que repitas patrones que terminan generando frustración.
Quizás sientas que siempre terminas con personas que te hacen daño o que tus relaciones siguen un guion repetitivo donde experimentas los mismos conflictos. Tal vez te cuesta confiar en los demás, necesitas validación constante o evitas comprometerte emocionalmente.
Ser consciente de estas dinámicas es el primer paso para hacer cambios. Observar cómo reaccionamos ante el amor, el compromiso y la cercanía nos ayuda a identificar patrones y empezar a transformarlos. Con trabajo personal, paciencia y relaciones más seguras, es posible construir vínculos que te hagan crecer y sentir bien.
¿Cómo generar un apego sano? 7 claves para lograrlo
Si sientes que tus relaciones amorosas están marcadas por la ansiedad, el miedo a la intimidad o la dificultad para confiar, es una señal de que tu estilo de apego podría estar afectándote más de lo que crees.
Sin embargo, nadie dijo que tienes una condena a repetir los mismos patrones. Con conciencia y esfuerzo puedes aprender a relacionarte de una forma más segura y que te haga sentir paz.
Mientras tanto, tenemos algunas claves para ti:
1. Cuestiona tu "piloto automático"
Observa cómo reaccionas en tus relaciones sin juzgarte. ¿Tiendes a huir cuando alguien se acerca demasiado? ¿O sientes que necesitas constante validación? Identificar estos hábitos es el primer paso para cambiarlos.
2. Busca referencias de relaciones seguras
Si creciste sin modelos de apego sano, puede ser difícil imaginar cómo es una relación equilibrada. Acércate a personas que transmitan estabilidad emocional y aprende de ellas. Ah, ¡y leer mucho al respecto también puede ser de gran ayuda!
3. Aprende a regular tus emociones
En lugar de dejarte llevar por la angustia o la impulsividad, busca herramientas para manejar lo que sientes: respiración consciente, escritura terapéutica o simplemente darte un tiempo antes de reaccionar.
4. Atrévete a comunicar lo que sientes:
No necesitas ser una persona completamente segura para expresar tus emociones. Practica decir lo que te preocupa sin miedo al juicio, ya que la vulnerabilidad bien manejada fortalece los vínculos.
5. Pon límites sin sentirte culpable (o incluso atravesando la culpa)
Decir "no" o pedir espacio no te hace una persona a quien no le importen los demás. De hecho, aprender a respetar tus necesidades es súper importante para empezar a construir relaciones equilibradas.
6. Reescribe tu historia sobre el amor
Muchas veces, arrastramos creencias que nos limitan, como "si no duele, no es amor" o "el amor de verdad lo aguanta todo". Cuestionarlas y reemplazarlas por ideas más saludables te permitirá construir relaciones más sanas.
7. Considera terapia si lo necesitas
Un buen proceso terapéutico te ayudará a entender de dónde vienen tus miedos y cómo transformarlos en algo más positivo.
Cambiar la forma en que nos vinculamos no sucede de la noche a la mañana, pero con intención y práctica, es posible construir relaciones donde nos sintamos tranquilos y en confianza.


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