Encefalopatía Traumática Crónica: síntomas, causas y tratamiento

Resumen de las características de la Encefalopatía Traumática Crónica, enfermedad neurodegenerativa.

Encefalopatía Traumática Crónica

No hay duda de que el deporte tiene un montón de beneficios, tanto físicos como mentales. Sin embargo, un aspecto poco conocido, en especial de los deportes de contacto, es el daño que puede provocarse a nivel cerebral.

Estas lesiones serían debidas a, por ejemplo, los puñetazos en el boxeo o los placajes en el fútbol americano, generando daños a nivel neuronal que provocan deterioro cognitivo, inestabilidad emocional y problemas motrices.

La Encefalopatía Traumática Crónica es una enfermedad neurodegenerativa asociada a impactos en el encéfalo. Ha sido relacionada tanto a deportistas como a víctimas de algún tipo de lesión craneal. Veamos más a fondo qué implica.

¿Qué es la Encefalopatía Traumática Crónica?

La Encefalopatía Traumática Crónica, antiguamente llamada demencia pugilística o “punch drunk syndrome”, es una enfermedad neurodegenerativa, producida principalmente por sufrir traumatismos craneales reiterados. Este síndrome se ha relacionado con muchos deportes de contacto, como el boxeo, el fútbol americano, el hockey y artes marciales, aunque también se ha visto en víctimas de violencia doméstica y supervivientes de explosiones, como personal militar.

Afecta al cerebro, ocasionando varios síntomas a nivel cognitivo, psicomotriz y en el estado anímico. Pese a la gravedad de sus síntomas, que implica problemas de planificación, fallos de memoria, lentitud de movimientos y cambios de humor bruscos, estos no empiezan a aparecer hasta pasados varios años desde que se sufrieran las lesiones, siendo este su principal problema.

La Encefalopatía Traumática Crónica no puede ser diagnosticada en vida, a excepción de los casos poco frecuentes de individuos con exposiciones de alto riesgo. Esta enfermedad neurológica todavía se está estudiando y no se conoce su frecuencia exacta en la población, además de que las causas pueden ser múltiples. No hay cura conocida para la encefalopatía traumática crónica.

Sintomatología

Si bien se han relacionado varios síntomas con la Encefalopatía Traumática Crónica, cabe decir que el hecho de que solo pueda ser diagnosticada post-mortem hace que, realmente, no se tengan muy claros cuáles son todos sus síntomas.

Igualmente sí que se ha visto que las personas quienes han ejercido profesiones en las que estaban presentes los reiterados golpes en la cabeza manifiestan, al cabo de unos cuantos años, los siguientes problemas.

  • Deterioro cognitivo: problemas para pensar.
  • Conducta impulsiva y abuso de sustancias.
  • Inestabilidad emocional: depresión, ira, cambios bruscos de humor.
  • Agresividad, tanto física como verbal.
  • Pérdida de memoria a corto plazo, especialmente la relacionada con tareas diarias
  • Dificultades en las funciones ejecutivas: problemas para planificar.
  • Inestabilidad emocional.
  • Pensamientos y conductas suicidas.
  • Apatía generalizada: falta de expresividad e interés emocional.
  • Problemas motores: empieza por ser torpe y progresa en lentitud, rigidez y problemas de coordinación.

Parece haber relación entre la gravedad de esta enfermedad cerebral y el tiempo dedicado al deporte de contacto, junto con la cantidad de golpes recibidos en la cabeza o número de lesiones traumáticas. Igualmente, cabe decir que puede darse el caso de recibir únicamente una sola lesión traumática y que esta sea tan fuerte como para que, al cabo de unos cuantos años, aparezca la enfermedad, siendo el caso de supervivientes de explosiones.

El deterioro clínico de esta enfermedad es gradual, apareciendo pasados unos cuantos años desde que se dieron las lesiones, o incluso tras varias décadas. Este deterioro se da en tres fases:

1. Fase temprana

Empiezan a darse los primeros síntomas de deterioro cognitivo, como consecuencia de los golpes. Aunque no se ha establecido un inicio claro, la enfermedad suele estar latente en los primeros años.

Es en esta fase temprana en la que empiezan a darse los trastornos afectivos y los síntomas psicóticos.

2. Fase avanzada

Esta fase se da entre los 12 y 16 años a partir de que se comenzó a practicar el deporte de contacto o cuando se dio la lesión traumática, aunque puede variar de persona en persona.

Aparece inestabilidad social, comportamiento errático, pérdida de memoria y sintomatología relacionable con los primeros estadios de la enfermedad de Parkinson. Los síntomas ya se ven con más claridad, aunque todavía no se puede catalogar como una demencia.

3. Fase de demencia

La sintomatología es más grave, estando bien asentada y afectando a la funcionalidad del sujeto en todos los ámbitos de su vida. Pierde facultades mentales, como la memoria y el razonamiento, además de darse anomalías del habla y la marcha.

Diagnóstico

En la actualidad no se dispone de un diagnóstico clínico definitivo para la Encefalopatía Traumática Crónica, por la falta de especificidad en los síntomas atribuidos a esta enfermedad neurológica. No obstante, el estudio de los tejidos cerebrales una vez el paciente ha fallecido permite confirmar si el individuo presentaba la enfermedad.

De todas formas se ha intentado usar técnicas de neuroimagen para ver si es posible realizar un diagnóstico seguro estando el paciente todavía vivo.

Se ha estado desarrollando la posibilidad de usar Tomografía de Emisión Positiva con Fluorine 18 para poder detectar la patología en el cerebro vivo. Dado que la enfermedad no está asociada a una lesión particular en el cerebro no es posible diagnosticarla viendo simplemente imágenes del cerebro sin comprender cómo de dañado está el tejido cerebral.

¿Qué le pasa al cerebro en esta enfermedad?

Cuando se recibe un golpe, la materia blanca de nuestro cerebro es la que más sufre. Esta materia es una parte del sistema nervioso central compuesta por fibras nerviosas mielinizadas, que actúa como transmisor y coordinador de la comunicación entre diferentes regiones nerviosas.

El cerebro tiene una constitución similar a la de la gelatina, lo cual hace que en caso de recibir un impacto se ponga mucha presión sobre sus fibras nerviosas, pudiéndose romper y causando daño tanto a corto como largo plazo.

Si bien el cráneo es un gran protector del encéfalo y el líquido cefalorraquídeo es la sustancia que amortigua los impactos, si el golpe es muy fuerte el cerebro rebota contra las paredes craneales, dándose el daño. Esto puede provocar pérdida de conocimiento, hematomas, hemorragias y muerte súbita.

El daño detrás de esta enfermedad no es una lesión particular en una zona del cerebro, sino un progresivo daño en el tejido cerebral. El cerebro pierde parte de su peso, asociado con la atrofia de los lóbulos cerebrales: el lóbulo frontal (36%), el lóbulo temporal (31%), el lóbulo parietal (22%) y, en mucha menor medida, el lóbulo occipital (3%). Además se dilatan el ventrículo lateral y el tercer ventrículo. Pocas veces lo hace el cuarto ventrículo.

El cuerpo calloso se adelgaza y el cavum septum pelúcido presenta fenestraciones. Las amígdalas cerebrales van perdiendo neuronas, la sustancia negra y el locus coeruleus se ven dañados. Se atrofia los bulbos olfatorios, el tálamo, los cuerpos mamilares, el tronco cerebral y el cerebelo y, a medida que la enfermedad se va volviendo más grave, también se ven dañados el hipocampo, la corteza entorrinal y la amígdala.

De forma parecida a como ocurre en la enfermedad de Alzheimer, en la Encefalopatía Traumática Crónica aparecen gran cantidad de ovillos neurofibrilares de proteína Tau. También se pueden encontrar hilos de neuropilo y ovillos gliales.

Factores de riesgo

El principal factor de riesgo es la práctica de deporte de contacto, junto con ser víctima de violencia doméstica, haber vivido una explosión o formar parte de personal militar.

El deterioro es fruto de las diversas lesiones que se reciben en la cabeza, muy comunes en deportes como el boxeo, kick-boxing, deportes de carreras motorizadas y artes marciales. Otros factores de riesgo son la práctica de un deporte de contacto desde muy joven, no utilizar la debida protección y no usar estrategias de prevención de la lesión.

Factores de protección

El principal factor de protección es el más obvio: protegerse el cráneo al realizar deportes de contacto, especialmente en aquellos en los que los golpes en la cabeza repetitivos sean inevitables, como boxeo o kick-boxing. Es por esto tan importante el uso de cascos, además de reducir la cantidad de combates o partidos por temporada y asegurarse de que los contendientes no se hacen más daño del que es necesario.

Es muy importante acudir al médico, tanto si se tienen como si no síntomas cognitivos, emocionales y psicomotrices asociables con la enfermedad. Aunque no se hayan presentado todavía, es posible realizar pruebas que evalúen el deterioro cognitivo, la estabilidad emocional y la psicomotricidad que permitan tener una prueba objetiva de que pudiera estar ocurriendo la primera fase de la enfermedad. El seguimiento médico en personas de riesgo puede evitar daños mayores por medio de técnicas de intervención tempranas.

Tratamiento

No existe cura para la Encefalopatía Traumática Crónica. La principal medida de intervención consiste en evitar los factores de riesgo. En caso de que se realice un deporte de contacto se debe intentar evitar cualquier riesgo, usando las debidas medidas de protección.

Si ya se están mostrando los síntomas de la enfermedad existen dos formas generales de tratarla. La primera es la medicalización, usando fármacos que actúen sobre los síntomas específicos, mientras que la segunda es la rehabilitación que, al igual que en demencias como el Alzhéimer y el Parkinson, conviene que sea lo más temprana posible, aprovechando la plasticidad cerebral para hacer que los síntomas más graves de la enfermedad se den más tarde.

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Nahum Montagud Rubio. (2020, junio 16). Encefalopatía Traumática Crónica: síntomas, causas y tratamiento. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/encefalopatia-traumatica-cronica

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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