Vivimos en una sociedad extremadamente competitiva, en la que se exige un elevado nivel de rendimiento y productividad en prácticamente todos los ámbitos de la vida y de manera continuada. El trabajo y el acceso al mercado laboral es uno de los ámbitos en que más puede verse. Los estudios son otro de ellos, especialmente a nivel universitario: los jóvenes estudiantes están sometidos a mucha presión con el fin de aprobar y sacar la máxima nota posible de cara a destacar y poder obtener en un futuro el mejor puesto de trabajo que pueda alcanzar, llegando en ocasiones a realizar esfuerzos maratonianos en temporada de exámenes.
La presión puede llegar a ser excesiva, hasta el punto que algunas personas deciden recurrir a algunas sustancias y fármacos que supuestamente pueden facilitar la concentración y la habilidad cognitiva. Una de estas sustancias es un fármaco psicoestimulante de nombre Adderall, pensado para el tratamiento diversos trastornos como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. ¿Sirve el Adderall para estudiar y concentrarse? Es algo de lo que vamos a hablar a lo largo de este artículo.
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¿Qué es Adderall?
El medicamento conocido como Adderall es un tipo de psicofármaco con propiedades estimulantes de gran potencia, el cual está formado por la combinación de dos tipos de sales de anfetamina. Concretamente se trata de una sustancia sintética que surge a partir de la combinación de dextroanfetamina (en un 75%) y levanfetamina (25%).
Esta sustancia actúa incrementa en gran medida los niveles de dopamina y noradrenalina a nivel cerebral, siendo agonista de los receptores de dichos neurotransmisores a nivel presináptico. También genera una acción agonista en los receptores de serotonina, pero el efecto sobre este neurotransmisor es mucho menor.
Los efectos de este fármaco son en la práctica similares a los de la cocaína, generando un aumento de la actividad cerebral así como sensaciones de euforia, aumento del nivel de alerta, menor tiempo de reacción a los estímulos y resistencia a la fatiga y al sueño, así como un aumento en la capacidad de focalizarse y en la lucidez mental. También parece generar un aumento en la capacidad de motivarse, así como una mejoría de la capacidad y la resistencia física y alteraciones en la líbido, frecuentemente provocando un aumento de ésta. Asimismo reduce la necesidad de descansar y dormir, así como el apetito y la percepción de la necesidad de hidratarse.
¿Cuándo se utiliza?
Adderall está principalmente pensado como un fármaco que, en dosis pequeñas y correctamente pautadas, permite el tratamiento de diferentes alteraciones. Así, la principal aplicación de este fármaco, de venta con receta, es de orientación terapéutica.
Concretamente Adderall está indicado en el tratamiento del trastorno por déficit por atención con hiperactividad, generando en sujetos con este trastorno una mejoría en su capacidad de autocontrol, en la reducción de las conductas disruptivas y en la centración de la atención. Además también potencia su capacidad para motivarse y concentrarse.
Esto puede que parezca contraintuitivo dado a que las anfetaminas suelen incrementar la actividad y energía y a que a nivel sintomatológico muchos niños con TDAH presentan gran inquietud y energía, pero se ha observado en quienes tienen este trastorno que a nivel cerebral existe un déficit y disregulación de dopamina y noradrenalina en diferentes núcleos cerebrales.
Otro trastorno en el cual el Adderall se encuentra indicado es en la narcolepsia, presentando cierta efectividad en la reducción de la somnolencia diurna.
Pero las capacidades psicoestimulantes de Adderall no solo han sido empleados terapéuticamente. Dado que en población sin ninguno de los anteriores trastornos los efectos son similares a los de la cocaína se ha observado que a menudo es empleada de forma recreativa, debido a sus propiedades euforizantes. Asimismo, al igual que otros derivados de las anfetaminas en ocasiones han sido utilizadas por deportistas con el fin de potenciar su ejecución y reducir la fatiga y el cansancio.
Por último y dado que parece favorecer la habilidad de concentración, la capacidad cognitiva, la lucidez mental o incluso la capacidad de memoria, se está viendo que el Adderall es cada vez más utilizado por estudiantes con el fin de potenciar sus capacidades para el estudio,. Es decir es utilizado como nootrópico, a pesar de que su uso debería estar indicado siempre por médicos. Es sobre esta última aplicación sobre la que nos centraremos.
¿Realmente sirve para estudiar?
Los estudios sobre las propiedades como nootrópico del Adderall han sido investigadas por parte de diferentes grupos de expertos, encontrándose que aunque Adderall genera un aumento en algunas capacidades cognitivas también genera un efecto perjudicial en otras, de tal manera que la capacidad global del sujeto no mejora en demasía. Asimismo, a través de experimentos con casos en que parte de los participantes consumían este fármaco y a otros se les proporcionaba placebo se ha observado que no existían diferencias estadísticamente significativas a nivel de rendimiento.
Concretamente, en un experimento realizado recientemente se ha observado que los sujetos que tomaban Adderall sí manifestaban un aumento en la capacidad atencional y tendían a dar un mayor número de respuestas (aunque ello no implica que fueran correctas), si bien en la ejecución de tareas de memoria mostraban un peor rendimiento.
Un resultado que también ha sido interesante es el hecho de que las propiedades euforizantes de Adderall generaban una sensación de activación notoria y potenciaba la sensación subjetiva de sentirse mejor y más segura de sí misma.
Otros estudios manifiestan que permite aumentar el nivel de actividad, energía y concentración, pero que sin embargo parece reducir la creatividad de quienes lo consumen al disminuir la sensibilidad hacia nuevos estímulos al generar una hiperfocalización.
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Posibles riesgos de su uso
Independientemente de que tenga o no efecto nootrópico, cuando Adderall se emplea terapéuticamente las dosis empleadas son medidas cuidadosamente por profesionales que van a pautar una dosis terapéutica y que reduzca en lo posible los efectos secundarios. Sin embargo, su uso como nootrópico o como droga estimulante suele darse en dosis que no son controladas y no tienen en cuenta posibles efectos secundarios, que pueden llegar a ser graves.
Entre sus riesgos podemos encontrar la aparición de problemas de insomnio, náuseas, vómitos y diarreas, disfunción eréctil, depresión (tras pasarse el efecto), irritabilidad, cefaleas, hipersudoración, falta de apetito y taquicardias. Puede generar problemas cardíacos como arritmias, y en casos severos, puede generar infartos o accidentes cerebrovasculares.
En dosis altas también puede generar neurotoxicidad y pérdida de facultades cognitivas, alucinaciones y delirios y problemas renales. Asimismo en determinadas dosis es posible que Adderall provoque adicción (si bien en las dosis terapéuticas este riesgo
Es por ello que resulta contraindicada para personas con problemas cardíacos, diabetes, problemas renales o hepáticos, trastornos psicóticos, anorexia nerviosa, glaucoma, problemas tiroideos, epilepsia, bipolaridad, síndrome de Tourette o depresión. También está contraindicada para diabéticos.
Referencias bibliográficas:
- Rettew, D. (2018). Does Adderall Make You Smarter?. Psychology Today [Online]. Disponible en: https://www.psychologytoday.com/us/blog/abcs-child-psychiatry/201807/does-adderall-make-you-smarter.
- Weyandt, L.L, White, T.L., et al. (2018). Neurocognitive, Autonomic, and Mood Effects of Adderall: A Pilot Study of Healthy College Students. Pharmacy, 6(3): 58.
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