Los museos son una de las principales atracciones de las ciudades, especialmente los que acogen importantes obras de arte, del saber y de la cultura en general. A pesar de que el top ten de los museos más reconocidos a nivel mundial puede variar según el año o la época, existen ciertos museos que podemos considerar como los mejores museos del mundo, por su tamaño, por su número de visitantes y por la cantidad y/o calidad de las obras que guardan. ¿Te animas a hacer un recorrido por los 10 mejores museos del mundo?
¿Cuáles son los 10 mejores museos del mundo?
Una pregunta muy difícil. Afortunadamente, alrededor del mundo existen numerosos museos que tienen justa fama por la altísima calidad de las obras que guardan, o bien por su número. Hay que tener en cuenta que, aunque cuando pensamos en un museo evocamos habitualmente los que contienen arte y restos arqueológicos, también tenemos museos de historia natural, de mecánica, de artesanías, e incluso de cosas tan curiosas como el chocolate o los objetos eróticos.
En fin, para no alargar en demasía la lista, hemos decidido incluir sólo museos donde se alberguen obras de arte (mayormente pintura y escultura) y restos arqueológicos, que están muy ligados a la historia y también al arte. Acompáñanos a descubrir 10 de los museos más reconocidos a nivel mundial.
1. British Museum, Londres
Este museo londinense tiene el honor de ser el primer museo nacional y público del mundo. En 1753, el médico y naturalista sir Hans Sloane (1660-1753) dejó escrito en su testamento que donaba toda su colección (compuesta por nada menos que 80.000 elementos, entre libros y objetos) al estado. Eran los tiempos de la Ilustración, y los gobiernos europeos estaban muy interesados en promover la cultura y el saber. De este modo, espoleado por el ambiente ilustrado y abastecido por la colección de Sloane, se inaugura el British Museum en 1759, dando de este modo el pistoletazo de salida a la fiebre de los museos.
El edificio que podemos contemplar en la actualidad no es la sede original. En 1759 se abrió el museo en la mansión Montagu, un hermoso edificio clasicista situado en un barrio privilegiado de Londres. A mediados del siglo XIX se había quedado más que pequeño, por lo que se proyectó un nuevo edificio de estilo neoclásico, al que se fueron añadiendo sucesivas ampliaciones hasta nuestros días.
2. Museo Nacional del Prado, Madrid
La pinacoteca madrileña es uno de los museos más visitados del mundo y, según el hispanista Jonathan Brown, el más importante en cuanto a pintura europea. Y, efectivamente, a pesar de que el Prado cuenta con ciertas lagunas de periodos y artistas (recordemos que sus fondos bebieron inicialmente de las colecciones reales, dirigidas por los gustos del monarca de turno y no por un interés histórico), están representados pintores de la talla de Velázquez, Goya o Rubens, entre muchísimos otros.
El edificio fue un proyecto del arquitecto Juan de Villanueva para albergar el Gabinete de Historia Natural, impulsado por el conde de Floridablanca, secretario de Carlos III. De nuevo, nos encontramos en un contexto ilustrado, que pone especial interés en el avance de las ciencias y las artes y en su difusión.
La Guerra de la Independencia malogró el proyecto; tras servir de cuartel, el hermoso edificio neoclásico de Villanueva quedó casi en ruinas. No fue hasta 1819, y bajo el impulso de la reina Isabel de Braganza, que se abrió de nuevo, esta vez como pinacoteca, con el nombre de Museo Nacional de Pintura, el germen de lo que más tarde sería el Museo del Prado.
3. Museo del Louvre, París
En 1793, en medio del fragor revolucionario (recordemos que ese año es el año del Terror) se inaugura oficialmente el Museo del Louvre, ubicado especialmente en la Gran Galería del antiguo palacio. El proyecto encajaba a la perfección con los ideales revolucionarios de dar al pueblo lo que antes era patrimonio exclusivo de las élites. Así, el Louvre se convirtió en el tercer museo público del mundo, tras la inauguración del British en 1759 y de los Uffizi de Florencia en 1769.
Las colecciones se nutrían de las adquisiciones que la monarquía, la Iglesia y la nobleza habían hecho a lo largo de los siglos. En realidad, el que empezó la planificación de un museo en el edificio que antaño había alojado a los reyes de Francia (en aquellos años ya trasladados a Versalles) fue el conde de Billarderie d’Angiviller; irónicamente, el proyecto sólo se materializó tras la Revolución.
El edificio donde actualmente se halla la magnífica colección del museo (que engloba obras de arte y arqueológicas) hunde sus raíces en la fortaleza medieval de la que todavía se conservan los cimientos y que se puede visitar en los bajos del museo.
4. Metropolitan Museum of Art, Nueva York
Uno de los mayores méritos del MET de Nueva York es que es de los pocos museos que tuvo que partir desde cero, con prácticamente ninguna obra para su colección. En 1870 la Guerra de Secesión era casi un recuerdo, y los Estados Unidos se sentían optimistas. Se decidió entonces inaugurar un museo en Nueva York a imitación de los grandes centros artísticos europeos, que diera carta de dignidad cultural a la ciudad y al país.
La recepción oficial se realizó en febrero de 1872 y gozó de una gran aceptación por parte del público. A través de donaciones (especialmente, de los grandes magnates de la Edad Dorada de los Estados Unidos) y de adquisiciones varias, el MET consiguió hacerse con obras de arte de indiscutible calidad, procedentes de todos los continentes. En 1905 inició a su vez una misión didáctica, encabezada por figuras como Frances Morris (1866-1955), la primera mujer que trabajó en la institución.
5. Museo de Pérgamo, Berlín
Así se denomina al conjunto de colecciones berlinesas que abarcan desde la época helenística griega hasta el Islam, pasando por Mesopotamia y Oriente Próximo. El nombre procede de la impresionante reconstrucción, piedra a piedra, del altar de Zeus de la ciudad de Pérgamo, situada en la actual Turquía. El principal atractivo de este impresionante museo es que la arquitectura está reconstruida dentro de sus paredes, lo que provoca en el visitante un asombro comprensible.
La otra gran joya del museo, que se inauguró en 1930, es la Puerta de Ishtar, la entrada de la antigua Babilonia, que nos da una idea del esplendor del que gozaba la ciudad mesopotámica. Sin embargo, esta y las demás reconstrucciones del Museo de Pérgamo han sido objeto de bastante crítica en relación con su rigurosidad histórica.
6. Museo Egipcio de El Cairo
Se trata de la mayor colección de arte y antigüedades egipcias del mundo, pues cuenta con más de 100.000 piezas de todos los periodos de la historia egipcia: antiguo, helenístico y romano. La institución es contemporánea a la fiebre por lo egipcio, que se desarrolló desde mediados del siglo XIX. Entre los mayores tesoros que alberga el museo está el tesoro de Tutankamón, descubierto en 1922 por el arqueólogo Howard Carter.
Sus antecedentes se remontan a 1835, cuando se funda el Servicio de Antigüedades Egipcio con el objetivo de proteger el patrimonio de Egipto del expolio europeo. Como suele suceder, el museo varió de sede en diversas ocasiones, hasta que, en 1900, Marcel Dourgnon, arquitecto francés, diseña una nueva sede en estilo neoclásico ecléctico, que no se inaugura oficialmente hasta dos años después.
7. Museo Hermitage, San Petersburgo
Su peculiar nombre (que significa, literalmente, “ermita”) hacía referencia al palacio adyacente al Palacio de Invierno, donde, en 1764, Catalina la Grande colocó los primeros cuadros. La emperatriz era una mujer ilustrada y, siguiendo las ideas que provenían de Europa (y, no lo olvidemos, ella era de origen germano) proyectó crear una importante colección de obras de arte, que fue adquiriendo poco a poco en Europa.
Así, el primer núcleo del Hermitage se ubicó en el Palacio de Invierno, residencia oficial de los zares de Rusia, y luego fue expandiéndose hasta ocupar los seis edificios que actualmente lo componen. Visitar el Hermitage no es sólo caer extasiado por las magníficas obras que allí se conservan (no sólo pintura, sino también escultura y antigüedades romanas y griegas), sino que también es una oportunidad de deleitarse con las salas del antiguo palacio, que son un museo en sí mismas.
Al iniciarse la Revolución, en 1917, se declaró al Hermitage museo nacional y su entrada fue totalmente gratuita durante un tiempo. La seguridad de sus obras estuvo seriamente comprometida con la Segunda Guerra Mundial. En 1941, con el avance del ejército alemán, se evacuó el museo, en lo que sería la segunda evacuación artística más grande junto con la que vivió el Prado durante la Guerra Civil. Actualmente, El Hermitage de San Petersburgo es uno de los museos más visitados e importantes del mundo.
8. Galería Uffizi, Florencia
Como edificio, los Uffizi de Florencia es uno de los más antiguos de los que constituyen sede de museo. Fue diseñado por el arquitecto Giorgio Vasari en las últimas décadas del siglo XVI, con el objetivo de crear una sede para las oficinas de la ciudad (de ahí el nombre, Galleria degli Uffizi, “Galería de las Oficinas”). Desde un principio, los Medici, a la cabeza del gobierno de Florencia, dispusieron en sus espacios obras de arte que habían ido adquiriendo y que fueron el germen del posterior museo.
Una de las partes más antiguas del edificio es el llamado Corredor del Este, donde se llevó gran parte de la colección de escultura antigua que poseía la familia desde que Lorenzo el Magnífico fundara el famoso Jardín de estatuas de San Marcos, donde iban a copiar los más grandes artistas (entre ellos, un jovencísimo Miguel Ángel).
En 1769 el museo abrió como entidad pública, después de que la última Medici de la ciudad, Ana María Luisa de Medici (1667-1743), pusiera por escrito en su testamento que deseaba entregar las obras allí contenidas a Florencia. Hoy en día es uno de los museos más importantes del mundo, que guarda, entre otras obras maestras, algunas de las mejores muestras de pintura del Quattrocento.
9. Museo de la Acrópolis, Atenas
La retirada de los turcos de la Acrópolis y la independencia de Grecia provocaron que, en la década de 1830, se empezara a cuestionar la posibilidad de ubicar las obras de arte conservadas en un museo adecuado. Así, entre 1865 y 1874, el arquitecto griego Panages Kalkos diseñó un edificio suficientemente amplio para albergar la colección de antigüedades griegas procedentes de la Acrópolis y de otros lugares de Grecia, que abarcaban desde el periodo arcaico hasta la Grecia helenística.
El museo inicial se quedó rápidamente pequeño y se han ido acometiendo desde entonces sucesivas obras de ampliación y remodelación. En la actualidad, el Museo de la Acrópolis de Atenas es uno de los museos arqueológicos más importantes del mundo, y sin duda uno de los principales referentes en cuanto a arte antiguo griego.
10. Museos Vaticanos, Roma
El enorme conjunto museístico que conforman los Museos Vaticanos es uno de los más grandes e importantes del mundo. Las colecciones son propiedad de la Iglesia católica y están abiertas al público; en el Vaticano se conservan importantísimas piezas de arte antiguo (como el famoso Laocoonte o el Apolo Belvedere), así como destacables obras pictóricas, entre las que resalta el conjunto de la Capilla Sixtina, ejecutado por Miguel Ángel.
El cardenal Giulio della Rovere ya poseía una cantidad nada despreciable de obras de arte de la antigüedad antes de ser nombrado papa con el nombre de Julio II. Cuando recibió el título y se trasladó al Vaticano, se llevó con él su colección de esculturas romanas y griegas, que dispuso en el patio Belvedere, el núcleo original del actual museo.
Por otro lado, y como sucede con el Hermitage, los Museos Vaticanos son per se una obra de arte, no sólo sus piezas. Las paredes de las estancias albergan pinturas de artistas tan renombrados como Rafael y Perugino, y la ya citada Capilla Sixtina es uno de los mayores conjuntos pictóricos del mundo.