La soledad es algo que todas las personas vivimos en algún momento de nuestras vidas. No se trata de una soledad literal sino de periodos donde estamos más solos o que simplemente nos sentimos solos aunque estemos rodeados de gente. Por supuesto no es lo mismo la soledad elegida que impuesta, pero si aprendemos a estar en soledad a veces, cuando nos toque la soledad impuesta la podremos sobrellevar mejor o incluso disfrutarla.
El tabú de la soledad
Normalmente nos han hecho ver que estar solo es algo malo, que tenemos que estar con gente, hacer planes con otras personas y que si estamos solos es que algo va mal en nosotros. ¿cómo vas a ir tú solo?, ¿vas a hacerlo tú solo? Y así infinidad de preguntas que cuestionan esa soledad.
También las redes han “ayudado” a tener esta percepción negativa de la soledad ya que vemos perfiles plagados de fotos donde todo el mundo haces un montón de planes, con gente por supuesto y muy divertidos. Evidentemente, todo esto en apariencia, pero es suficiente para que nos lo creamos hasta el punto de que cuando estamos solos realmente nos sentimos mal con ello y creemos que algo está mal.
Quizás esta creencia es la que hace que le tengamos miedo a la soledad. A veces tampoco llega a ser miedo como tal pero sí nos sentimos incómodos. Y como nos esforzamos tanto a veces por no estar solos, pues no aprendemos a hacerlo.
No aprendemos a estar con nuestros pensamientos, con nuestro aburrimiento y nuestras emociones y cuando por circunstancias lo estamos, lo pasamos mal, nos agobiamos y queremos escapar de ahí cuanto antes. No se trata de tener que elegir entre estar solos o con gente, se trata de encontrar el equilibrio donde puedan haber ambas cosas y podamos estar bien tanto en un estado como en otro.
¿Qué beneficios tiene estar a solas?
Estas son las ventajas que tiene la soledad en nosotros:
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Tu refugio: Creas un espacio donde puedes hacer y deshacer las cosas a tu manera, a tu ritmo y tu aire. Sin presiones, ni comentarios ni condicionamientos. Eres dueño completamente de todo lo que ocurre en ese espacio.
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Autoconocimiento: Es una buena oportunidad para conocernos. Estar solos nos ayuda a encontrar en qué nos gusta ocupar ese tiempo, a ver cómo nos sentimos y qué tipo de pensamientos vienen a nuestra cabeza.
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Tiempo para ti: Es un tiempo que podemos emplear en nuestros intereses o inquietudes o simplemente no hacer nada y disfrutar de ello, porque a veces estar con gente conlleva esfuerzo, por seguir una conversación o poner buena cara cuando no nos apetece o hacer un plan que no queremos.
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Experimentar: El tener compromisos todo el tiempo, el estrés y la falta de tiempo hace que vayamos posponiendo cosas que queremos hacer o nos interesan y nunca encontramos el momento. Estar solo nos permite dejar todo en un segundo plano y hacer esas cosas.
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Darte cuenta: El ir tan rápido por la vida hace que pocas veces nos paremos. En esa soledad podemos pararnos y darnos cuenta de qué cosas de nuestra vida funcionan, cuáles no tanto y desde ahí tomar decisiones y hacer cambios.
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Autoconfianza: Mejora la autoestima y seguridad en uno mismo porque el vernos solos, haciendo cosas por nosotros mismos, resolviendo cosas, sintiendo que somos dueños de nuestro tiempo y de nosotros mismos nos sienta fenomenal y nos hace más fuertes.
Así que empieza a hacer cosas en soledad, a estar en soledad, sin prestar atención a lo que diga la gente. Aprender a conocerte y entenderte en soledad. Fíjate qué es lo que te incomoda o te da miedo o te preocupa de estar solo y trata de mirarlo de frente y resolverlo para que deje de ser un problema en ti y no tengas que huir de ti mismo. Puedes aprender a disfrutar de la compañía y a disfrutar de ti mismo.