¿Cómo impacta el estilo de apego en nuestras relaciones y salud mental?

Exploramos las bases psicológicas de los cuatro tipos de apego.

Cómo impacta el estilo de apego en nuestras relaciones y salud mental

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"El apego es el primer vínculo emocional que formamos en la vida, y es la base de todas nuestras relaciones posteriores."– John Bowlby

Desde el momento en que nacemos, comenzamos a formar vínculos emocionales con los demás, y uno de los más fundamentales es el apego a nuestras figuras de cuidado. Estos primeros vínculos no solo influencian nuestra supervivencia en la infancia, sino que también establecen la base de nuestra salud emocional a lo largo de la vida.

La importancia del apego en las relaciones humanas

Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué algunas personas parecen tener relaciones profundas y estables, mientras que otras luchan constantemente con la intimidad? ¿Por qué algunos se sienten cómodos con la cercanía emocional, mientras que otros se retiran o se sienten asfixiados? La respuesta radica en los tipos de apego.

Los estilos de apego se forjan en la infancia y son el resultado directo de las interacciones con nuestros cuidadores primarios. Estos estilos no solo afectan la forma en que nos relacionamos con los demás en nuestra niñez, sino que tienen un impacto duradero en nuestras relaciones adultas, desde la manera en que buscamos afecto hasta cómo manejamos los conflictos y las emociones.

El apego, como lo expresó Bowlby, no es solo una necesidad psicológica básica, sino el fundamento sobre el cual se construye nuestra capacidad para conectarnos, confiar, y sobrellevar los desafíos emocionales de la vida. Conocer y comprender nuestro estilo de apego es, por tanto, crucial no solo para nuestra salud emocional, sino también para nuestras relaciones más cercanas.

A lo largo de este artículo, exploraremos los cuatro tipos principales de apego y cómo se manifiestan en la vida adulta. También veremos cómo estos estilos pueden influir en nuestra capacidad para establecer relaciones saludables, cómo afectan nuestra autoestima y bienestar, y lo más importante, cómo podemos trabajar para sanar y transformar estos patrones a través de la auto-comprensión y la terapia.

El origen del apego: Teoría del apego de Bowlby

"Los niños que se sienten seguros en su relación con sus cuidadores desarrollan una base segura desde la cual explorar el mundo." – John Bowlby

La teoría del apego, propuesta por el psicólogo británico John Bowlby en la década de 1960, revolucionó nuestra comprensión de las relaciones humanas. Bowlby sugirió que los vínculos emocionales que formamos con nuestros cuidadores primarios en la infancia son fundamentales para nuestro desarrollo emocional y social. Estos vínculos no solo aseguran nuestra supervivencia en los primeros años de vida, sino que también establecen un modelo interno que guía nuestras interacciones y relaciones a lo largo de la vida.

Bowlby postuló que los comportamientos de apego, como el llanto y la búsqueda de proximidad, son respuestas adaptativas a la separación de una figura de apego primaria. Estos comportamientos aumentan la probabilidad de que el infante reciba apoyo, protección y cuidado, lo que mejora sus posibilidades de supervivencia. Con el tiempo, estos patrones de comportamiento se internalizan, formando lo que Bowlby denominó "modelos operativos internos" que influyen en cómo percibimos y respondemos a las relaciones interpersonales.

La importancia del apego en la infancia es respaldada por investigaciones recientes. Un estudio publicado en Frontiers in Psychology en 2023 destaca que los estilos de apego desarrollados en la infancia afectan nuestras expectativas y comportamientos en las relaciones adultas. Las personas con un apego seguro tienden a tener relaciones más estables y satisfactorias, mientras que aquellos con estilos de apego inseguros pueden enfrentar desafíos emocionales y de relación más significativos.

Además, la teoría del apego ha sido aplicada con éxito en la terapia de pareja. La psicoterapeuta Sue Johnson ha desarrollado la Terapia Focalizada en las Emociones (EFT, por sus siglas en inglés), que utiliza los principios del apego para ayudar a las parejas a reconocer y cambiar patrones de interacción negativos, promoviendo una mayor conexión emocional y satisfacción en la relación.

La Construcción de los 4 tipos de Apego en la Infancia: Cómo los Cuidadores Forjan Nuestros Estilos de Apego

Los estilos de apego que se desarrollan durante la infancia no solo son una respuesta natural a las necesidades emocionales del niño, sino que también son moldeados por las interacciones con sus cuidadores.

La forma en que los cuidadores responden a las necesidades del niño—ya sea de manera constante, impredecible o ausente—tiene un impacto profundo en cómo el niño aprende a relacionarse con los demás. Estos patrones de apego, establecidos en los primeros años de vida (principalmente entre los 0 y 2 años, con un impacto continuo hasta los 5 años), influencian no solo las relaciones infantiles, sino también las de la vida adulta, afectando nuestras interacciones con familiares, amigos y parejas.

En esta sección, exploraremos cómo cada tipo de apego se forma en la infancia y cómo los comportamientos de los cuidadores pueden fomentar estos patrones emocionales, que persisten a lo largo de la vida.

Apego seguro: Confianza y cercanía emocional

En la infancia: Los niños con apego seguro se sienten profundamente protegidos por sus cuidadores, quienes responden de manera consistente y afectuosa a sus necesidades emocionales y físicas.

Estos niños crecen con la certeza de que sus necesidades serán atendidas de manera apropiada, lo que les permite desarrollar una base emocional sólida. Este estilo de apego se forja cuando los cuidadores, ya sea padres o figuras significativas, son sensibles y accesibles, mostrando un equilibrio entre cercanía y respeto por la independencia del niño. Por ejemplo, un niño con apego seguro puede llorar cuando se siente incómodo o asustado, pero sabe que su cuidador acudirá a él para ofrecer consuelo.

La respuesta inmediata, consistente y apropiada de los cuidadores refuerza la sensación de seguridad y confianza en el niño. Los cuidadores que no ignoran ni sobre protegen al niño, sino que proporcionan apoyo emocional según lo necesite, ayudan a que este niño aprenda a gestionar sus emociones de manera saludable.

Las conductas de apego seguro se refuerzan cuando el niño recibe atención cuando se siente ansioso o perturbado, y se le anima a explorar el entorno, sabiendo que siempre tendrá un "refugio seguro" al que regresar si algo lo incomoda. Por ejemplo, un niño que juega con otros niños o explora nuevos entornos con la confianza de que su figura de apego está cerca, regresando en momentos de miedo o frustración, refleja este estilo de apego.

A lo largo de su desarrollo, este niño aprende que sus sentimientos y necesidades son válidos, lo que refuerza su autoestima y su capacidad para formar relaciones saludables en el futuro.
Este tipo de apego también se refleja en los hábitos y patrones de conducta que el niño desarrolla: la confianza en sí mismo, la habilidad para compartir y colaborar, y la capacidad para regular sus emociones. Los niños con apego seguro suelen ser más resilientes frente al estrés, más dispuestos a afrontar desafíos y más capaces de establecer relaciones cercanas y equilibradas cuando crecen.

Aunque estos patrones no son reglas absolutas, la forma en que se experimenta y se maneja el apego seguro en la infancia actúa como una fuerza motivadora que se reflejará en los comportamientos y relaciones del niño a lo largo de su vida, guiando sus interacciones sociales y su capacidad para conectarse emocionalmente con otros.

Apego ansioso: Inseguridad y miedo al abandono

En la infancia: Los niños con apego ansioso muestran una dependencia significativa hacia sus cuidadores, lo que se traduce en una ansiedad constante por la separación. Estos niños temen ser abandonados y, como resultado, buscan la proximidad de sus cuidadores de manera continua. A menudo, su ansiedad se manifiesta en comportamientos impredecibles: se angustian si sus cuidadores se alejan, pueden llorar intensamente o mostrar irritabilidad cuando no reciben la atención que esperan. Esta ansiedad por el abandono se origina cuando los cuidadores no responden de manera consistente o predecible a las necesidades emocionales del niño.

Por ejemplo, un niño con apego ansioso puede sentirse muy angustiado si su madre o figura de apego se aleja para hacer una tarea simple, como ir a la cocina. El niño puede seguirla, llorar o volverse inquieto, en un intento de obtener consuelo y mantener la cercanía. La inconsistencia en las respuestas del cuidador —a veces la necesidad del niño es atendida rápidamente, mientras que otras veces no lo es— refuerza la sensación de inseguridad en el niño, quien empieza a temer que el cuidador lo abandone en momentos de necesidad.

Los cuidadores que no son consistentemente accesibles, que alternan entre estar presentes y ausentes emocionalmente, contribuyen a este patrón. El niño, por ende, desarrolla una expectativa de que el amor y la atención deben ser constantemente ganados o solicitados, lo que genera una necesidad intensa de validación y afecto. Esta dependencia emocional no solo se refleja en la infancia, sino que persiste a lo largo de la vida.

Los niños con apego ansioso, al no sentirse seguros de que sus necesidades emocionales siempre serán satisfechas, se convierten en adultos que buscan validación constante, muestran ansiedad en las relaciones y temen el rechazo. Este patrón de apego se refleja en la vida adulta a través de una mayor inseguridad en las relaciones cercanas. Los adultos con apego ansioso suelen ser muy sensibles a las señales de distanciamiento y pueden interpretar la falta de atención como una amenaza a la relación.

En sus interacciones, pueden mostrar conductas de sobre dependencia, como la necesidad constante de asegurarse de que su pareja o amigo los ama y los valora. Esta ansiedad por el abandono también puede llevar a celos excesivos y a un temor profundo de ser rechazados o ignorados. Aunque el apego ansioso no es una "sentencia de por vida", la tendencia a buscar constante validación y la inseguridad emocional pueden convertirse en motores de comportamiento que se reflejan a través de los años, afectando las relaciones interpersonales y la salud mental en general.

Apego evitativo: Independencia emocional y evitación de la cercanía

En la infancia: Los niños con apego evitativo desarrollan una tendencia a suprimir sus necesidades emocionales debido a la falta de respuesta consistente o apropiada de sus cuidadores. Cuando los cuidadores no están disponibles emocionalmente o son indiferentes a las señales de angustia del niño, este aprende a manejar sus emociones por sí mismo, evitando expresar su necesidad de cercanía o consuelo.

Este patrón de comportamiento se refleja en la manera en que el niño se comporta: puede parecer indiferente, distante o desinteresado por la cercanía emocional, ya que ha aprendido a depender más de sí mismo que de los demás para satisfacer sus necesidades emocionales. Por ejemplo, si un niño con apego evitativo se siente molesto o asustado, es posible que no busque el consuelo de su madre o figura de apego, sino que se quede quieto o se retire emocionalmente. Si la figura de apego no responde de manera consistente, el niño comienza a internalizar la idea de que pedir ayuda o buscar apoyo emocional no es útil, y, en cambio, se enfoca en la autosuficiencia emocional.

A lo largo del tiempo, este comportamiento se refuerza y el niño aprende a manejar sus emociones de forma aislada, rechazando la cercanía emocional en favor de la independencia. Los cuidadores que son emocionalmente distantes, que minimizan las expresiones emocionales o que rechazan las necesidades de proximidad del niño, contribuyen al desarrollo del apego evitativo.

Estos niños no esperan ser consolados cuando tienen miedo o ansiedad, ya que han aprendido que las respuestas de los cuidadores pueden ser insensibles o inconsistentes. Por ello, desarrollan un patrón de auto dependencia emocional, prefiriendo no expresar sus necesidades para evitar la frustración o el rechazo. Este patrón se refleja en la adultez como una tendencia a evitar la cercanía emocional en las relaciones.

Los adultos con apego evitativo suelen sentir incomodidad con la intimidad y pueden reprimir sus emociones, lo que dificulta la expresión de afecto o la comunicación emocional abierta. Prefieren mantener una distancia emocional, incluso con personas cercanas, y pueden evitar los conflictos profundos o cualquier situación que implique vulnerabilidad.

Aunque pueden tener relaciones superficiales o funcionales, a menudo les resulta difícil conectarse de manera auténtica y emocionalmente profunda con los demás. Este estilo de apego, aunque no es destructivo por sí mismo, puede generar dificultades significativas en las relaciones a largo plazo, ya que la falta de expresión emocional y la evitación de la intimidad pueden hacer que las relaciones se sientan vacías o desconectadas. La persona con apego evitativo, aunque capaz de funcionar independientemente, puede enfrentar un vacío emocional que se origina en la incapacidad de establecer vínculos profundos y auténticos con los demás.

Apego desorganizado: Confusión y miedo en las relaciones En la infancia:

Los niños con apego desorganizado exhiben comportamientos erráticos y contradictorios hacia sus cuidadores, alternando entre buscar consuelo y rechazarlo. Este estilo de apego es el resultado de un entorno impredecible y a menudo traumático, en el que la figura de apego, que debería ser fuente de seguridad y protección, también puede ser una fuente de miedo o amenaza.

En situaciones de abuso, negligencia o comportamientos incoherentes por parte de los cuidadores, el niño se encuentra confundido: por un lado, tiene la necesidad de acercarse a la figura de apego en busca de consuelo, pero por otro, experimenta temor y desconfianza debido a la naturaleza impredecible o dañina de esa figura.

Por ejemplo, un niño con apego desorganizado puede acercarse a su madre cuando está asustado, pero luego alejarse rápidamente si ella responde de una manera abrupta o agresiva. Este patrón contradictorio de acercamiento y rechazo es una manifestación directa de la ansiedad y confusión que experimenta el niño en respuesta a la falta de una figura de apego constante y confiable.

En lugar de sentirse seguro al buscar consuelo, el niño se ve atrapado en una dinámica en la que su cuidador, que debería ofrecerle seguridad, también puede ser la causa de su angustia. Los cuidadores de los niños con apego desorganizado pueden ser figuras que ofrecen un comportamiento incoherente o aterrador.

Pueden alternar entre ser cariñosos y abusivos, o bien entre ser presentes y ausentes emocionalmente. Este tipo de interacción crea un ciclo de incertidumbre para el niño, quien no sabe qué esperar. La inconsistencia en el cuidado y la falta de seguridad emocional en el hogar dejan al niño sin una base confiable desde la cual explorar el mundo o gestionar sus emociones de manera segura.

Este patrón se refleja en la adultez en las relaciones de manera muy compleja y a menudo conflictiva. Los adultos con apego desorganizado tienden a tener relaciones muy inestables, marcadas por la confusión, el miedo y la desconfianza. Pueden alternar entre querer una cercanía emocional intensa y rechazarla, debido al miedo subyacente de ser heridos o rechazados. Estas personas a menudo tienen dificultades para regular sus emociones y pueden sentirse atrapadas en un ciclo de ansiedad y comportamiento autodestructivo. La relación con la pareja puede verse afectada por la alternancia entre la necesidad de proximidad y el temor a la intimidad, lo que genera un patrón de relaciones caóticas y emocionalmente intensas.
Un estudio publicado en Journal of Family Psychology (2021) muestra que las personas con apego desorganizado tienen una mayor tendencia a experimentar trastornos emocionales graves, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y trastornos de personalidad, debido a los patrones disfuncionales de apego que se desarrollan en la infancia

El Impacto del Apego en la Vida Adulta: Cómo Nuestros Estilos de Apego Moldean Nuestras Relaciones y Salud Mental

Los estilos de apego que formamos en la infancia no son algo que dejemos atrás al crecer; son patrones profundamente arraigados que se reflejan en la forma en que nos relacionamos con los demás a lo largo de toda nuestra vida. Estos patrones, construidos en los primeros años, no solo determinan cómo nos vinculamos emocionalmente con las personas más cercanas a nosotros, sino que también juegan un papel crucial en nuestra salud mental y emocional.

En particular, el impacto del apego en las relaciones de pareja y en nuestra capacidad para gestionar nuestras emociones es fundamental para comprender por qué algunos de nosotros enfrentamos mayores dificultades en las relaciones románticas o familiares.

Cuando nos acercamos a nuestras relaciones amorosas o de pareja, nuestros estilos de apego se activan de manera compleja. Las personas con apego seguro tienden a ser emocionalmente saludables y a mantener relaciones equilibradas, mientras que los que tienen apego ansioso, evitativo o desorganizado, pueden experimentar conflictos recurrentes, inseguridad y dificultades en la intimidad.

En este punto, exploraremos cómo los diferentes estilos de apego influyen en las relaciones de pareja y cómo estos patrones pueden tener un impacto directo en nuestra salud mental. Cada estilo de apego crea un patrón único en la forma en que las personas perciben y responden a la cercanía emocional, el conflicto y la intimidad en las relaciones de pareja.

Apego seguro: Confianza y estabilidad en las relaciones

En la adultez, las personas con apego seguro tienden a tener relaciones saludables y equilibradas. Esto se debe a que, desde pequeños, experimentaron interacciones consistentes y afectuosas con sus cuidadores, lo que les permitió desarrollar una base de confianza tanto en sí mismos como en los demás.

  • Establecimiento de vínculos cercanos y saludables: Los adultos con apego seguro son capaces de ser vulnerables y compartir sus emociones con su pareja sin miedo al rechazo. La cercanía emocional es algo natural para ellos, y saben equilibrar la intimidad con el respeto por la independencia de la otra persona.
  • Manejo constructivo de los conflictos: Cuando surgen desacuerdos, estas personas abordan los problemas de manera directa, respetuosa y empática. Son capaces de comunicar sus necesidades y escuchar a su pareja sin caer en el conflicto destructivo. La resolución de problemas es una colaboración, no una batalla.
  • Alta capacidad de autorregulación emocional: Los adultos con apego seguro manejan bien sus emociones. Aunque pueden sentirse frustrados o ansiosos, saben cómo calmarse y no dejar que estas emociones gobiernen la relación. Se comunican de manera madura y responsable, evitando reacciones impulsivas.
  • Confianza en la relación: La base de la relación es la confianza. Las personas con apego seguro no temen el abandono o el rechazo, ya que tienen una visión equilibrada de las relaciones. Confían tanto en su pareja como en sí mismos, lo que les permite disfrutar de una conexión sólida y libre de inseguridades.

Apego ansioso: Dependencia emocional y miedo al abandono

En la adultez, las personas con apego ansioso suelen tener relaciones marcadas por la inseguridad y el miedo al rechazo. Debido a experiencias infantiles de falta de consistencia en las respuestas de los cuidadores, estas personas buscan constantemente la validación de su pareja, temiendo el abandono o la separación. Su necesidad de cercanía y reafirmación emocional puede generar tensiones en la relación.

  • Búsqueda constante de validación: Los adultos con apego ansioso tienden a necesitar atención y afirmación constantes de su pareja. La preocupación por el abandono o la falta de amor puede hacer que busquen de manera constante asegurarse de que la relación es sólida, lo que puede resultar agobiante para su pareja.
  • Ansiedad por la separación y los conflictos: Cuando hay distanciamiento o conflicto, las personas con apego ansioso experimentan una fuerte ansiedad, interpretando cualquier indicio de frialdad o ausencia como una señal de abandono. Esto puede llevar a una búsqueda desesperada de atención o a comportamientos que buscan reconectar, lo que puede intensificar el conflicto.
  • Dificultades para gestionar la autonomía emocional: La necesidad constante de estar cerca de su pareja puede dificultar la capacidad de estas personas para ser emocionalmente autónomas. El miedo al rechazo o la sensación de estar "no amados" puede hacer que dependan demasiado de la pareja para su bienestar emocional.
  • Sensibilidad a las señales de rechazo: Las personas con apego ansioso son muy sensibles a cualquier signo de rechazo, incluso si este es mínimo o no intencional. Esta sensibilidad puede llevar a malinterpretaciones de las intenciones de la pareja, creando ciclos de ansiedad y conflicto innecesarios.

Apego evitativo: Independencia emocional y evitación de la cercanía

En la adultez, las personas con apego evitativo tienden a mantener una distancia emocional significativa en sus relaciones. Debido a que en su infancia sus necesidades emocionales fueron ignoradas o minimizadas, estos individuos aprenden a suprimir sus emociones y a manejar sus problemas de manera independiente. Prefieren no depender de los demás para su bienestar emocional y, a menudo, tienen dificultades para expresar sus sentimientos y ser vulnerables con los demás.

  • Evitación de la intimidad y la vulnerabilidad: Los adultos con apego evitativo prefieren mantener una cierta distancia emocional en las relaciones. La cercanía profunda les resulta incómoda, y evitan situaciones que puedan hacerlos sentir vulnerables o dependientes. Aunque pueden tener relaciones de pareja estables, la intimidad emocional es algo que rara vez se permite.
  • Tendencia a reprimir las emociones: Una característica clave de los adultos con apego evitativo es su tendencia a reprimir o ignorar sus emociones. En lugar de expresar lo que sienten, prefieren manejar sus problemas de manera interna o hacerlo de forma superficial, evitando profundizar en los aspectos emocionales de la relación. Esta represión emocional puede llevar a malentendidos y una desconexión con su pareja.
  • Independencia emocional y resistencia al compromiso: Las personas con apego evitativo valoran su independencia por encima de todo. Pueden sentir que depender de otra persona emocionalmente los hace débiles o vulnerables, por lo que evitan comprometerse emocionalmente. Este miedo al compromiso se traduce en comportamientos que buscan mantener el control y evitar una mayor cercanía emocional. Pueden ser reticentes a compartir aspectos importantes de sí mismos, y a menudo prefieren mantener una vida emocional aislada.
  • Dificultades para lidiar con el conflicto emocional: Cuando surgen conflictos emocionales, los adultos con apego evitativo tienden a retirarse en lugar de enfrentarlos. Pueden evitar confrontaciones o intentar resolver los problemas sin expresar lo que realmente sienten, lo que a menudo lleva a una falta de resolución y una desconexión emocional con su pareja. Este comportamiento puede ser percibido como frialdad o desinterés, lo que puede generar frustración en la pareja.

Apego desorganizado: Confusión y miedo en las relaciones

Las personas con apego desorganizado tienden a vivir sus relaciones con una mezcla de deseo de cercanía y miedo a la intimidad. Debido a que en su infancia experimentaron un entorno impredecible, donde la figura de apego era al mismo tiempo fuente de seguridad y miedo, estos adultos presentan comportamientos contradictorios en sus relaciones. Pueden alternar entre buscar consuelo y rechazarlo, lo que crea dinámicas caóticas y emocionalmente intensas en sus relaciones de pareja.

  • Alternancia entre la cercanía y la retirada: Los adultos con apego desorganizado a menudo sienten una profunda necesidad de cercanía emocional, pero al mismo tiempo, experimentan miedo y desconfianza hacia la intimidad. Este patrón se refleja en una alternancia constante entre acercarse a su pareja y retirarse emocionalmente, lo que genera confusión en la relación. A menudo, el adulto con apego desorganizado se siente atrapado entre el deseo de ser amado y la necesidad de mantener distancia para protegerse.
  • Comportamientos erráticos y contradicción emocional: Las personas con apego desorganizado pueden manifestar comportamientos erráticos, como ser extremadamente afectuosos en un momento y luego convertirse en fríos o distantes al siguiente. Esta fluctuación emocional refleja la lucha interna entre el miedo al abandono y la necesidad de cercanía. Las parejas de estas personas pueden sentirse confundidas por estas reacciones contradictorias, ya que no saben qué esperar emocionalmente de ellas.
  • Dificultades para confiar y establecer límites claros: El miedo a la traición o al abandono, asociado con un apego desorganizado, puede llevar a una falta de confianza en la pareja. Estas personas a menudo tienen dificultades para establecer límites claros en la relación, ya que sienten una tensión constante entre su deseo de cercanía y su miedo a ser lastimados. Esta inseguridad puede dar lugar a comportamientos descontrolados, como celos excesivos o sabotaje de la relación.
  • Ciclos de relaciones inestables y emocionales: El apego desorganizado a menudo se traduce en relaciones caóticas y volátiles, marcadas por altibajos emocionales. Las personas con este estilo de apego pueden experimentar ciclos de acercamiento y alejamiento, creando una relación que es emocionalmente agotadora tanto para ellos como para su pareja. La falta de seguridad interna y la incapacidad para regular las emociones de manera saludable pueden llevar a relaciones inestables y destructivas.

Un estudio de la Universidad de Chicago (2021) mostró que las parejas en las que ambos miembros tienen un apego inseguro, ya sea ansioso o evitativo, son más propensas a enfrentar dificultades significativas en su comunicación y resolución de conflictos. El estudio publicado en el periódico de “Chicago Tribune”, también encontró que los patrones de apego inseguro estaban fuertemente correlacionados con una mayor incidencia de ansiedad y depresión en las relaciones de pareja.

Apego y salud mental: Conexiones críticas

La relación entre los estilos de apego y la salud mental es clara. Los estilos de apego inseguros están asociados con una mayor prevalencia de trastornos como la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático (TEPT). El apego ansioso, por ejemplo, se asocia con altos niveles de estrés y ansiedad social, mientras que el apego evitativo está relacionado con la depresión y las dificultades para expresar las emociones.

Las personas con apego ansioso tienden a experimentar altos niveles de ansiedad y preocupaciones sobre el abandono. Esto puede generar una visión distorsionada de las relaciones y contribuir a la aparición de trastornos de ansiedad generalizada. La constante necesidad de seguridad y validación puede ser desgastante, tanto para el individuo como para su pareja.

Las personas con apego evitativo a menudo tienen dificultades para manejar sus emociones y pueden reprimir sentimientos de tristeza o frustración. Este patrón de represión emocional está vinculado con una mayor susceptibilidad a la depresión, ya que la falta de expresión emocional y la desconexión con los demás impide que se manejen adecuadamente las emociones negativas.

Los individuos con apego desorganizado suelen haber experimentado traumas en la infancia, como abuso o negligencia, lo que puede tener un impacto duradero en su salud mental. La falta de una figura de apego confiable en su niñez puede generar un patrón de inseguridad y desconfianza en las relaciones adultas.

Este tipo de apego está fuertemente vinculado con trastornos como el TEPT, ya que las experiencias traumáticas suelen manifestarse a través de comportamientos contradictorios y conflictos emocionales intensos.

Además en un estudio realizado por la Universidad de Yale (2022), se observó que los adultos con apego inseguro tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar trastornos emocionales y psicológicos. Las personas con apego ansioso y evitativo mostraron una mayor incidencia de ansiedad y depresión, mientras que aquellos con apego desorganizado tenían una mayor prevalencia de trastornos relacionados con el trauma.

El impacto del apego en la vida profesional y social

No solo nuestras relaciones románticas se ven afectadas por el apego; la manera en que nos vinculamos con los demás también influye en nuestras interacciones sociales y profesionales. Las personas con apego seguro tienden a ser más abiertas, colaborativas y confiadas en sus relaciones laborales, lo que a menudo las lleva a tener éxito tanto personal como profesionalmente.

En contraste, aquellos con apego ansioso o evitativo pueden enfrentar dificultades en sus interacciones profesionales debido a su ansiedad o evasión emocional, lo que puede llevar a problemas de comunicación y estrés en el entorno laboral.

El estilo de apego no solo afecta nuestras relaciones románticas, sino que también tiene un impacto profundo en las amistades. Las personas con apego seguro suelen formar amistades estables y saludables. Son capaces de mantener una independencia emocional mientras disfrutan de la cercanía y el apoyo mutuo. En sus relaciones de amistad, la comunicación es clara y abierta, y están dispuestos a ofrecer apoyo emocional cuando es necesario, sin sentirse abrumados o dependientes.

Por otro lado, los individuos con apego ansioso pueden experimentar ansiedad en sus amistades, especialmente si perciben que sus amigos se están distanciando o que no responden a sus expectativas. Pueden ser más propensos a interpretar mal las señales y a sentirse abandonados si no reciben la atención o el apoyo que esperan. Esto puede llevar a un patrón de sobre dependencia, en el que la persona busca constantemente la validación de sus amigos, lo que puede generar tensiones y malentendidos.

Los adultos con apego evitativo, por su parte, pueden mantener una distancia emocional incluso con amigos cercanos. A menudo tienen dificultades para expresar sus emociones y pueden evitar conversaciones profundas o vulnerables, lo que puede llevar a relaciones más superficiales. Aunque pueden tener amigos, tienden a mantener una independencia fuerte y prefieren no depender de los demás para su bienestar emocional.

En el caso de las personas con apego desorganizado, las amistades pueden verse marcadas por la confusión y la contradicción. Estas personas pueden experimentar una mezcla de deseo de cercanía y miedo a la intimidad, lo que puede generar relaciones caóticas o inestables. Pueden alternar entre acercarse a sus amigos y retirarse, lo que dificulta la creación de lazos profundos y saludables.

Eso, se ve reflejado en un estudio de la Universidad de Bristol (2021) que reveló que los estilos de apego tienen un impacto significativo en la calidad de las amistades. Las personas con apego seguro reportaron tener amistades más fuertes y satisfactorias, mientras que aquellos con apego ansioso y evitativo experimentaron más dificultades en la comunicación y el apoyo emocional en sus relaciones de amistad.

Caso Clínico: La Pareja con Apego Evitativo y Apego Ansioso

A. y M. llevan cinco años de relación, pero han comenzado a enfrentar dificultades debido a sus diferentes estilos de apego. A. tiene un apego evitativo y M. un apego ansioso.

A. tiende a reprimir sus emociones y busca mantener su independencia. En situaciones de cercanía emocional, se siente abrumado y, en lugar de acercarse, tiende a distanciarse. Cuando M. muestra una fuerte necesidad de apoyo emocional, A. se retira, lo que genera una sensación de desconexión.

M., por otro lado, teme el abandono y la inseguridad. Necesita que A. la valide constantemente y muestra gran ansiedad cuando él no responde de inmediato a sus mensajes o parece distante. Su ansiedad por el rechazo la lleva a demandar más atención, lo que provoca que A. se sienta aún más agobiado y se retire aún más.

Este ciclo genera constantes tensiones. Mientras M. se siente rechazada y sola, A. se siente atrapado y abrumado por la intensidad emocional de M.. Las discusiones se vuelven recurrentes, en las que ambos se sienten incomprendidos, atrapados en un círculo vicioso de sobre-dependencia y evasión emocional.

La pausa y la terapia

Después de varios conflictos intensos, A. y M. deciden tomar una pausa en la relación y asistir a terapia de pareja. En las sesiones, comienzan a comprender que sus comportamientos no son un ataque personal, sino una manifestación de sus estilos de apego. A. se da cuenta de que su necesidad de mantener distancia está vinculada a su apego evitativo, mientras que M. reconoce que su miedo al abandono y la necesidad constante de validación provienen de su apego ansioso.

En terapia, trabajan para identificar estos patrones y cómo influyen en sus interacciones diarias. Recuerdo trabajar lo suficiente en sesión, para hacerlos conscientes y para enseñarles a ambos estrategias de comunicación asertiva y ayudarles a gestionar sus emociones de forma saludable, enseñándoles a manejar la ansiedad de M. sin caer en la sobre-dependencia, y a permitir una mayor cercanía emocional sin que A. se sienta abrumado.

El proceso de cambio

A lo largo de los meses, ambos comienzan a reconocer y ajustar sus comportamientos. M. aprende a manejar mejor su ansiedad, practicando la autorregulación y la autocompasión, lo que le permite reducir la necesidad constante de validación. Por su parte, A. trabaja en abrirse más emocionalmente, aprendiendo a no huir de la cercanía y a tolerar la vulnerabilidad, lo que les permite establecer un espacio de mayor intimidad.

Juntos, hacen acuerdos claros sobre cómo manejar sus diferencias: A. se compromete a ser más abierto emocionalmente y a no retirarse ante la necesidad de M., mientras que M. se compromete a trabajar en su independencia emocional y a no depender exclusivamente de A. para sentirse validada.

Resultado

Después de varios meses de trabajo en terapia, su relación se vuelve más equilibrada. Logran negociar los espacios para estar juntos y respetar la necesidad de espacio de A. sin que esto genere ansiedad en M.. Ambos se sienten más conectados y menos atrapados en un ciclo de inseguridad y evasión emocional.

Ahora, su relación se basa en un apego más seguro, con una mayor comprensión y aceptación de sus diferencias emocionales. A. y M. han aprendido a comunicarse de manera más efectiva, lo que les ha permitido redescubrir una relación más sana y satisfactoria.

¿Es posible cambiar el estilo de apego?

Una de las preguntas más importantes que surgen al explorar los tipos de apego es si estos patrones de comportamiento, que se forman en la infancia, son fijos o si pueden cambiar a lo largo de la vida. Afortunadamente, la respuesta es que sí, es posible cambiar el estilo de apego. Aunque los primeros vínculos son cruciales para el desarrollo emocional, las personas tienen la capacidad de sanar y transformar sus patrones de apego a lo largo del tiempo, especialmente con la intervención adecuada.

La terapia es una de las herramientas más poderosas para cambiar los estilos de apego. La terapia basada en el apego, como la Terapia Focalizada en las Emociones (EFT) desarrollada por Sue Johnson, se centra en ayudar a las personas a identificar y cambiar patrones de apego disfuncionales. A través de este enfoque, las parejas y los individuos aprenden a reconocer sus reacciones emocionales automáticas y a modificar las interacciones que perpetúan la inseguridad y la ansiedad en sus relaciones.

La terapia cognitivo-conductual (TCC) también puede ser eficaz para cambiar los estilos de apego. Este enfoque ayuda a las personas a identificar pensamientos negativos y creencias limitantes relacionadas con las relaciones, como el miedo al abandono o la necesidad excesiva de validación. A través de técnicas de reestructuración cognitiva, los pacientes pueden aprender a desafiar estos pensamientos disfuncionales y a reemplazarlos por creencias más saludables y equilibradas.

Los individuos con apego evitativo pueden beneficiarse enormemente de la terapia, ya que a menudo tienen dificultades para conectar emocionalmente con los demás. En la terapia, aprenden a reconocer y expresar sus emociones, lo que les permite crear relaciones más cercanas y auténticas.

A través de ejercicios de vulnerabilidad y comunicación emocional, pueden empezar a sentirse más cómodos con la cercanía y a reducir la tendencia a evitarla. Bien, como Sue Johnson lo expresa en una frase: "El apego de la infancia puede influir en el adulto, pero no está predestinado a determinar el futuro de nuestras relaciones. El cambio es posible, pero requiere coraje y trabajo."

Ejercicios prácticos para trabajar el apego

La transformación del apego no se logra de la noche a la mañana, pero con tiempo y esfuerzo, es completamente alcanzable. Aquí te propongo algunos ejercicios prácticos que puedes incorporar en tu vida para comenzar a trabajar en tu estilo de apego:

  • Identificación de patrones emocionales: Tómate un momento para reflexionar sobre tus relaciones pasadas y presentes. ¿Hay momentos en los que te has sentido excesivamente dependiente de tu pareja o amigo, o, por el contrario, te has retirado emocionalmente? Identificar estos patrones es el primer paso para cambiarlos.
  • Diario de pensamientos y emociones: Comienza a llevar un diario donde escribas tus pensamientos y emociones en relación con tus vínculos. Si te sientes ansioso, triste o distante, escribe lo que está sucediendo y cómo te hace sentir. Reflexiona sobre el origen de esos sentimientos y pregúntate si están relacionados con un patrón de apego del pasado.
  • Ejercicio de vulnerabilidad: Si tienes apego evitativo, intenta ser más vulnerable en tus relaciones. Comienza con pequeñas acciones, como expresar lo que realmente sientes o pedir apoyo cuando lo necesites. La vulnerabilidad es clave para establecer una conexión emocional más profunda y superar las barreras del apego evitativo.
  • Afirmaciones de autovaloración: Si tienes apego ansioso, es fundamental trabajar en tu autoestima. Comienza cada día repitiéndote afirmaciones positivas, como "Merezco amor y respeto", "Estoy completo por mí mismo" o "Soy suficiente tal como soy". Estas afirmaciones te ayudarán a fortalecer tu seguridad interna y a reducir la dependencia emocional.

La importancia de la terapia de pareja

Cuando ambos miembros de una pareja tienen estilos de apego inseguros, la terapia de pareja puede ser especialmente útil. En estos casos, el terapeuta puede trabajar con la pareja para identificar los patrones de apego que contribuyen a los conflictos y enseñarles cómo comunicarse de manera más efectiva. La terapia también ofrece un espacio seguro para que cada persona se sienta escuchada y comprendida, lo que puede facilitar la curación y el fortalecimiento del vínculo emocional.

Un estudio reciente publicado en Journal of Marital and Family Therapy (2022) encontró que las parejas que participaron en terapia de pareja basada en el apego mostraron mejoras significativas en la calidad de la relación y una mayor satisfacción emocional después de trabajar en sus estilos de apego. La intervención terapéutica les permitió crear un espacio de seguridad emocional mutua, reduciendo los comportamientos disfuncionales y mejorando la empatía y la conexión emocional.

El poder de conocer tu estilo de apego

A lo largo de este artículo, hemos explorado cómo los estilos de apego, formados en la infancia, no solo moldean la forma en que nos relacionamos con los demás, sino que también tienen un impacto profundo en nuestra salud emocional y mental a lo largo de la vida. Ya sea en nuestras relaciones de pareja, amistades o vínculos familiares, el estilo de apego influye en cómo nos comunicamos, cómo manejamos los conflictos y cómo nos sentimos acerca de nosotros mismos y de los demás.

Es fundamental reconocer que, aunque los estilos de apego se desarrollan durante la infancia y están profundamente arraigados en nuestra psicología, no están predestinados a ser inmutables. El conocimiento de nuestro estilo de apego es el primer paso para sanar y transformar estos patrones emocionales. La terapia, el autoconocimiento y el compromiso con el cambio pueden permitirnos crear relaciones más saludables y, lo más importante, mejorar nuestra salud mental y emocional.

El conocimiento de tu estilo de apego es una herramienta poderosa para mejorar la calidad de tus relaciones. Ya sea que tengas apego seguro, ansioso, evitativo o desorganizado, puedes comenzar a identificar cómo estos patrones afectan tu vida diaria y tus interacciones con los demás. El primer paso hacia el cambio es la conciencia: tomar la decisión de trabajar en uno mismo, de comprender los propios miedos y limitaciones, y de estar dispuesto a crecer.

La transformación no sucede de la noche a la mañana, pero con paciencia, apoyo y autocompasión, puedes construir una base emocional más sólida y saludable, y con ello, relaciones más profundas y satisfactorias. No importa qué tipo de apego tengas, el cambio es posible. Y, al final, el verdadero desafío es este: ¿estás dispuesto a hacer el trabajo necesario para sanar, crecer y tener relaciones más plenas?

Desafío final: 7 días para transformar tu voz interior y tu apego

Te desafío a un ejercicio de 7 días donde te adentrarás en un proceso de reflexión consciente sobre tu estilo de apego y las maneras en que se refleja en tus relaciones. Este reto está diseñado para ayudarte a tomar conciencia de tus patrones emocionales y, con esa conciencia, comenzar a hacer cambios prácticos. Instrucciones:

  • Día 1: Reflexiona sobre tus relaciones: Haz un inventario de tus relaciones más cercanas: pareja, amigos, familiares. ¿Cómo reaccionas ante los conflictos o la cercanía emocional? Identifica cómo tu estilo de apego (ansioso, evitativo, desorganizado o seguro) se refleja en cada una de estas relaciones.
  • Día 2: Registra tus emociones: Durante todo el día, escribe en un diario cualquier momento en que sientas una emoción intensa relacionada con tu apego (miedo al abandono, necesidad de validación, impulso de distancia emocional, etc.). Reflexiona sobre qué desencadenó esa emoción y si está relacionada con tu estilo de apego.
  • Día 3: Observa cómo interactúas con los demás: Durante el día, observa cómo te comportas en tus interacciones más cercanas. ¿Te acercas con facilidad o evitas la vulnerabilidad? ¿Tienes miedo de ser abandonado o de perder tu independencia? Anota tus observaciones.
  • Día 4: Desafía tus pensamientos automáticos: Cuando notes pensamientos negativos o ansiosos sobre tus relaciones (por ejemplo, “Creo que me van a dejar” o “No soy suficiente”), escribe una versión más realista y compasiva de ese pensamiento. ¿Cómo cambiaría tu percepción si pensaras de manera más equilibrada y menos influenciada por el miedo?
  • Día 5: Práctica de vulnerabilidad: Da un paso hacia la vulnerabilidad en una relación importante para ti. Si tienes apego evitativo, intenta expresar tus emociones de manera sincera. Si tienes apego ansioso, intenta manejar tu ansiedad sin buscar constantemente validación externa. Hazlo de manera que te sientas cómodo y auténtico.
  • Día 6: Establece un acuerdo consciente: Elige una relación en la que te gustaría mejorar la dinámica de apego. Habla abiertamente sobre tus necesidades y escucha las de la otra persona. Establezcan un acuerdo consciente para manejar juntos los desafíos de apego. Por ejemplo, si eres ansioso, comprométete a trabajar en la regulación emocional, y si eres evitativo, comprométete a estar más presente.
  • Día 7: Reflexiona sobre tu crecimiento: Al final de los 7 días, reflexiona sobre lo que has aprendido. ¿Qué cambios has notado en tus emociones y comportamientos? ¿Cómo ha cambiado tu forma de relacionarte con los demás? Reflexiona sobre los pasos que puedes seguir para continuar trabajando en tu estilo de apego y mejorar tus relaciones.

Este reto no es un proceso de cambio inmediato, sino el comienzo de una transformación. La conciencia es el primer paso hacia la sanación, y durante estos 7 días, comenzarás a comprender mejor tus patrones y a tomar decisiones más saludables para tu bienestar emocional y tus relaciones. Tómalo con seriedad, pero también con compasión hacia ti mismo. El crecimiento es un viaje.

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Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Martín Martínez Cruz. (2025, agosto 1). ¿Cómo impacta el estilo de apego en nuestras relaciones y salud mental?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/como-impacta-estilo-apego-en-nuestras-relaciones-y-salud-mental

Psicólogo Clínico por la UACJ y Fundador de Psicología City

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Martín Martínez Cruz es Psicólogo Clínico egresado de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), México, con formación en terapia Cognitivo-Conductual. Con más de 10 años de experiencia, ha tenido el privilegio de ayudar a cientos de pacientes a superar diversas dificultades en su salud mental, acompañando a adolescentes, jóvenes, adultos y matrimonios en el proceso de superar desafíos emocionales y psicológicos.

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