La vida en ocasiones parece una montaña rusa, la vida nos pone a prueba cuando menos lo esperamos, la calma se rompe y nos cuesta entender cómo en cuestión de minutos nuestro entorno ha cambiado. Sin embargo, lejos de asustarnos debemos ir más allá, comprendiendo que tenemos la capacidad suficiente para superar aquéllo que nos está llegando.
Claro, la teoría es fácil, y como siempre, la práctica es otra cosa.
El estoicismo ante los momentos difíciles
En los últimos años, tal vez debido a la influencia de las redes sociales, parece estar difundiéndose de forma generalizada la filosofía estoica: se trata de una corriente creada por Zenón de Citio en Atenas en el siglo III a. C. Podríamos, en cierto modo, equiparar su fundamento a lo que hoy conocemos como resiliencia.
La relación entre psicología y estoicismo es clara, de hecho algunas técnicas del enfoque cognitivo conductual están basadas en dicha corriente filosófica. Personajes destacados como Séneca, Epicteto o Marco Aurelio fueron grandes referentes de esta corriente.
Algunos principios que defendían:
- Ante una situación complicada lo más importante es nuestra actitud, no debemos fijarnos tanto en nuestros resultados, sino en cómo hemos hecho frente al desafío.
- Al encontrarnos en una encrucijada es necesario reflexionar sobre cuáles son los factores que podemos controlar y cuáles no, es decir, si tenemos un problema nos plantearemos la siguiente pregunta: ¿puedo hacer algo para resolverlo? Si la respuesta es afirmativa, nos centraremos en ello; en el caso de que sea negativa, concluiremos que no merece la pena preocuparnos, puesto que sería una pérdida de tiempo. La palabra aceptación aquí cobra gran protagonismo.
- Igualmente es aplicable esta postura de cara a afrontar nuestras emociones, no se trata de negarlas, puesto que son inherentes al ser humano, sino de asimilarlas y aprender a gestionarlas de forma inteligente. Que ellas no nos dominen a nosotros.
Las virtudes según los estoicos
Los filósofos estoicos hacían hincapié en las virtudes humanas destacando principalmente cuatro: sabiduría, justicia, valor y templanza:
La sabiduría hace referencia a nuestra capacidad para distinguir lo bueno, lo malo y lo indiferente, según los filósofos se trataría de las siguientes categorías respectivamente: actuar bien, actuar con maldad y, en tercer lugar (lo indiferente) se encontrarían, por ejemplo, el dinero o la fama.
En relación a la justicia promulgaban la idea de que debemos actuar con los demás de forma ética, es decir, pensando en la comunidad, siendo amables, respetuosos y generosos con nuestros iguales. “Lo que no es bueno para la colmena, no es bueno para las abejas”, afirmó Marco Aurelio.
El valor o coraje no significa que no sintamos miedo, sino que ante las tormentas, actuemos de forma correcta, encarando la situación.
La templanza está relacionada con el autocontrol, la moderación y el ser autodisciplinado. Esta virtud nos ayudaría mucho en el caso de adicciones u otro tipo de excesos.
Un ejemplo
Elena, a sus 50 años, se encontraba en un momento de crisis personal, hablando con su madre se desahogaba: se estaba separando de su marido y se sentía muy triste y frustrada, sin poder comprender cómo su relación había terminado tras haberle dedicado tanto tiempo. Ella desde el principio daba por sentado que los dos estarían juntos toda la vida y que nunca tendría que contarles a sus hijos algo parecido.
Su madre la escuchaba con cariño y empatía. Además, ese mismo día a Elena le habían comunicado que iba a ser despedida y que su contrato finalizaría en dos días. No podía creer que eso le estuviera pasando también, se decía a sí misma: “¿por qué la vida me está tratando tan mal?, yo no me merezco todo esto que me está pasando”. Su madre le aconsejaba, al final de la conversación, animándola a aceptar los cambios y la incertidumbre como parte de su vida.
Pasados unos meses difíciles para Elena, en los que había realizado un buen trabajo personal con el apoyo de una psicoterapia, pudo entonces entender el mensaje que su madre le había dado ese día: a Elena le había surgido la oportunidad de emprender y montar su floristería, como amante de la naturaleza y los arreglos florales ese había sido su sueño desde pequeña.
Además disponía de más tiempo para sí misma ahora que estaba viviendo sola y se había dado cuenta de que no se había prestado la atención que se merecía, pues se había dedicado a los demás sin reparar en sus necesidades. Incluso había empezado a salir con un hombre con el que se sentía muy a gusto. Así fue cómo comprendió que la vida le estaba ofreciendo nuevas posibilidades.
María Hernández Mendoza
María Hernández Mendoza
Psicoterapeuta familiar y de pareja sistémica.
¿Qué hacer?
Algunas recomendaciones que podemos seguir son las siguientes:
- Debemos confiar en que todo pasa y la tormenta se marchará en algún momento
- Nada es permanente o, como dice el refrán español: “No hay mal que 100 años dure”
- Es importante procurar soltar el control, tenemos tendencia a querer tenerlo todo previsto y atado, pero la vida nos demuestra que eso no está en nuestra mano. Esto no significa rendirse o conformarse, hay que actuar, tomar el mando, pero sin apegarnos a unos determinados resultados. -No aferrarnos a un tiempo o plazo concreto, cada proceso es único y no siempre se produce de acuerdo a nuestros deseos.
- La paciencia es necesaria: de nuevo la necesidad de controlar nos apremiará, pero las prisas no ayudan y pueden ser contraproducentes.
- Rodéate de personas que te animen y te apoyen, rodéate de buena energía
- Investiga a otras personas que han vivido una experiencia parecida y cómo lo superaron, ¿qué hicieron, qué podrías hacer tú de diferente, cómo podrías mejorar?
- Busca apoyo en tu entorno, mejora tus vínculos, en este caso mostrarnos vulnerables y pedir ayuda no nos hace parecer débiles, sino todo lo contrario.
- Si bien en el momento de oscuridad se nos hace complicado ver la luz al final del camino, podemos procurar sacar algún aprendizaje de esa situación que estamos atravesando. Trata de fortalecer tu carácter, extrae la sabiduría de esta experiencia.
- No se trata de ser más inteligente ni más habilidoso, simplemente es necesario tener determinación y perseverancia.
- No tengas miedo, eres mucho más fuerte y poderoso de lo que crees.
- Enfócate en tus objetivos, aunque no veas resultados, la semillas crecen en silencio debajo de la tierra, el hecho de que no las veamos no significa que no estén germinando.
- Es recomendable pedir ayuda profesional cuando nos veamos superados e incapaces de salir adelante por nuestra cuenta.
- Confia en ti y en tu intuicion, confia en la vida.