¿Te consideras el gilí de tu clase? Hoy te damos 4 motivos para no preocuparte.
Bullying en clase: qué hacer cuando los demás te tratan mal
El bullying es una realidad tristemente actual en el panorama educativo. Hoy no nos centraremos en los motivos en los que aparecen esos maltratadores, sino en las razones para mantener la esperanza para los que sufren esa violencia verbal o física que, por decirlo en una palabra menos dramática, pueden sentirse gilís y ser víctimas de los que en el futuro serán inadaptados sociales.
En psicología de la delincuencia se estudia que los adolescentes que de adultos tendrán problemas de adaptación social sobreviven en el colegio e instituto a su falta de recursos en habilidades sociales con dos estrategias. Son las siguientes.
¿Qué hacen los matones para hacerte sentir un 'gilí'?
1. Agredir física o verbalmente a otros chavales
Sus debilidades (falta de recursos comunicativos, un ambiente familiar hostil, autoestima baja) les provocan tener que buscar la superioridad con la violencia. Los receptores de esas agresiones no tienen que seguir ningún patrón más que el de no formar parte de su grupo. Eso puede hacerte sentir un gilí.
2. Juntarse con individuos con las mismas carencias
Los sujetos que tendrán problemas de adaptación de adultos a causa de sus debilidades se juntan en el colegio e instituto y forman un núcleo duro. Si no formas parte de un grupo ellos van a tratar de herirte haciéndote sentir solo y apartado. Eso puede hacerte sentir un gilí.
Si eres una de esas personas que sufre la falta de habilidades sociales de unos sujetos violentos que para defender su inseguridad atacan, hay cuatro motivos para mantener la esperanza. Es un proceso duro, pero puedes dejar de sufrir ese acoso.
Porque el bullying es un problema real y sufrirlo no te convierte en un gilí, solo te convierte en una persona que tiene que afrontar un conflicto injusto, inmerecido y que puede ayudarte a ser más fuerte. Aquí cuatro motivos por los que no debes perder la esperanza.
Ser víctima de bullying no es el final: motivos para el optimismo
Pedir ayuda te hace más fuerte
Una de las habilidades que se aprende con los años es a pedir ayuda. Una persona madura y segura misma no tiene miedo de asumir que tiene un problema y que ese problema puede estar afectándole o superándole momentáneamente. No temas defraudar a tu entorno ni preocuparles. No eres responsable de lo que está pasando y tu entorno está, precisamente, para casos como estos.
La red de apoyo social te ayudará en diferentes direcciones. Primero te hará que te sientas escuchado y atendido, por lo que la sensación de soledad se irá desvaneciendo poco a poco. Además te pueden aconsejar acerca de cuál es el camino a seguir para solucionar el problema o con qué personas ponerte en contacto.
Sí o sí, busca el apoyo de personas adultas, a poder ser familiares. Su experiencia y recursos ayudarán para encontrar soluciones al conflicto. Si en tu familia no encuentras ese apoyo, no dudes en buscar a un responsable del centro donde estudias.
Las habilidades sociales se pueden desarrollar
En muchas ocasiones la sensación de debilidad frente a los conflictos viene marcada por una falta de habilidades sociales. Para tener éxito a nivel social es necesario tener esas habilidades que nos ayuden a gestionar las conflictos o a tener éxito social que nos haga evitar esos conflictos. La buena noticia es que esas habilidades se pueden aprender. Las propias experiencias te ayudarán a mejorarlas, pero si quieres cambiar y tenerlas bien desarrolladas, hay una noticia aún mejor.
No decir lo que te molesta, que la timidez te impida expresarte con libertad, el excesivo miedo a no encajar en el grupo, el ingenio para expresarte con humor… las habilidades blandas se aprenden, entre otras cosas, los psicólogos y coaches ayudamos a desarrollar esas habilidades para que puedas afrontar con más seguridad tu vida social.
Los rasgos valorados cambian con el paso del tiempo
Como decíamos, todos los estudios sobre Psicología de la Delincuencia y Conducta Antisocial demuestran que los niños y adolescentes con conductas agresivas o demasiado dominantes son los que futuramente tendrán problemas de adaptación.
Durante la adolescencia la fuerza, agresividad e intolerancia pueden parecer los rasgos más valorados. Pero en unos años, en la sociedad adulta que premia los valores de la sensibilidad, inteligencia, la empatía, el ingenio, la originalidad… Tus rasgos que durante la adolescencia pueden parecerte una debilidad se convertirán en algunos de tus principales bienes.
Todo lo que ahora te hace sentir diferente se volverá en tu favor y se consolidará como pilar de tu identidad social. No tengas miedo a ser diferente. Ellos tratan de parecer iguales entre ellos porque tienen miedo a ser ellos mismos. Tú eres tú. Y eso te hace muy afortunado.
Lo que hoy parece irreversible mañana será un recuerdo
Cuando estamos en medio de un conflicto o un problema, la ansiedad continuada activa nuestro metabolismo y segregamos hormonas a un ritmo muy elevado. Nuestro cerebro trabaja el doble o triple de lo que debería trabajar. Esa sensación de activación nos provoca una focalización en los problemas y nos creemos que nuestra vida será siempre así.
Pues bien, cuando vayas cumpliendo años te darás cuenta de que a lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a cientos de situaciones que creemos definitivas… y luego no lo son tanto. Cuando lo dejas con una pareja, cambias de trabajo… siempre creemos que ese cambio es definitivo. Y luego se convierte en un recuerdo más. La vida está en constante cambio y te esperan decenas de capítulos muy positivos. Confía en que llegarán.
Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad