El impacto del lenguaje no verbal en la comunicación con otros

Imagínate que tienes una reunión con tu equipo de trabajo en el que estarán presente los líderes de la empresa. Piensas que esta puede ser una oportunidad de oro para obtener el ascenso que tanto has estado esperando, pero, cuando llega el día, algo pasa: sientes que tu mensaje no está llegando de la manera en que deseas y no sabes por qué. Luego, alguien te muestra un video corto de aquella presentación y, por fin, lo entiendes.

Aunque manejabas el tema a la perfección, cuando te tocó ubicarte en el centro de la sala para exponer tus nuevas ideas, tu cuerpo comenzó a encorvarse. Estabas tan concentrada que no sonreíste ni una sola vez, tenías la mirada perdida, a veces mirabas hacia la nada y otras hacia el suelo: te costaba mirar a quienes te escuchaban.

Aunque decías las palabras correctas y compartías las ideas que habías desarrollado con tanto esmero, tu cuerpo decía: “esto ni yo me lo creo”. ¿Ahora notas el impacto del lenguaje no verbal en la comunicación con otros? Sobre esto hablaremos a continuación: por qué es tan vital saber manejarlo, cuáles son sus tipos y cómo hacer para desarrollarlo mejor y así asegurar una comunicación efectiva con los demás.

Lenguaje no verbal: ¿qué es y por qué es tan importante?

Escuchamos el término "lenguaje no verbal" y puede parecer algo ambiguo. Y, sí, abarca muchas cosas, pero, en esencia, se refiere a todo lo que comunicamos sin usar palabras: gestos, posturas, miradas, tono de voz, y hasta cómo usamos el espacio a nuestro alrededor. Este tipo de comunicación es parte de nuestra vida diaria, incluso cuando no somos plenamente conscientes de ello.

Hay estudios que indican que entre el 60% y el 80% de nuestra comunicación ocurre de manera no verbal. Esto significa que, aunque el contenido de lo que decimos es importante, el cómo lo decimos puede influir mucho más. Por ejemplo, una sonrisa que se sienta sincera puede abrir puertas, mientras que una postura encorvada podría enviar un mensaje de inseguridad, por más que esa no sea esa tu intención.

El lenguaje no verbal no solo complementa lo que decimos, sino que también puede contradecirlo. Imagínate diciendo "estoy segura de que esto es lo que tenemos que hacer" mientras ni siquiera puedes sostener la mirada de tu interlocutor… Un poco dudoso, ¿no? Ese tipo de desajuste crea confusión en el receptor porque, al final, las acciones pesan más que las palabras.

¿Cómo se manifiesta el lenguaje no verbal?

Ahora que entendemos qué es, hablemos de sus diferentes formas.

• Postura corporal: Una postura erguida y relajada transmite confianza, mientras que una encorvada puede enviar un mensaje relacionado con desánimo o inseguridad.

• Gestos: Estos complementan nuestras palabras. Movimientos como asentir con la cabeza indican que estás de acuerdo, mientras que usar las manos para enfatizar un punto ayuda a captar la atención.

• Expresiones faciales: Queramos o no, el rostro es un espejo de nuestras emociones. Una sonrisa honesta no solo implica levantar las comisuras de los labios, sino también crear arrugas alrededor de los ojos, mostrando autenticidad.

• Contacto visual: Mirar a los ojos demuestra interés y seguridad. Pero, ojo, no se trata de fijar la mirada sin parpadear porque esto podría parecer un poco extraño o intimidante.

• Tono de voz: La forma en que modulamos nuestras palabras tiene un gran impacto. Comunicar con pasión y a un ritmo apropiado hace que el mensaje resulte más interesante y sencillo de entender.

• Proximidad: La distancia que mantenemos con otras personas puede marcar la diferencia entre una conversación cómoda o una situación incómoda. Este aspecto varía según las normas culturales, así que siempre es bueno adaptarse al contexto.

¿Por qué deberías prestar atención a esto en el trabajo?

No se puede negar que el lenguaje no verbal juega un papel importantísimo cuando hablamos del entorno laboral. Volvamos al ejercicio de imanación del principio. ¿Qué podría estar pasando allí? Pues, que si estás presentando una idea importante, aunque las palabras que elijas sean acertadas, si evitas el contacto visual, cruzas los brazos o te balanceas de un lado a otro, podrías transmitir nerviosismo o falta de confianza.

Por otro lado, una postura firme, gestos controlados y una sonrisa ocasional pueden ayudarte a proyectar seguridad y autoridad. Además, prestar atención a las señales no verbales de los demás, como sus expresiones o movimientos, te permite ajustar tu mensaje según cómo esté siendo recibido.

Y, ¡hey!, no olvides el papel del espacio físico. Si, por ejemplo, te toca hablar en una sala de reuniones, elegir el lugar adecuado para pararte o sentarte puede influir en cómo te perciben. Incluso algo tan simple como mantener el orden en tu espacio de trabajo puede comunicar profesionalismo.

¿Y qué pasa con nuestras relaciones personales?

El lenguaje no verbal también es clave en nuestras relaciones fuera del trabajo. Piensa en una conversación con un amigo cercano. Si mientras habla, desvías la mirada constantemente o revisas tu teléfono, el mensaje que envías es claro: "no estoy tan interesado en lo que dices". Esto puede afectar la calidad de la relación, incluso si no era tu intención.

Del mismo modo, un abrazo, una sonrisa o un simple contacto visual pueden reforzar vínculos y mostrar apoyo sin necesidad de palabras. Pero, atención con esto: el lenguaje no verbal no siempre significa lo mismo para todos. Algunas personas son más expresivas que otras, y factores culturales también influyen en la interpretación de estas señales.

Estrategias prácticas para mejorar tu comunicación no verbal

Si con todo lo que has leído hasta ahora te convenciste de que, ¡sí!, definitivamente necesitas mejorar la forma en que te comunicas, pero no sabes por dónde iniciar, aquí te compartimos algunas ideas:

• Observa y aprende: Presta atención a las señales no verbales de quienes te rodean te dará pistas de qué necesitas ajustar en la forma en que te expresas.

• Practica el contacto visual: Si esto no se te da de forma natural, intenta empezar con momentos cortos de contacto visual en conversaciones cotidianas y ve aumentando paso a paso.

• Sonríe con frecuencia, pero de forma genuina:: ¡Importante!, no se trata de fingir, sino de mostrar interés y amabilidad con honestidad.

• Cuida tu postura: Imagina que tienes un hilo que te jala suavemente desde la cabeza hacia arriba. Esto ayuda a mantener una postura erguida.

• Grábate a ti mismo: Si te sientes cómodo, haz un video mientras hablas y analiza tus movimientos y gestos.

• Pide retroalimentación: Pregunta a alguien de confianza cómo percibe tu lenguaje no verbal. Su perspectiva puede ser muy valiosa.

• Evita movimientos repetitivos: Jugar con el bolígrafo o tocarte la cara constantemente puede distraer a tu interlocutor.

• Adapta tu lenguaje no verbal al contexto: No es lo mismo una reunión formal que una conversación relajada con amigos. Aprende a ajustar tu tono y gestos según la situación.