Si alguien nos pide que describamos cómo se ve una persona que sufre de depresión, muchos de nosotros tendemos a proyectar una imagen de un individuo tumbado en la cama, sin ganas de salir, como si tuviera un sueño constante y exagerado. Ahora bien, lanzamos la siguiente pregunta: ¿sufrir de depresión da sueño o el sueño genera depresión? La respuesta resulta interesante ya que el vínculo existente entre el sueño y la sintomatología depresiva es más grande de lo que nos imaginamos.
La depresión es bastante común, de hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que en el mundo, más de 300 millones de personas padecen depresión, mientras que el 40% presenta problemas de sueño. Son cifras significativamente altas en ambos trastornos pero no es de extrañar puesto que, según los expertos en el tema, existe una doble vía importante entre el sueño y la depresión. En el artículo de hoy, analizaremos esto en profundidad.
A este respecto, puede pasar que las personas que padecen depresión tienen pensamientos o inconvenientes que no les permiten dormir adecuadamente, o al revés. Es decir, que por un bajón en el estado de ánimo pierdan la motivación por realizar actividades de la vida cotidiana, prefieran quedarse durmiendo y por consiguiente, desarrollen un trastorno depresivo. Como la depresión y el sueño se pueden presentar de distintas maneras, es arriesgado afirmar que uno lleva al otro.
No obstante, sabemos que el 70% de las personas con depresión tienen algún tipo de trastorno del sueño como el insomnio, que genera dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido durante largos periodos de tiempo o hipersomnia, que es cuando la persona se siente somnolienta durante todo el día, de una manera anormal, incluso si ha dormido lo suficiente.
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¿Qué sabemos hasta ahora de la depresión y el sueño ?
Existen diversos estudios que avalan una estrecha relación entre el insomnio y trastornos psiquiátricos, sobre todo afectivos. En esta línea, una investigación concluyó que el riesgo de desarrollar un nuevo episodio de depresión era más alto en aquellos pacientes con insomnio al inicio del estudio que en aquellos que no tenían dicha afección, o que si lo tenían, se resolvía en poco tiempo.
Dado que la alteración del sueño forma parte de los criterios diagnósticos para la depresión, podría aceptarse que el insomnio no indica más que la existencia de una depresión subclínica, sin embargo, estudios realizados en adultos y jóvenes confirman el alto peso que tiene el insomnio como factor causal de la depresión, en comparación con otros síntomas específicos del mismo.
Otro estudio encontró que tanto el insomnio como la hipersomnia mencionadas anteriormente se relacionan con una mayor tasa de pensamientos y comportamientos suicidas. Por consiguiente, el insomnio aumenta hasta 10 veces el riesgo de desarrollar síntomas de depresión. Queda claro que cada vez más, la investigación demuestra la gran conexión entre la falta de sueño y la sintomatología depresiva y por ello, unos investigadores establecieron que dormir muy poco (menos de 6 horas), así como dormir demasiado (más de 8 horas) aumenta la probabilidad de sufrir este trastorno afectivo.
Finalmente, también se ha estudiado que las personas con depresión experimentan movimientos oculares menos rápidos (REM), mientras duermen. La etapa REM del sueño está relacionada con la memoria, la concentración mental y el estado de ánimo. Por lo tanto, cuanto menos tiempo pase una persona en la fase REM de sueño, más se agudizan los síntomas mentales de la depresión, como la sensación de desesperanza, vacío y fatiga. Del mismo modo, se ha descubierto que la depresión también provoca niveles más bajos de serotonina y por supuesto, este neurotransmisor juega un papel importante en el cambio del estado de vigilia al sueño.
Soluciones
Si una persona tiene depresión y se encuentra experimentando síntomas relacionados con el sueño debe buscar tratamiento para la depresión. No obstante, en el caso que presente un trastorno del sueño y ciertas señales de depresión, es más útil tratar el trastorno del sueño para reducir la depresión.
Según los expertos en el tema, la terapia de privación del sueño es una buena opción. Básicamente, consiste en permanecer despierto durante tiempos prolongados. Más concretamente, se basa en mantener al individuo despierto durante 36 horas, y aunque parezca sorprendente, muestra que el efecto antidepresivo se produce rápidamente. Se ha observado que al día siguiente a la privación, la persona experimenta una mejora importante de su estado de ánimo, su conducta y sus pensamientos. Sin embargo, este procedimiento cuenta con limitaciones. La mejora es transitoria. Es habitual que se produzcan recaídas después de la siguiente noche de sueño.
Quizás te cuestiones la efectividad de esta terapia y por ello, es importante destacar que varía en función de la persona y del tipo de depresión. Por ejemplo, se ha observado que las personas que más pueden beneficiarse de ella son quienes padecen una depresión endógena o con síntomas melancólicos, personas que muestran altos niveles de vigilancia y de activación y por último, aquellas que sufren muchos cambios en su estado de ánimo durante el día y tienden a encontrarse mejor por la tarde.
Aparte de la terapia de privación del sueño, también resulta importante el estilo de vida que lleva la persona para ayudar a mejorar su sueño y así aliviar los síntomas de depresión. A continuación exponemos algunos pasos a seguir:
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Cuida tu dieta. Llevar una alimentación saludable y regular es de suma importancia. Incorpora diariamente frutas, verduras, granos integrales, lácteos bajos en grasa y carnes magras en tu dieta para mantener tu salud en general.
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Practica actividad física. Realizar al menos 30 minutos de ejercicio moderado todos los días es imprescindible. Haz algo que te guste y mantente constante en ello. Ya sea salir a caminar, bailar o ir al gimnasio.
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Mantén una rutina de sueño. Acuéstate y levántate a la misma hora todos los días. La constancia en los horarios de sueño ayuda a reducir algunos de los síntomas de la depresión y los trastornos del sueño. Di adiós a los aparatos electrónicos. Hay muchos estudios que demuestran lo perjudicial que es utilizar dispositivos electrónicos al menos 2 horas antes de acostarte. La luz azul y los estímulos de los teléfonos, tabletas o televisores pueden interrumpir el ritmo circadiano y dificultar que concilies el sueño.
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Ponte límites con las redes sociales. Limita tu tiempo en ellas. La enorme cantidad de estímulos que recibimos mediante las redes sociales trae consigo sentimientos de agobio. Una vez más, esto resulta de suma importancia especialmente justo antes de acostarse.
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Mantén a tu círculo cercano cerca. Tener relaciones estables y sólidas con tus amigos y familiares ayuda a reducir los efectos de la depresión y a su vez, contribuye a aumentar los sentimientos de realización personal, lo que también ayuda a la hora de dormir bien.
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Practica la meditación. Cierra los ojos, aclara tu mente y respira lentamente cada vez que te sientas estresado o deprimido.
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