En las sociedades de Occidente, el estancamiento de sentirse en una crisis existencial es muy común. “No sé qué hacer con mi vida” es un pensamiento que aparece de manera frecuente en las consultas de psicoterapia y que va de la mano de un malestar difícil de describir.
El hecho de no saber cómo orientar la carrera profesional da lugar a muchos otros tipos de dudas, y esta incertidumbre se va acumulando hasta que es difícil de soportar.
En este artículo veremos una serie de consejos acerca de cómo centrarse en un proyecto de vida e irlo desarrollando como proyecto a largo plazo para aportarnos estabilidad, tanto en lo relativo al ámbito privado y personal como en nuestra faceta profesional.
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No sé qué hacer con mi vida profesional: ¿cómo solucionarlo?
La vida no viene con un manual de instrucciones. Si a eso le sumamos el hecho de que el entorno laboral es cambiante y cuesta mantener una trayectoria profesional que permanezca siempre igual, resulta frecuente que las personas no sepan muy bien a qué dedicar su tiempo. Lo mismo puede decirse de la estabilidad en la vida privada, que en buena parte está relacionada con lo que hacemos para mantenernos económicamente.
Ahora bien, que sea relativamente normal encontrarse a personas que no saben qué hacer con su vida no significa que este problema no tenga solución, o que deba ser normalizado, como si sentir el peso de esa incógnita fuese lo natural, lo esperable. Veamos, pues, cuáles son las diferentes facetas de este fenómeno psicológico y qué podemos hacer para solucionarlo. En primer lugar veremos las claves necesarias para crear un proyecto de vida al que dedicar nuestro tiempo de trabajo, y finalmente daremos las claves para reorientar nuestras vidas más allá de las profesiones y los oficios.
1. Analiza tus condiciones materiales
Este primer paso es fundamental para empezar a plantear un proyecto de vida que tenga el potencial de aportarnos un mínimo de estabilidad a lo largo de los años.
Ser conscientes de nuestras limitaciones materiales y económicas nos ayuda a sentar unas bases sólodas para nuestros proyectos profesionales, dado que en prácticamente cualquier opción que se nos vaya a ocurrir hay un gasto objetivo, por un lado, y un coste de oportunidad, por el otro. Este último tiene que ver con las oportunidades que dejamos pasar por el hecho de estar centrados en cierto objetivo.
Por cierto, en este paso también hay que tener en cuenta el tiempo del que disponemos. Esto es algo que muchas veces pasamos por alto y que puede llevarnos a gastar muchos recursos en iniciar una trayectoria a la que no le podemos dedicar las horas suficientes a la semana.
2. Apunta ideas sueltas
Quienes piensan para sí “no sé qué hacer con mi vida”, en parte, se enfrentan a un problema de tipo creativo. Dar con las ideas más valiosas exige pensar en ello, conocer nuevas realidades y, sobre todo, comprometerse a experimentar con estos primeros bocetos de lo que podría ser nuestra vida en el futuro.
Así pues, en esta fase daremos una respuesta creativa al problema. Para ello, lo importante es no dejar que se nos olvide nada, así que es necesario llevar siempre encima una pequeña libreta para ir anotando las ideas en el momento en el que surjan.
3. Haz un listado de valores
En esta fase, debes hacer un pequeño listado de los valores a los que das más importancia: anota unos 5 o 6 conceptos y ordénalos según su prioridad.
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4. Descarta posibles proyectos profesionales
En esta fase, debes descartar aproximadamente dos tercios de los elementos del listado de ideas, teniendo en cuenta el grado de ilusión que te producen y el grado en el que crees que entran en conflicto con tus valores.
Además, debes basarte también en el criterio realista de si cuentas con los medios y el tiempo necesarios para hacer que prosperes en ellos.
En lo que respecta al concepto de “prosperar”, plantéate cuáles son tus expectativas en cada caso. De esta manera tendrás una idea aproximada de tu grado de afinidad con cada proyecto; si en uno necesitas llegar a obtener resultados excepcionales para sentir que ha valido la pena, seguramente no te ilusiona tanto como otra opción en los que ese sentimiento llega con resultados mucho más discretos.
5. Analiza tus capacidades
En esta fase en la que te quedan pocas opciones entre las que elegir, considera tus habilidades personales, aquellas que están ligadas a tu manera de ser y de pensar.
Con el suficiente esfuerzo y trabajo, seguramente podrías llegar a desenvolverte bien en prácticamente cualquier tarea (a no ser que tengas problemas de salud significativos), siempre que tu objetivo no sea figurar entre la élite del sector a un nivel territorial muy amplio. Pero a pesar de ello, no es realista asumir que vas a estar entrenando día y noche para poder prosperar.
Por eso, haz una tabla con tus debilidades y fortalezas, y piensa en cómo encajan esas características con los proyectos que te has planteado. No tienes por qué decidirte con el que encaje perfectamente con tu manera de ser si hay otra opción que te gusta más, pero te ayudará a decidirte y a pensar en el esfuerzo que deberás dedicar a ello.
6. Decídete y empieza cuanto antes
Es importante que el tiempo que pasa entre que se toma la decisión definitiva y se empieza a ponerla a la práctica sea lo más corto posible. Los inicios siempre son complicados, pero una vez se ha empezado, ya no cuesta tanto. ¡No te auto-sabotees!
Cómo orientar la vida personal hacia un objetivo ilusionante
En esta sección final veremos consejos e ideas para quienes no saben qué hacer con su vida en lo personal. Ya sea el caso de una persona sin trabajo o en el de alguien que no tenga problemas económicos ni laborales pero no sabe qué hacer en su tiempo libre, hay una serie de pautas a seguir. Veámoslas.
1. Encuentra un sustento material
Enontrar una estabilidad económica y material que llegue a unos mínimos es imprescindible para desarrollar proyectos de vida ilusionantes; de no ser así, la incertidumbre irá desgastando nuestra confianza en la idea de que todo merece la pena, dado que en cuestión de pocos días todo puede cambiar (y es probable que ese cambio a peor ocurra, si no se cuenta con un colchón económico o ayuda externa). Así pues, hay que procurar encontrar un equilibrio entre el trabajo invertido en ganar autonomía y disponer de tiempo libre.
2. Céntrate en unos pocos objetivos
Busca metas a lograr y céntrate en una o en dos, pero no en más. De esta manera podrás comprometerte con ellas, darles el tiempo que merecen.
A la hora de buscar y seleccionar ideas, básate en los pasos a seguir que vimos en el apartado anterior sobre encontrar ideas para desarrollar una carrera profesional, pero esta vez no te limites a lo laboral.
3. Haz amigos y estrecha lazos afectivos
El progreso en cuanto al desarrollo personal sabe mejor si es compartido por otros. Por eso, no te olvides de los demás, no rompas el contacto con ellos con tal de dedicar esfuerzo a tus proyectos, y haz nuevos contactos. Esto último es interesante, además, para tener acceso a nuevas ideas, nuevos entornos con potencial creativo, etc.
4. No te obsesiones con ser original
La pretensión de querer hacer algo único solo te esclavizará. Preocúpate por hacer algo que te llene, no por crear algo innovador, dado que nada existe aislado de lo que ya fue creado antes.
Referencias bibliográficas:
- Ventegodt, S.; Merrick, J.; Jørgen Andersen, N. (2003). "Quality of Life Theory III. Maslow Revisited". TheScientificWorldJournal. Finland: Corpus Alienum Oy (3): 1050–1057.
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