Todos tenemos un mundo interno, ese al que llamamos psiquismo. Ese mundo que surge en situaciones en las que nuestra atención no está puesta en el mundo sino en nuestras sensaciones o ideas internas y creamos fantasías, o planeamos nuestro futuro, divagamos sobre cómo quisiéramos que fuera tal o cual situación, o sufrimos los miedos y las angustias de lo que es, o de lo que pudo ser y no fue. Ese ese el mundo que el terapeuta que se sirve de una orientación psicoanalítica nos invita a poner en juego al interior de la clínica
Esto pone en relieve la importancia de la palabra, de lo simbólico, para construir una cura. Esto quiere decir que la cura es algo que se construye en el proceso de escucha. El psiquismo es un laberinto oscuro. Y la palabra del paciente es una especie de lamparita que le ayuda al terapeuta a entender el porqué de ciertas motivaciones, cada palabra ilumina el camino. Cada palabra crea la posibilidad de una nueva idea y da camino a una posible salida. Cada palabra crea.
El poder de la palabra en la terapia
Pensado de este modo, tu papel como paciente, consultante o analizante no debe ser un papel pasivo, esperando una respuesta mágica a tus conflictos internos. Quizás inicialmente debido a la incertidumbre y la confusión inicial puedas sentirte perdido y no sepas qué hacer. Pero es aquí donde el terapeuta debe generar ese espacio de confianza que invite a dejar salir todo lo que se siente, o piense. Ayudando a crear conexiones internas y a buscar los sentidos, significaciones, asociaciones que no dejen que la palabra se quede en el vacío.
Me gusta pensar a mis consultantes como pintores, que con su palabra pintan y recrean ese mundo interno, cada palabra le abre una nueva posibilidad, cada palabra, le abre paso a un nuevo recuerdo, le ilumina un nuevo camino, que a veces se asocia con una experiencia real o imaginaria. Las intervenciones del terapeuta. Desde este perspectiva, las intervenciones van dirigidas a que el paciente descubra algo distinto que le vaya ayudando a transformar su mundo
Entre el analizante y su analista, se crea un "Convenio" en el que, uno pone en juego ese mundo interno, mientras que otro, pone en juego su escucha, volviendo a una idea anteriormente mencionada podríamos pensar que el papel del analista es no dejar que la lámpara se apague para ayudar a recorrer al analizante ese mundo oscuro pero lleno de sorpresas.
La palabra del paciente es tan importante como la escucha del analista cómo analista debemos dejar de lado nuestro mundo interno, pues nuestra función no es transmitir ideales, ni moralismos sobre el deber ser de las cosas, por eso no usamos la palabra trastorno, porque esta da la idea de que hay una manera universalmente correcta de hacer las cosas. Cada sujeto de palabra es único y nuestra función es ayudar a construir y recorrer su camino con sus propias herramientas.
Si el analista no silencia las voces de su mundo interno, es decir si deja que entre en juego sus prejuicios o sus creencias o incluso, sus teorías, corre el riesgo de terminar convertido en un consejero. Y las sesiones se convertirán en simples conversaciones. Llenas de palabras vacías y sin sentido.
Conclusiones
Es muy particular e interesante pensar que muchas personas van al analista buscando un consejo y a veces sí, damos alguna recomendación, pero no sin antes escuchar, preguntar, cuestionar. Cada caso, es siempre singular, único, no existen universalidades. El analista no es un consejero, que pretenda a partir de un ideal, decirle al analizante como debe vivir. Pero que sí le invita a sacudirse de eso que le hace infeliz de vivir para armar o pintar su propio cuadro.
Alguien que llega a consulta, cuando llega por sí mismo, y no remitido por otro, como en el caso del niño, que es llevado por los padres o remitido por el colegio. Llega por que ha tenido una experiencia de vacío sufre por algo que no sabe, cómo simbolizar, no encuentra cómo darle un sentido y busca una manera de hacerlo. Generalmente dicen cosas, como: "No sé qué decir, no sé por dónde empezar" Mi respuesta generalmente es, "Di lo que se te ocurra como se te ocurra" No importa cómo lo digas lo vas a hacer bien