Aprender a gestionar las emociones es esencial para nuestro bienestar psicológico. Porque no hacerlo es, sin lugar a dudas, una de las mayores fuentes de malestar en todas las facetas de la vida humana. Pero a pesar de los diversos malestares que nos pueden causar (las indeseables como el miedo), debemos comprender que las emociones son una respuesta normal de nuestro cerebro a los cambios externo o internos, físicos o psicológicos que se generen en nuestra vida.
Les invito a reflexionar un poco, tratemos de recordar en cuántas ocasiones nuestras emociones tomaron el control de nuestra mente, y solo después de un periodo de tiempo descubrimos que a lo mejor la respuesta pudo ser desproporcionada o inapropiada para la magnitud real del evento. Ya está la leche derramada, como dirían nuestros padres, pero analicemos cuál fue el coste emocional, financiero y de bienestar de ese insulto de más, de esa represalia innecesaria, de esa llamada al ex. Seguramente has descubierto con horror, que de verdad la falta de gestión emocional nos sale muy, muy cara.
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Cómo aprender a gestionar nuestras emociones
Y es por ello que una de las mejores inversiones que podemos hacer por nuestro bienestar general, es dedicar tiempo y recursos a mejorar nuestras competencias emocionales. Aquí te presento algunas sugerencias para gestionar tus emociones:
1. Identifica tus emociones
El reconocimiento de lo que estás sintiendo es el primer paso para gestionar tus emociones. Intente identificar tus emociones para que puedas comprenderlas mejor. Una estrategia muy útil para ir tomando conciencia es el desarrollo de una bitácora emocional; que no es más que escribir en algún lugar seguro, cuaderno físico o digital, tus experiencias emocionales y que las detono, y luego de un tiempo con esta práctica, podrás descubrir patrones y situaciones recurrentes que te darán pistas de qué cambios podrías efectuar en tu vida.
2. Acepta tus emociones
Es esencial aceptar que todas las emociones son válidas, incluso las que consideramos negativas. No intentes reprimirlas ni ignorarlas, pero tampoco permitas que te dominen. Este punto es, en mi opinión, uno de los más importantes, ya que implica comunicarnos con nosotros y los demás sin la máscara del ego falso; esa que genera una comunicación ineficiente, que yo sé cosas que él otro no sabe, y al no compartirlas, es imposible que se creen vínculos sólidos y profundos en una relación.
3. Comunica tus emociones
Al conversar con alguien de confianza acerca de lo que estás experimentando puede ser muy útil para procesar tus emociones. Si no se encuentra cómodo hablando con alguien, también puede redactar un diario. En este apartado es de vital relevancia que sé de una comunicación desde la honestidad emocional; ya que si no se expresa de verdad lo que se siente, no tendrá mayor beneficio hablar con alguien más.
4. Encuentra maneras saludables de expresar tus emociones
La expresión creativa, la meditación y el ejercicio físico son algunas formas saludables de canalizar tus emociones. Debes pensar en las emociones como la batería de tu celular, si la cargas al máximo y la guardas en un lugar oscuro; esa carga va a durar muuuuucho tiempo. Pero si en lugar de guardarlo lo usaras para ver vídeos en línea, de seguro la batería se agotaría rápidamente. En un sentido metafórico, pasa lo mismo con nuestra energía emocional, que si la canalizamos en otras actividades, podremos bajar la intensidad de las mismas y podremos actuar con mayor racionalidad y asertividad.
5. Busca apoyo profesional
Si está consciente de que tus emociones están teniendo un efecto negativo en su vida, considere buscar ayuda de un profesional de la salud mental. Un terapeuta o consejero puede ayudarte a desarrollar estrategias para gestionar tus emociones de manera efectiva. Si deseas mejorar la calidad de tus relaciones personales e interpersonales, tu educación emocional es fundamental, y como indican muchos estudios sobre el tema, es más determinante tus competencias emocionales para el éxito y el bienestar que tu coeficiente intelectual o ventajas económicas.
Así que abre espacio en tu agenda y dale una oportunidad a la adquisición de estas herramientas. Y recuerda, no es reprimir ni ocultar tus emociones; es gestionarlas y enfrentarlas, escuchar su mensaje (ejemplo: Esto es peligroso, no saltes) y actuar de una manera consecuente a dicha información, porque recuerda, tus emociones son tus aliadas, no tus enemigas.