La autoestima es una suma de percepciones, evaluaciones, emociones y conductas orientadas hacia uno mismo, hacia cómo somos y qué hacemos, y hacia las características físicas y nuestra forma de ser. En definitiva, es la percepción que tenemos de nosotros mismos.
Por otro lado, la autoestima resulta muy importante en tu vida porque repercute en tu carácter y en el sentido que otorgas a tu valía personal. Así de este modo, afecta a tu manera de estar, de actuar en el mundo y de convivir con los otros. Tu manera de pensar, de expresar y sentir tus emociones, de decidir y de compórtate está directamente influenciada por la autoestima que tienes.
En este artículo veremos en qué consiste la técnica del espejo usada para alcanzar una autoestima adecuada.
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Así nos influye tener una buena autoestima
Tu autoestima está muy relacionada con el modo en el que sientes que se te valora, se te quiere y se te aprecia por parte de los demás, y también con cómo te valoras, te aceptas y te quieres.
Cuando logras tener una autoestima sana te sientes bien con quien eres, aprecias tu propia valía y sientes orgullo de tus habilidades y metas alcanzadas.
Por el contrario, cuando tu autoestima está baja sientes que no gustarás a nadie, que nadie te aceptará o consideras que nada se te da bien.
Cualquier persona puede tener problemas con la autoestima a lo largo de la vida. De hecho, cuando nuestra autoestima es especialmente vulnerables es durante la adolescencia, ya que es cuando estamos descubriendo quiénes somos y cuál es nuestro lugar en el mundo. En la edad adulta también estamos expuestos a sufrir por problemas de autoestima, cuando pasamos por periodos de críticos de nuestra vida (separación de pareja, perdida de trabajo…).
Pero hay una buena noticia. Como la idea que tenemos de nosotros mismos va cambiando a lo largo del tiempo, la autoestima no resulta inamovible ni fija de por vida. Así que, si sientes que tu autoestima es baja, puedes aumentarla.
La técnica del espejo
Con la técnica del espejo puedes mejorar tu autoestima, ya que está basada en la observación personal de cada uno frente al espejo, así como en la que realiza el entorno en el que nos desarrollamos.
Con la ayuda de un espejo podemos mejorar nuestra autoestima y, por medio de varias preguntas, podrás guiarte observándote, y haciendo tu propia introspección y expresando lo que ves en el espejo cuando te miras.
Podrás hacer esta dinámica con tus hijos, tanto si son niños como si son adolescentes, dado que los primeros años de vida son una etapa clave para mejorar su concepto de sí mismos.
Eso sí, antes de empezar recomiendo que recopiles una información previa; para ello tendrás que responderte a estas preguntas que te aclararán cuál es tu opinión sobre ti mismo.
- ¿Cuándo te miras en el espejo te ves guapo/a?
- ¿Piensas que tienes cosas buenas que aportar a los demás? ¿Cuáles?
- ¿Crees que les gustas a tus amigos, familiares y compañeros de trabajo tal y como eres?
- ¿Qué cambiarías de tu apariencia?
- ¿Cuándo te sientes y te ves bien, te sientes más seguro de ti mismo?
Una vez hayas respondido a estas preguntas, será hora de mirarte en el espejo.
¿Cómo llevarla a la práctica?
Ponte frente al espejo y ve respondiendo a estas preguntas:
- ¿Qué ves en el espejo?
- ¿Cómo es la persona que te mira desde el espejo?
- ¿Lo conoces?
- ¿Qué cosas buenas tiene esa persona?
- ¿Qué cosas malas tiene quien te mira desde el espejo?
- ¿Qué es lo que más te gusta de esa persona?
- ¿Cambiarías algo de la persona del espejo?
Debes hacer el esfuerzo de ver todas las características positivas que tiene la persona que ves en el espejo (tú), que seguro que hay muchas, y así aprenderás a reconocerlas.
Te podrá impresionar cómo dices características personales positivas que percibes de ti mismo, y que con frecuencia no reconoces, ni valoras.
También sería bueno apoyarte también en la información que den de ti amigos o familiares: saber si estás de acuerdo con lo que opinan de ti, qué cosas ven ellos en ti que tu no tengas en cuenta. Con esta técnica podrás saber cuál es tu imagen de ti mismo, cómo te percibes, qué impresión crees que das, y rabajar sobre los aspectos más relevantes y potenciar aquello que ves más positivo.