A nivel biológico, el sistema esquelético, sistema óseo o esqueleto comprende a una serie de estructuras que otorgan soporte, apoyo y protección a los tejidos blandos y músculos de los seres vivos. Cuando piensas en un esqueleto, lo primero que te viene a la mente son los huesos, ¿verdad? En realidad, este complejo sistema reporta mucha más variabilidad de lo que en un principio parece en el reino animal.
Además del endoesqueleto de los vertebrados, en la naturaleza existen los exoesqueletos de los artrópodos, que soportan proporcionalmente menos peso que los nuestros. Estos suelen estar compuestos principalmente por quitina, carbonato cálcico, sílice u otros minerales. Su función principal es proteger, pero también permite a estos seres vivos más “simples” desde un punto de vista evolutivo respirar y moverse en el entorno.
Aún más abajo en la escala evolutiva tenemos el hidroesqueleto, que consiste en una cavidad llena de fluidos (celoma) rodeada de músculos que le otorga forma y capacidad de locomoción al animal. Los anélidos, nemátodos y otros invertebrados presentan este tipo de esqueleto. Con esta clase exprés llegamos al que es, quizás, el pináculo evolutivo de la biomecánica: aquí veremos todo lo que debes saber sobre el esqueleto humano o sistema óseo.
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¿Qué es el sistema óseo?
La osteología es una rama de la anatomía descriptiva que se ha dedicado a responder esta pregunta a lo largo de los años. Tras siglos de investigación y estudio, llegamos a la definición más sencilla posible, pero a la vez llena de secretos y matices que veremos en líneas posteriores: el sistema óseo se define como el conjunto de huesos que le otorgan al cuerpo humano su estructura.
Salvo patologías y mutaciones, todos los individuos de nuestra especie presentamos un total de 206 huesos. Esto supone aproximadamente el 12% del peso total del cuerpo humano, así que una persona de 75 kilogramos presentará una masa ósea de 9 kilos. En consecuencia a esta cifra, no te sorprenderá conocer el siguiente dato curioso: un individuo adulto alberga en su interior 1-1,2 kilos de calcio puro.
Partes del esqueleto
El esqueleto humano se divide en dos grandes planos en base a la fisiología y anatomía ósea. Te los narramos de forma somera a continuación.
1. Esqueleto axial
Axis en latín significa eje, así que ya podrás imaginar a qué nos estamos refiriendo. El esqueleto axial es el eje del cuerpo, la sección ósea que nos permite permanecer erguidos en un entorno tridimensional y nos otorga la “forma humana” que caracteriza a nuestra especie. Este conglomerado óseo incluye los huesos que forman la estructura ósea de la cabeza, los huesos auditivos, el hueso hioides, la columna vertebral y la caja torácica.
La función principal del esqueleto axial es la protección, pues tanto la caja torácica como el cráneo albergan y custodian a los que son, seguramente, los tres órganos más importantes de todo el cuerpo humano: el cerebro, el corazón y los pulmones. En total, en esta sección contamos un total de 80 huesos.
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2. Esqueleto apendicular
Del total de 206 huesos que presentamos los seres humanos, el esqueleto apendicular recoge a todos aquellos que forman los miembros inferiores, los miembros superiores y las cinturas óseas (cintura escapular y pelviana). Desde el fémur al metacarpo, estos 126 huesos nos permiten mover a placer las extremidades.
Cabe destacar que todos estos huesos aquí englobados son bilaterales, es decir, que se encuentran repetidos a cada lado del cuerpo. Tenemos dos fémures, dos húmeros, dos cúbitos, dos radios,etc. Debes tener en cuenta que nuestro organismo se basa en la premisa física de la simetría bilateral: el cuerpo se divide en un único plano (sagital), dando lugar a dos mitades especularmente idénticas.
Los huesos y el tejido óseo
Los huesos son los verdaderos protagonistas de la osteología. Estos podrían definirse como órganos extraordinariamente duros que están formados por tejido óseo, compuesto a su vez por una porción celular y otra matricial. Te contamos las particularidades del tejido óseo en los siguientes apartados.
1. Matriz ósea extracelular
Es la porción del hueso que no corresponde a células vivas y ocupa el 98% del tejido total. El secreto de su dureza se encuentra en su mineralización, ya que el 65% de esta matriz está compuesta por cristales de hidroxiapatita (fosfato de calcio). Estos cristales tienen forma de prismas hexagonales, generalmente cortos y tabulares, con un color blanquecino-amarillento.
El otro 35% de la matriz corresponde a sustancias orgánicas, siendo el 90% de todas ellas el colágeno, una proteína formadora de fibras de naturaleza primariamente estructural. Además de este compuesto, existen otras sustancias proteicas que varían desde la estructuralidad hasta la acción hormonal: la osteonectina, osteopontina, trombospondina y fosfatasa alcalina son algunos ejemplos de ello.
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2. Células óseas
Aunque solo representan el 2% de la materia ósea, las células de los huesos son verdaderamente interesantes, pues realizan tareas muy difíciles de imaginar en un tipo de tejido tan aparentemente “estanco” e “inamovible” como el que caracteriza a los huesos. Te las listamos de forma somera:
- Células osteoprogenitoras: se encuentran en el periostio, endostio y en los canales de los huesos que contienen los vasos sanguíneos. Dan lugar a los osteoblastos.
- Osteoblastos: son las células formadoras de la matriz ósea, es decir, sintetizan el componente mineral ya descrito. Curiosamente, estos se quedan “atrapados” en la propia matriz sólida que crean.
- Osteocitos: representan el 95% de las células óseas. Derivan de los osteoblastos y su función es sintetizar y reabsorber matriz ósea.
- Osteoclastos: tipo celular encargado de reabsorber y remodelar la materia ósea circundante.
Funciones del sistema óseo
Ya hemos explorado en qué partes se divide el esqueleto y el tipo de tejido que lo conforma, así que sólo nos queda conocer la funcionalidad de este sistema para dibujar un panorama completo de esta auténtica obra de arte de la biomecánica.
El sostén, protección y movimiento son funcionalidades de los huesos que damos por hecho. Los huesos son el punto de anclaje de los músculos, así que, cuando estos últimos se contraen, el tejido óseo funciona a modo de palanca para permitirnos realizar movimientos. Por esta razón, la musculatura estriada, los huesos, articulaciones y tendones conforman lo que conocemos como “aparato locomotor humano”.
Por otro lado, resulta verdaderamente interesante conocer que el sistema óseo es un perfecto lugar de almacenaje mineral. Sin ir más lejos, el 99% del calcio se encuentra en los huesos y solo un 1% está circulando por nuestro cuerpo, con el fin de realizar sus funciones pertinentes. Ante un déficit de calcio y minerales, los cuerpos celulares antes descritos pueden digerir matriz ósea, liberando así estos compuestos al torrente sanguíneo. Este mecanismo es muy negativo a largo plazo: por él se desarrollan patologías como la osteoporosis.
Además de todo esto, los huesos son el lugar de producción de todas las células sanguíneas. La médula ósea roja es un tipo de tejido biológico flexible que se encuentra en el interior de los huesos largos (como el fémur), vértebras, costillas y otros, cuya función es dar lugar a leucocitos, hematíes y plaquetas.
Esta tarea queda asignada a las células madre hematopoyéticas, que al diferenciarse dan lugar a glóbulos rojos y blancos, entre otros. El componente hematopoyético de la médula ósea tiene una función inestimable en la fisiología humana, pues, sin ir más lejos, sintetiza aproximadamente unos 500.000 millones de glóbulos rojos al día. ¿Te imaginas cómo sería la anatomía del ser humano sin este tejido clave?
Resumen
Como habrás podido comprobar, no exageramos al decir que el sistema óseo humano es el pináculo de la biomecánica. Los huesos van mucho más allá de la protección de órganos vitales: nos permiten movernos, mantener el equilibrio homeostático a nivel mineral, almacenar sustancias y, además, dentro de ellos se sintetizan todos los cuerpos celulares circulantes. Sin la médula ósea no existiría ni el sistema inmune ni la sangre así que, directamente, la vida tal y cómo la conocemos no sería posible.
Si queremos que quede un concepto claro más allá de todo lo descrito, este es el siguiente: es necesario concebir a cada sistema de nuestro organismo como una serie de tejidos y estructuras dinámicas, cambiantes y en absoluta armonía con el resto de “engranajes”. Hasta el tejido óseo, aparentemente duro e inflexible, sufre cambios sustanciales a lo largo del tiempo e interactúa con el resto de órganos.
Referencias bibliográficas:
- Atlas de histología animal y vegetal: tejido óseo. Recogido a 26 de febrero en https://mmegias.webs.uvigo.es/guiada_a_oseo.php
- Esqueleto axial, visible Body. Recogido a 26 de febrero en https://www.visiblebody.com/es/learn/skeleton/axial-skeleton#:~:text=El%20esqueleto%20axial%20incluye%20todos,vertebral%20y%20la%20caja%20tor%C3%A1cica.
- Sistema esquelético: funciones. Huesos: estructura y clasificación. Histología del tejido óseo: células, tejido óseo compacto y tejido óseo esponjoso. Formación y crecimiento de los huesos. Divisiones del sistema esquelético. Principales huesos de las diferentes regiones del esqueleto. UV.mx. Recogido a 26 de febrero en https://www.uv.mx/personal/cblazquez/files/2012/01/Sistema-Oseo.pdf
- Osteoporosis, medlineplus.gov. Recogido a 26 de febrero en https://medlineplus.gov/spanish/osteoporosis.html