La disfunción eréctil es uno de los trastornos sexuales más frecuentes entre la población masculina: se estima que afecta a, más o menos, el 10% de los varones. Y este porcentaje se dispara hacia el 50% si nos fijamos en los hombres de mediana edad.
Sin embargo, por norma general es una alteración que puede ser tratada eficazmente. Lo que ocurre es que debido al tema tabú que sigue siendo la sexualidad, acentuado por el estigma asociado a los hombres que “no rinden” sexualmente, hace que muchos varones ni siquiera se planteen buscar ayuda profesional debido a factores como la vergüenza, los intentos por evitar pensar en ese problema, el miedo a poner en riesgo su hombría, etc.
En este artículo vamos a despejar toda una serie de incógnitas, mitos e ideas problemáticas sobre la disfunción eréctil, hablando del modo en el que se puede intervenir en ella desde la terapia cognitivo-conductual.
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¿Por qué acudir a terapia psicológica para tratar la disfunción eréctil?
El primer escollo que hay que superar para afrontar adecuadamente el problema de la disfunción eréctil es esa creencia tan generalizada de que se trata sobre todo de un problema de tipo orgánico, que solo puede ser remediado desde la medicina. Esta idea hace que muchas personas tengan miedo ante la idea de empezar un tratamiento, ya que ante la falta de conocimientos sobre un tema, es fácil imaginarse el peor escenario posible, como por ejemplo el hecho de pasar por quirófano y tener que someterse a operaciones dolorosas.
Pero la verdad es que en la mayoría de los casos, la disfunción eréctil puede ser tratada de manera indolora. Y no solo eso; en gran parte de las ocasiones, la clave está en la intervención psicológica y no en tratamientos invasivos que impliquen manipular órganos y tejidos concretos del organismo.
Y es que aunque mucha gente no lo sepa, los factores de tipo psicológico están entre las causas más habituales de la disfunción eréctil, de modo que interviniendo en ellos desde la terapia psicológica es posible superar este tipo de alteraciones. Por ejemplo, un incorrecto manejo del estrés o de la ansiedad, así como la baja autoestima (que produce sentimientos de vergüenza al desnudarse o en los encuentros sexuales a causa del fenómeno de la profecía autocumplida), los miedos o incluso fobias vinculadas al sexo, etc.
Eso sí, puede ocurrir que sea necesario combinar las visitas al psicólogo con el seguimiento de un tratamiento médico. Y es que las situaciones en las que el trastorno es causado por una lesión o un funcionamiento inadecuado de un órgano son relativamente poco frecuentes; si hay factores orgánicos que contribuyen a que la disfunción eréctil permanezca en el día a día de la persona, estos suelen tener que ver con el riego sanguíneo y/o el flujo de hormonas que viaja a través de él, por lo que normalmente el uso de ciertas pastillas es la principal vía de tratamiento médico, y o las operaciones.
Y otras maneras de mejorar la situación del paciente son una mezcla de procesos psicológicos y orgánicos; por ejemplo, la aplicación de hábitos de vida más saludables, como por ejemplo dejar de fumar (el tabaco contribuye a la aparición de la disfunción eréctil), hacer ejercicio, llevar una dieta equilibrada, etc. En definitiva, estrategias en las que lo comportamental y lo orgánico se dan la mano para disminuir las posibilidades de tener problemas para alcanzar la erección y poder mantenerla.
Es por eso que la disfunción eréctil es un problema que puede ser tratado desde la sexología y/o la psicoterapia en general, aunque en algunos casos también se recomienda que esta vía e intervención sea combinada con estrategias de tipo biomédico (normalmente, el uso de ciertos fármacos con prescripción médica). En algunos casos, una vez se ha pasado por las primeras etapas de la psicoterapia, la utilización de medicamentos puede cesar.
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Aplicación de la terapia cognitivo-conductual en pacientes con disfunción eréctil
La terapia cognitivo-conductual es un tipo de psicoterapia en la que los psicólogos tenemos la doble misión de ayudar a los pacientes a modificar sus creencias y su manera de pensar, por un lado, y sus rutinas y hábitos a la hora de relacionarse con el entorno y con los demás, por el otro.
Es decir, que se interviene tanto en las cogniciones (procesos psicológicos internos basados en el pensamiento abstracto) como en lo comportamental, las acciones observables por tercera personas. A través de esta doble acción, ambas dimensiones de la vida de la persona, la subjetiva y la objetiva, se refuerzan mutuamente para consolidar cambios en la manera de vivir la vida. Y en el caso que nos ocupa, en la manera de disfrutar de la sexualidad y aprovechar su potencial sin ceder a los miedos infundados, a los ataques de estrés o ansiedad, a las creencias limitantes, etc.
Así pues, las principales maneras en las que la terapia cognitivo-conductual ayuda ante la disfunción eréctil son las siguientes.
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Ayuda al paciente a gestionar la ansiedad en los momentos clave mediante técnicas de relajación
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Refuerza la autoestima mediante la reestructuración cognitiva aplicada sobre el concepto del Yo.
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Entrena en estrategias de juego sexual que no se basan en la inmediatez y permiten relajarse más.
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Ofrece estrategias de gestión de los miedos a través de técnicas como la exposición controlada.
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Soy Diego Sebastián Rojo, psicólogo especializado en Psicología Clínica y en terapia cognitivo-conductual con más de una década de experiencia en el sector. Trabajo ayudando a personas que necesitan pasar por un proceso de psicoterapia de manera individualizada, o bien en el contexto de la terapia de pareja. Puedo atenderte de manera presencial o a través del formato de terapia online por videollamada.